Lo más destacado del 54.o congreso de la Espghan
De vuelta del congreso
Por el Prof. Koen Huysentruyt
Gastroenterología, hepatología y nutrición pediátricas, Centro de Bruselas para la Rehabilitación Intestinal de los Niños (BCIRC), Bélgica
Espacio para el público general
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Acerca de este artículo
El 54.o congreso anual de la ESPGHAN se celebró del 22 al 25 de junio de 2022 en la hermosa ciudad de Copenhague. Fue el primer evento presencial tras dos años de restricciones por la pandemia de la COVID. Supuso una magnífica oportunidad de reunirse con expertos en gastroenterología, hepatología y nutrición pediátricas de todo el mundo para compartir conocimientos, investigaciones y nuevas perspectivas interesantes. El objetivo de este artículo es reseñar algunos de los temas abordados en relación con el microbioma.
EL VIROMA
El Prof. Dennis Sandris Nielsen nos hizo una introducción sobre el viroma, un conjunto de virus que reside en el cuerpo humano, que constituye un campo de investigación emergente y que desempeña una importante función en la salud y la enfermedad humanas. El análisis de muestras fecales revela que aproximadamente el 6 % del ADN hallado no es de origen bacteriano, sino vírico. Por cada bacteria del cuerpo humano hay un virus que le corresponde. Al igual que en el caso del microbioma, en el viroma influyen factores pre, peri y posnatales (alimentación, entorno, hermanos, medicación, etc.). Esto quiere decir que estos virus son omnipresentes en el intestino y desempeñan un papel clave en la regulación del microbioma intestinal. Los bacteriófagos son un tipo de virus que ataca a las bacterias en un proceso específico del anfitrión. Se han descrito dos tipos de interacciones: la dinámica de “matar al ganador” y la dinámica de “parasitar al ganador”. En la primera, los bacteriófagos atacan a las bacterias, les inyectan su ADN y las utilizan como huéspedes para crear nuevas partículas bacteriófagas tras la lisis de las células. El ponente hizo una analogía con los leones y las gacelas de la sabana, lo que implica una dinámica de diversidad constante, la destrucción de competidores de nicho, la derivación de bacteriófagos y la renovación bacteriana, así como la presión sobre el anfitrión para la diversificación del receptor de los bacteriófagos. En el segundo caso, el virus se asocia al huésped, integra su ADN en el genoma de la bacteria y altera la célula hospedadora para hacerla más eficiente, lo que convierte al ganador en ganador. Un estudio de muestras fecales de una población infantil sana en Dinamarca identificó más de 10 000 especies víricas, pertenecientes a 248 familias víricas. Sorprendentemente, 232 de esas familias no se habían descrito anteriormente, lo que corrobora la hipótesis de que solo se ha descubierto la punta del iceberg [1]. Todo ello plantea preguntas sobre cuál es la implicación del viroma en la salud humana y si es posible que desempeñe un papel en la maduración del sistema inmunitario. Es probable que un desequilibrio del viroma intestinal desempeñe una función en la aparición de enfermedades (por ejemplo, EII de inicio muy temprano, ECN, etc.).
CESÁREA Y MICROBIOMA
El tipo de parto desempeña un papel fundamental en la formación temprana del microbioma intestinal. Los bebés que nacen por parto vaginal están expuestos a distintas cepas bacterianas en comparación con los que nacen por cesárea, que tienen una colonización diferente. Además, el motivo subyacente a las cesáreas suele ser una urgencia fetal. Esos bebés son más propensos a tener un pH bajo en la sangre del cordón umbilical que provoque una reducción de la permeabilidad de unión estrecha y que a su vez favorezca la disbiosis.
Parece que la lactancia contrarresta los efectos perjudiciales de la cesárea y sigue siendo la norma de oro en la nutrición infantil. Sin embargo, las mujeres que dan a luz por cesárea suelen ser menos propensas a amamantar, o retrasan el inicio de la lactancia, lo que lleva a alimentar a los bebés con leche artificial. Por este motivo, los investigadores están buscando constantemente el combinado perfecto de pre, pro, sim o posbióticos para imitar el microbioma intestinal de lactantes amamantados.
El Dr. Eduardo López-Huertas habló de una cepa de Lactobacillus. fermentum y mostró resultados prometedores en bebés nacidos por cesárea. En un ensayo aleatorizado controlado (EAC), analizaron las muestras de heces de lactantes alimentados con una fórmula simbiótica que contenía L. fermentum y GOS y hallaron parecidos significativos con las muestras de lactantes amamantados (mayor cantidad de bifidobacterias, pH fecal más bajo) [2]. Además, en un reciente metanálisis (3 estudios) se ha observado que L. fermentum reduce la incidencia de infecciones gastrointestinales en un 73 % en bebés nacidos por cesárea. Se necesitan más investigaciones para averiguar su ventaja para prevenir enfermedades, por ejemplo las infecciones del tubo gastrointestinal o de las vías respiratorias, especialmente en lactantes nacidos por cesárea, que tienen un microbioma intestinal desfavorable [3].
LOS OLM EN LA LECHE ARTIFICIAL Y EL MICROBIOMA
El Dr. Giles Major nos transmitió sus conocimientos sobre la relación entre los glicanos y el microbioma intestinal. Los glicanos u oligosacáridos de la leche materna (OLM) influyen en la composición general del microbioma intestinal. La leche materna se compone de cantidad de OLM diferentes cuya concentración en la leche materna varía en función de la etnia de la madre y a lo largo del crecimiento del bebé. Cuando se investiga el microbioma intestinal a una edad temprana, se observa un predominio de bifidobacterias en lactantes amamantados en comparación con aquellos alimentados con leche artificial. Estas bifidobacterias son importantes, ya que absorben el carbono y producen ácidos grasos de cadena corta que modulan la permeabilidad de la barrera intestinal. Su fuente de carbono son los OLM, y el microbioma desempeña una función en la digestión de esos OLM a través de la presencia de CAZimas. Por lo tanto, las CAZimas que tenga una persona determinarán los glicanos que podrá digerir y el tipo de glicanos con los que se alimente a un niño guiará la maduración del microbioma durante los primeros años de vida.
Se está realizando un EAC en el que se compara un grupo control de lactantes alimentados con leche artificial con grupos experimentales a los que se administró una leche artificial con una mezcla de 5 OLM. El ensayo aún está en curso, pero los resultados preliminares muestran que la diversidad microbiana intestinal general es considerablemente diferente en el grupo control frente al grupo experimental, y en el grupo experimental la composición es más parecida a la de los lactantes amamantados. El ponente sugirió -a modo de especulación- que esto podría ser la consecuencia de haber favorecido a las bifidobacterias