El secreto de un sueño reparador está en el intestino
¿Y si la clave de un sueño reparador se escondiera en nuestro intestino? Para dormir bien, no basta con contar ovejas, sino que también debemos velar por nuestras bacterias intestinales para promover una microbiota que nos ayude a conciliar el sueño.
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Acerca de este artículo
El dicho «quien duerme come» no es tan descabellado como podamos pensar. Parece ser cierto que nuestra tripa tiene algo que decir con respecto al sueño. Esto es posible gracias a la microbiota intestinal, ese famoso conjunto de bacterias que vive en nuestro intestino. Para demostrarlo, los investigadores han llevado a cabo una serie de experimentos sorprendentes.
De 3 a 5 Una noche de sueño reparador consta de al menos entre 3 y 5 ciclos de sueño de 90 minutos. ²
10-20% Aproximadamente el 10 % de la población adulta sufre de un trastorno del insomnio, y un 20 % más tiene síntomas ocasionales de insomnio.³
40% El insomnio suele ser una afección crónica, con una tasa de persistencia del 40 % en un periodo de 5 años. ³
Sin microbiota, los ratones no duermen bien
En primer lugar, los científicos se han interesado por los ratones: algunos tenían una microbiota intestinal «sana» mientras que otros no tenían microbiota intestinal (intestino estéril). ¿El resultado? Los ratones sin microbiota tenían el sueño totalmente desfasado. El ciclo del día y la noche estaba alterado, como si se hubieran olvidado de poner en hora su reloj biológico interno. Pero, entonces, ¿cuál es el papel concreto que desempeña esta microbiota en nuestro sueño?
Ahí es donde interviene el butirato, un metabolito producido por nuestras bacterias intestinales. Este «mensajero» químico parece tener un impacto directo sobre nuestro cerebro, en particular sobre una zona clave para el sueño: el hipotálamo lateral, que gestiona la vigilia. El butirato favorece de este modo el adormecimiento al modificar la actividad de ciertas neuronas.
El eje intestino-cerebro: ¿Cuál es el papel de la microbiota?
¿Y en el ser humano?
Los investigadores han querido ir más allá y verificar si las personas que sufren insomnio tienen una microflora intestinal distinta de las que duermen bien. Veredicto: los insomnes presentan un desequilibrio en la microbiota y, en concreto, una reducción de las bacterias que producen el butirato; a menos butirato, menos sueño reparador. Por lo tanto, lo que se había observado en los ratones se confirma en las personas.
Pero la cosa no queda ahí: los investigadores trasplantaron la microflora intestinal de una persona insomne a ratones. ¿Sabe qué pasó? Pues que en estos ratones aparecieron problemas de sueño similares a los de las personas insomnes. Por suerte, basta con administrar butirato de sodio a los roedores para que vuelvan a estar en brazos de Morfeo.
Todo esto abre el camino a nuevos métodos terapéuticos para los insomnes. Quizás algún día, además de una buena infusión, se nos recetará un tratamiento con probióticos para conciliar el sueño. En cualquier caso, algo está claro: parece que, para dormir bien, también tenemos que mimar a nuestra microbiota.