Mientras que es bien sabido que abusar del alcohol es perjudicial para la salud, continúa el debate sobre las consecuencias de un consumo moderado y el impacto negativo que tiene el alcohol sobre la flora oral, según estudios recientes*. En un nuevo estudio, un equipo de investigadores mexicanos comprobó los efectos de la cerveza (con o sin alcohol) sobre la microbiota intestinal.
Una comida acompañada de una copa
Alrededor de treinta voluntarios recibieron instrucciones de beber una cerveza sin alcohol (0,5°) de 335 ml con la comida durante un periodo de un mes, sin modificar sus hábitos alimentarios. Al cabo de cinco meses, repitieron el mismo protocolo pero esta vez tomando una cerveza clásica de 4,9°. Se tomaron muestras de sangre y de heces y se midió una serie de parámetros corporales (circunferencia de la cadera, índice de masa corporal, tensión arterial…) en los días 1, 15 y 30 del ensayo.
Menos alcohol, más beneficios
Hay malas noticias pero también buenas para los amantes del lúpulo. El lado positivo es que ambos tipos de cerveza provocaron un aumento considerable de la cantidad de Bacteroidetes y una disminución de las especies pertenecientes al filo Firmicutes, en la misma proporción que se observa en personas que gozan de buena salud. Sin embargo, entre cerveza sin alcohol y cerveza con alcohol, la primera se lleva la victoria holgadamente: ningún aumento de peso ni de la circunferencia de la cadera y cintura, ninguna modificación de las enzimas hepáticas ni de los lípidos sanguíneos e incluso disminución de la glucemia, además de una mejor resistencia a la insulina. No obstante, hay que reconocer que estos diferentes valores se mantuvieron dentro de límites normales en los bebedores de cerveza “de verdad”.
¿Un nuevo superalimento?
A nivel intestinal, la cerveza sin alcohol también gana fácilmente: flora bacteriana más diversa y enriquecida con bacterias beneficiosas como son por ejemplo, los lactobacilos (protegen contra la obesidad y la resistencia a la insulina en ratones), las bacterias del género Streptococcus que favorecen la regulación de la respuesta inmune así como otros tipos de bacterias asociadas a la pérdida de peso en el hombre. Un mes después de haber empezado el ensayo, la cerveza sin alcohol también triplicó la cantidad de bacterias capaces de producir polifenoles –ya presentes en la cerveza con o sin alcohol– y ácidos fenólicos como el resveratrol, compuestos con efectos potencialmente beneficiosos contra el cáncer, la diabetes o incluso enfermedades neurodegenerativas. Sin duda un argumento de peso a favor de una feliz sobriedad.