«Una manzana al día mantiene alejado al médico». Este refrán se explica por las vitaminas, los minerales y otros antioxidantes que abundan en esta fruta, pero no solamente por esto: la manzana también es una fuente importante de microorganismos beneficiosos para la salud (bacterias, virus, hongos) que colonizan y enriquecen de manera transitoria nuestra microbiota intestinal. Sin embargo, se han realizado pocos estudios sobre estos microbios «buenos» ya que la mayoría de ellos se han centrado en los microorganismos responsables de infecciones alimentarias. Este descuido se ha corregido gracias a un equipo Austriaco cuyos trabajos se publicaron en la revista Frontiers in Microbiology.
Los productos orgánicos, garantía de una mayor diversidad
Los investigadores analizaron el conjunto de microorganismos que se ocultan en la pulpa, la piel, el rabillo y las semillas de las manzanas, así como los efectos del método de cultivo en este ecosistema y en nuestra salud. Primera observación: la gran mayoría de las bacterias se concentran en el rabillo, las semillas y el cáliz..., que no nos comemos. No obstante, la pulpa y la piel también contienen bacterias. Otro hallazgo: la microbiota de las manzanas orgánicas no es más abundante, pero muestra una mucho mayor diversificación y homogeneidad que la de las manzanas procedentes del cultivo convencional, lo cual reduce la presencia de microorganismos dañinos. Además, hay una buena noticia: la diversidad es más pronunciada en la pulpa de la fruta.
Bacterias buenas para la salud
Sabemos también que las manzanas orgánicas contienen principalmente lactobacilos, con virtudes reconocidas, así como otro tipo de bacterias responsables del sabor de las fresas. La microbiota de las manzanas ordinarias, por su parte, muestra un fuerte predominio de Enterobacterias, una familia de bacterias que incluye algunas especies (por ejemplo, Escherichia coli) responsables de infecciones alimentarias. Los autores atribuyen estas diferencias de composición microbiana, entre otras cosas, a las prácticas agrícolas y condiciones de almacenamiento, y esperan que algún día esta información figure en la composición nutricional de las frutas, de la misma manera que el contenido de micronutrientes, vitaminas y minerales.