Los niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastorno del espectro autista comparten composiciones diferentes de la microbiota
ARTÍCULO COMENTADO - Niño
Por el Prof. Emmanuel Mas
Gastroenterología y nutrición, Hospital de Niños, Toulouse, Francia
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Acerca de este artículo
Comentario del artículo original de Bundgaard-Nielsen et al. (Gut Microbes) [1]
Se ha sugerido una relación entre la alteración de la microbiota intestinal y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA), respectivamente. Por ello, los autores analizaron la composición de la microbiota intestinal de niños y adolescentes con y sin estos trastornos y evaluaron los efectos sistémicos de estas bacterias. Reclutaron a participantes en el estudio que habían sido diagnosticados de TDAH, TEA o TDAH/TAEA comórbidos, mientras que los grupos de control estaban formados por hermanos y niños no emparentados. La microbiota intestinal se analizó mediante la secuenciación del gen ARNr 16S en la región V4, mientras que en el plasma se midió la concentración de proteína de unión a lipopolisacáridos (LBP), citoquinas y otras moléculas de señalización. Cabe destacar que las composiciones de la microbiota intestinal de los casos de TDAH y TEA eran muy similares en cuanto a diversidad alfa y beta, mientras que diferían de las de los controles no relacionados. Además, un subconjunto de casos de TDAH y TEA mostró una mayor concentración de LBP en comparación con los niños sin TDAH, correlacionada positivamente con las interleucinas (IL)-8, 12 y 13. Estas observaciones indican una alteración de la barrera intestinal y del sistema inmunitario.
¿Qué se sabe ya sobre este tema?
Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los trastornos del espectro autista (TEA) son trastornos del desarrollo neurológico cuya etiología aún se desconoce. Estos niños con TDAH y TEA sufren a menudo de trastornos digestivos que cursan con dolor abdominal y estreñimiento. En la aparición de estos trastornos hay anomalías genéticas implicadas, que interaccionan con factores de riesgo ambientales, especialmente alimentarios. Por eso, además de tratamientos farmacológicos, existen abordajes alimentarios. Y es que la composición de la microbiota intestinal es fundamental en la regulación del eje intestino-cerebro. Sin embargo, se sabe que los niños con TEA son a menudo altamente selectivos con la comida, lo que puede explicar la modificación de la microbiota intestinal. Además de la disbiosis, se ha descrito un aumento de la permeabilidad intestinal, y una inflamación sistémica de bajo grado, tanto en los TDAH como en los TEA. El objetivo de este estudio era analizar en paralelo las modificaciones de la microbiota intestinal en los grupos TDAH, TEA y con TDAH/TEA a la vez, así como en hermanos que no padecen el trastorno y en testigos sin parentesco. Los objetivos secundarios eran evaluar la permeabilidad intestinal y el sistema inmunitario.
¿Cuáles son los principales resultados aportados por este estudio?
Se incluyeron 95 niños de entre 5-17 años, de los cuales 32 con TDAH, 12 con TEA, 11 con TDAH/TEA y, respectivamente, 14, 5 y 4 hermanos, así como 17 testigos sin parentesco. Los trastornos digestivos eran estreñimiento: TDAH 15,6 % (hermanos 7,1 %), TEA 8,3 % (hermanos 0 %), TDAH/TEA 18,2 % (hermanos 0 %), testigos control 5,9 %; dolor abdominal: TDAH 3,1 % (hermanos 0 %), TEA 16,7 % (hermanos 0 %), TDAH/ TEA 18,2 % (hermanos 0 %), testigos control 0 %; y con menor frecuencia, reflujo gastroesofágico. Se encontró una alimentación atípica principalmente en los niños con TEA (50 %), marcada por una alimentación poco variada.
El análisis de la microbiota intestinal no reveló ninguna variación de la diversidad alfa entre TDAH, TEA, TDAH/TEA y testigos con parentesco o no; sin embargo, era significativamente más baja en los hermanos de TEA (figura 1). La composición de la microbiota intestinal era muy similar entre TDAH y TEA, como demuestra la diversidad beta, pero esta difería significativamente entre TDAH y TEA en comparación con los testigos sin parentesco (figura 2). El análisis de la composición de la microbiota intestinal mostró que algunos niños con TDAH, TEA, o TDAH/ TEA presentaban una abundancia relativa menor del filo Bacteroidetes y mayor de Actinetobacteria. En todos los grupos predominaban los géneros Bacteroides, Faecalibacterium, Blautia y Bifidobacterium; y algunos niños tenían una cantidad elevada de Prevotella. Se encontraron diferencias en la abundancia de los géneros bacterianos entre TDAH, TEA y testigos (Figura 3), pero no entre TDAH y TEA.
No hubo diferencias de calprotectina fecal entre los distintos grupos, ni entre los testigos con o sin parentesco, ni para la proteína de unión a la LPS (LPS-binding proteine o LBP). Sin embargo, tampoco hubo correlación entre la calprotectina fecal y la LBP con las diversidades bacterianas alfa y beta. Se midieron diferentes citocinas y quimiocinas, sin diferencias significativas entre los distintos grupos; sin embargo, varios niños con TDAH y con TEA presentaban niveles más elevados de IL1-RA en comparación con testigos sin parentesco y 5 niños con TDAH y 1 con TEA presentaban concentraciones de IFN-g más elevadas que los testigos sin parentesco. Por último, se hallaron correlaciones positivas débiles entre LBP e IL-8 (p=0,023), IL-12 (p=0,018), IL-13 (p=0,035) y PlGF (p=0,045), lo que sugiere que la alteración de la función de la barrera intestinal puede conducir a una desregulación inmunitaria.
- Se ha comprobado que existe una modificación de la microbiota intestinal en los trastornos del desarrollo neurológico de tipo TDAH y TEA. Es probable que una microbiota intestinal anormal y un aumento de la permeabilidad intestinal intervengan en la inflamación sistémica de bajo grado.
¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?
Este estudio se realizó en un número bajo de personas, especialmente de testigos con parentesco. La microbiota intestinal, así como la permeabilidad intestinal, podrían ser objetivos terapéuticos para el abordaje de niños y adolescentes con TDAH y TEA.
CONCLUSIÓN
Los niños y adolescentes con TDAH y TEA tienen una microbiota intestinal similar, pero diferente de los testigos sin parentesco. Además, variaciones de la diversidad beta de la microbiota intestinal, al igual que el aumento de la LBP, se asocian a diferencias entre moléculas pro y antinflamatorias a nivel sistémico.