Puntos destacados de la UEGW 2023
Por la Dra. Elena Poluektova
Clínica Vasilenko de Propedéutica de Enfermedades Internas, Gastroenterología y Hepatología, I.M. Sechenov First Moscow State Medical University, Moscú, Rusia.
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Acerca de este artículo
Del 15 al 17 de octubre de 2023 se celebró en Copenhague la 31.ª reunión de la Semana Europea Unida de Gastroenterología, en la que tradicionalmente se debaten los temas más importantes en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades gastrointestinales.
La gran mayoría de las ponencias ofrecieron información sobre la composición y las funciones de la microbiota y sobre la microbiota gastrointestinal como objetivo terapéutico en el tratamiento de diversas enfermedades.
Se dedicó un simposio especial al micobioma (“Fungi in your gut: friends or foes”), como uno de los componentes del microbioma, la formación de la micobiota, los factores ambientales que influyen en la composición de la micobiota, la interacción de la micobiota con bacterias (Selena Porcati, Italia); el papel en la patogénesis de la EII (Dragos Ciocan, Francia), y su posible implicación en la carcinogénesis (Alexander Link, Alemania).
El microbioma en el SII y la EII
La información sobre el papel del microbioma en la patogénesis del síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad del intestino irritable (EII) sigue creciendo y ampliándose (simposio “Disease primer: The role of gut microenvironment in IBD and IBS”). Harry Sokol (Francia) y Rinse K. Weersma (Países Bajos) informaron de que cambios en la composición de la microbiota pueden considerarse un biomarcador de la EII y ser objeto de intervención terapéutica mediante probióticos, posbióticos, bacteriófagos y trasplante fecal. En cuanto a los cambios en la composición microbiana del tracto gastrointestinal en pacientes con SII, su contribución a todos los mecanismos patogénicos de la enfermedad (inflamación de la pared intestinal, alteración de la motilidad, hipersensibilidad) es innegable, por lo que la prescripción de antibióticos no absorbibles y probióticos puede considerarse parte esencial del tratamiento del SII (Magnus Simren (Suecia) y Premysl Bercik (Canadá).
¿Qué es una microbiota sana?
Además, se plantearon algunas preguntas que aún no tienen respuestas definitivas. Por ejemplo, seguimos sin saber qué significa realmente el término «microbiota sana». Se supone que el término más apropiado sería “microbiota no sana” (el llamado enterotipo B2), que refleja los cambios inflamatorios en el intestino y el tránsito acelerado -cuando la microbiota está representada principalmente por Bacteroides, es baja en Firmicutes y tiene poca diversidad microbiana. Focalizarse en la composición de la microbiota para modificarla desde el enterotipo B2 puede considerarse una nueva estrategia terapéutica (Jeroen Raes, Bélgica).
Además, debido a la incuestionable importancia de la composición de la microbiota intestinal tanto en el mantenimiento de la salud humana como en la promoción de la patogénesis de algunas enfermedades crónicas no infecciosas, los médicos esperan hoy en día, a menudo de forma poco razonable, utilizar la identificación de la composición microbiana como herramienta diagnóstica, pronóstica o terapéutica. Cada vez son más las organizaciones comerciales que ofrecen pruebas de diagnóstico de la microbiota sin indicaciones claras de uso ni una interpretación fiable de los resultados. Se ha iniciado el desarrollo de un Consenso Internacional que reúne a más de 50 expertos internacionales con el objetivo último de racionalizar las pruebas diagnósticas, los enfoques terapéuticos y el avance de os conocimientos en el campo del microbioma (Gianluca Janiro, Italia).
Además de este debate sobre el microbioma como factor patogénico directo y objetivo de intervención terapéutica, también se presentaron otros aspectos de la patogénesis y el tratamiento de enfermedades asociadas a la disbiosis del micobioma intestinal. Entre ellas se encuentran la EII y las enfermedades oncológicas.
Desde hace más de 20 años disponemos de pruebas serológicas y genéticas indirectas del papel de los hongos en la inflamación intestinal en pacientes con EII, como los anticuerpos anti-Saccharomyces en pacientes con enfermedad de Crohn y el polimorfismo genético de la proteína 9 que contiene dominio de reclutamiento de caspasa (CARD9) y la dectina-1. Estos polimorfismos median las señales de los receptores de reconocimiento de patrones para activar las citocinas proinflamatorias. Muchos estudios realizados en los últimos diez años demuestran que la abundancia de especies de hongos en el intestino de pacientes con EII disminuye en comparación con personas sanas. Las alteraciones de la composición de la micobiota se asocian a una mala reparación de las lesiones de la mucosa (en un modelo animal). Sacharomyces boulardii administrada como probiótico puede reducir la inflamación intestinal debido a la restauración de la barrera intestinal (en un modelo animal). Pero el uso de la modificación de la comunidad fúngica para tratar la EII requiere más investigación (Dragos Ciocan).
En los últimos años, ha aumentado el interés por el posible papel de los hongos intestinales y sus receptores de reconocimiento (por ejemplo, los receptores de lectina de tipo C) en el desarrollo de cánceres humanos, como el cáncer esofágico, gástrico, pancreático, colorrectal, el carcinoma hepatocelular y también cáncer no gastrointestinal (melanoma, cáncer de mama). Algunos estudios demuestran que los hongos patógenos pueden inducir respuestas inflamatorias, contribuyendo a la tumorigénesis.