Microbiota y enfermedad de Alzheimer
Por el Prof. Pascal Derkinderen
Servicio de Neurología, Nantes Université e Inserm U1235, Nantes, Francia
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Acerca de este artículo
Comentario del artículo de Ferreiro et al. Gut microbiome composition may be an indicator of preclinical Alzheimer’s disease. Sci Transl Med. 2023 Jun 14;15(700):eabo2984
El eje microbiota-intestino-cerebro es un tema «candente» en el campo de las enfermedades neurodegenerativas y la enfermedad de Alzheimer (EA), la más frecuente, no es una excepción. Un metaanálisis reciente identificó a 17 estudios de este tipo (438 personas con EA y 672 testigos sanos) (1). Aunque los resultados de estos estudios a veces son divergentes, en general proponen que la disbiosis observada durante la EA refleja un cambio hacia un perfil “proinflamatorio” [1]. Todos los estudios disponibles tratan sobre la EA con deterioro cognitivo demostrado, y hasta el momento no existen datos sobre la EA preclínica. Esta fase de la enfermedad, que precede en varios años al deterioro cognitivo y durante la cual los nuevos marcadores biológicos y de diagnóstico por imagen permiten detectar la patología amiloide, una de las dos características neuropatológicas de la enfermedad. Esta carencia ha sido colmada con esta reciente publicación en la que los autores aprovecharon una cohorte de lo más original, ya que se componía de 164 personas a las que se realizó un seguimiento longitudinal de las funciones cognitivas, junto con toma de imágenes cerebrales (tomografía por emisión de positrones o TEP, y punción lumbar), dos pruebas que detectan de manera directa o indirecta la presencia de depósitos de péptido b-amiloide [2]. En el momento del análisis de la microbiota intestinal (entre 2019 y 2021), las personas del estudio tenían entre 68 y 94 años (el 45 % hombres); en esa fecha, 49 de las 164 personas habían sido clasificadas con una forma preclínica de EA, es decir, que presentaban marcadores amiloides positivos en la imágenes y/o en el líquido cefalorraquídeo sin deterioro cognitivo clínico. El análisis de la microbiota mostró diferencias entre pacientes sanos y pacientes con una EA preclínica: las especies más significativamente asociadas a la EA preclínica eran Dorea formicigenerans, Faecalibacterium prausnitzii, Coprococcus catus y Anaerostipes hadrus. Las rutas metabólicas asociadas a las formas preclínicas de EA implicaban a las rutas de degradación de la arginina y la ornitina, mientras que la ruta de degradación del glutamato se encontraba sobrerrepresentada en los voluntarios sanos.
¿Cree que los análisis de muestras de heces se añadirán pronto a las pruebas que permiten identificar a las personas con Alzheimer de inicio temprano para que puedan ser derivadas más rápidamente hacia tratamientos más adaptados?
Lógicamente, la primera pregunta que uno se hace al leer este artículo es preguntarse si el análisis de la microbiota se podría utilizar para identificar a las personas con EA en una fase temprana o preclínica. Desde un punto de vista neurológico, lo respuesta es más bien negativa.
De hecho, los datos actuales, tanto en la EA declarada como en la preclínica, no permiten identificar una microbiota «tipo», que permita distinguirla de una población testigo durante un análisis rutinario de heces. Y, sobre todo, actualmente existen marcadores de EA fiables incluso en la fase preclínica, que son fáciles de utilizar en la clínica. Si dejamos a un lado las imágenes obtenidas por TEP, que no son accesibles en todos los centros y el análisis del líquido cefalorraquídeo por punción lumbar -que se puede considerar una técnica invasiva- en la actualidad es posible detectar modificaciones del nivel de expresión y/o de fosforilación en ciertas proteínas implicadas en el proceso neurodegenerativo en el plasma y, por tanto, con una simple extracción de sangre, tanto en la EA declarada como en la preclínica [3].
¿Compartiría esta publicación con sus pacientes para explicar la relación entre la microbiota intestinal y el cerebro, para reforzar la función clave que desempeña la microbiota intestinal en la salud humana?
Para terminar con un tono más positivo, es innegable que este artículo, al demostrar por primera vez una modificación de la composición de la microbiota en la EA preclínica, aporta nuevos argumentos para pensar que la microbiota podría influir en la aparición de la EA, en una fase temprana. En este contexto, se podría poner el resumen y su vulgarización a disposición del gran público o de ciertos pacientes, para insistir en el importante papel de la microbiota para la salud. Sin embargo, en el futuro será conveniente comprobar que estos resultados puedan ser reproducidos de manera independiente por otros equipos.
1. Jemimah S, Chabib CMM, Hadjileontiadis L, et al. Gut microbiome dysbiosis in Alzheimer’s disease and mild cognitive impairment: A systematic review and meta-analysis. PLoS One 2023; 18: e0285346.
2. Ferreiro AL, Choi J, Ryou J, et al. Gut microbiome composition may be an indicator of preclinical Alzheimer’s disease. Sci Transl Med 2023; 15: eabo2984.
3. De Meyer S, Blujdea ER, Schaeverbeke J, et al. Longitudinal associations of serum biomarkers with early cognitive, amyloid and grey matter changes. Brain 2023: awad