“¿Y si fuera lupus?” Los fanáticos de la serie de televisión Dr. House conocen a la perfección el nombre de esta enfermedad rara, llamada así por la aparición de manchas y erupciones en la cara que asemejan al rostro del lobo. Sin embargo, el lupus es difícil de diagnosticar ya que su sintomatología no es muy específica: fatiga, erupciones cutáneas, dolor articular, pérdida de cabello, fiebre, etc. En su forma severa, puede llegar incluso a afectar órganos vitales como los riñones o el corazón. De ahí surgen las numerosas dudas del equipo del famoso gurú del diagnóstico diferencial. ¿Pero a qué se debe esta diversidad de síntomas? Se trata de una enfermedad relacionada con un desajuste del sistema inmunitario que comienza a atacar en forma de brotes sucesivos a las propias células del organismo. Parece ser que la microbiota intestinal está implicada en esta patología.
Crisis y desequilibrio de la microbiota
Los investigadores ya sabían que los enfermos de lupus suelen presentar una diversidad reducida de bacterias en su tracto digestivo, que a menudo se acompaña de un desequilibrio en las proporciones de bacterias presentes (disbiosis) en comparación con las observadas en sujetos sanos. Hasta ahora, rara vez se había analizado la microbiota de pacientes que cursaban un brote. El reciente trabajo realizado en sesenta mujeres enfermas de lupus permitió estudiar la particularidad de su microbiota intestinal. Los resultados confirman que las fases de desequilibrio de la microbiota coinciden con las fases de actividad de la enfermedad.
La bacteria responsable: Ruminococcus gnavus
Los investigadores consiguieron identificar una bacteria, Ruminococcus gnavus, cuya superabundancia muestra una correlación positiva con la actividad de la enfermedad, sobre todo en pacientes con inflamación renal (nefritis), en detrimento de las bacterias beneficiosas conocidas por sus efectos antiinflamatorios. Este desequilibrio va acompañado de una alteración de la barrera intestinal, que aumentaría la exposición del sistema inmunitario a las bacterias digestivas, algunas de ellas patógenas. Estos trabajos preliminares podrían facilitar el trabajo del Dr. House en el futuro, permitiéndole diagnosticar a los casos de lupus y efectuar el seguimiento correspondiente con más facilidad gracias al desarrollo de un biomarcador relacionado con R. gnavus.