Fatiga crónica: nos falta una sola bacteria y todo el cuerpo queda agotado
¿Bastará tener una bacteria intestinal por los suelos, que deja de producir una molécula beneficiosa para la salud, para explicar el síndrome de fatiga crónica (SFC), también llamado encefalomielitis miálgica (EM)? En cualquier caso, esta es la pista que están siguiendo unos investigadores. 1
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Acerca de este artículo
La COVID-19 o, mejor dicho, la COVID-19 prolongada bien podría haber tenido un efecto colateral positivo: poner el foco de atención en una enfermedad con síntomas similares, el síndrome de fatiga crónica, también llamado encefalomielitis miálgica.
Definición
La fatiga crónica, también llamada encefalomielitis miálgica, es una enfermedad crónica, invalidante e inexplicada. Se caracteriza por un conjunto de síntomas como agotamiento, malestar después del esfuerzo, trastornos de la memoria, dolor, disfunción gastrointestinal, anomalías inmunitarias y trastornos del sueño.
Esta enfermedad crónica produce en sus víctimas (principalmente mujeres de 20 a 40 años) agotamiento, molestias después del esfuerzo, trastornos de la memoria, disfunción gastrointestinal, anomalías inmunitarias y trastornos del sueño. Dos estudios publicados en la revista Cell Host & Microbe se dedican a esta misteriosa enfermedad, y especialmente a sus relaciones con la microbiota intestinal.
De 20 a 40 años El síndrome de la fatiga crónica se declara principalmente en adultos de 20 a 40 años.
Escasez de bacterias en la microbiota de los pacientes afectados
Lo que estos dos estudios tienen en común es que muestran que en los pacientes escasea una bacteria intestinal llamada Faecalibacterium prausnitzii. Y cuanto más disminuye F. prausnitzii, más intensa es la fatiga. Pero la historia no termina aquí. Esta bacteria es conocida por producir un (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) llamado butirato, que es beneficioso para el huésped (o sea, nosotros) protegiendo la barrera intestinal y modulando el sistema inmunitario… Lejos de quedarse confinado en el aparato digestivo, incluso se encuentra en la sangre para mayor beneficio.
Entre el 0,4% y el 2,5% de la población mundial La prevalencia mundial de la EM/SFC se sitúa entre el 0,4% y el 2,5%.
Alteración del sistema inmunitario
Por otra parte –y esto es lo que parece demostrar el segundo estudio– este ácido graso podría explicar la evolución a largo plazo de la enfermedad. En los pacientes que llevan más de 10 años con el síndrome de fatiga crónica, la microbiota intestinal parece restablecerse y conseguir, mal que bien, recuperar el equilibrio (aunque persisten algunas diferencias en comparación con las personas sanas). En cambio, estos enfermos por tiempo prolongado presentan síntomas más intensos y su sistema inmunitario parece más alterado que el de los pacientes que sufren la enfermedad desde hace menos de 4 años. Los investigadores lo interpretan así: las alteraciones iniciales de la microbiota intestinal y una disminución del ácido graso llamado butirato podrían, en ciertas personas, producir cambios irreversibles en el cuerpo entero y conducir a una alteración prolongada del estado de salud. 2
3 mujeres frente a 1 hombre de media Es más frecuente en las mujeres que en los hombres, con una relación media de 3/1, que puede llegar hasta 6/1.