Foco sobre la semana asia pacífico de enfermedades digestivas
De vuelta del congreso
Por el Pr. Uday C Ghoshal
Departamento de Gastroenterología, SGPGI, Lucknow, India
Espacio para el público general
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La comprensión del sistema gastrointestinal (GI) y de sus trastornos ha mejorado recientemente gracias a los conocimientos sobre la microbiota intestinal (MI) y la disbiosis [1]. Durante este congreso se presentaron varios aspectos de la MI, que mencionamos en este artículo.
Introducción a la microbiota intestinal
Considerada como un auténtico órgano, la microbiota intestinal posee 10 veces más células (1014) que las células humanas de nuestro organismo (1013) [2]. Las funciones de la MI incluyen la digestión de los alimentos, el metabolismo de medicamentos y toxinas, la síntesis de vitaminas, un efecto barrera frente a las bacterias patógenas, una modulación de las funciones del sistema nervioso central, endocrino e inmunológico [2]. Si consideramos las diversas funciones de la MI, podemos asumir que su alteración está relacionada con varias enfermedades, y que su modulación puede ser beneficiosa.
La función de la microbiota intestinal en el cáncer colorrectal
La asociación entre microorganismos y cáncer es conocida (Fig. 1) [3]. Recientemente, nuevos datos sugieren el rol de la disbiosis en el CCR. La microbiota fecal de pacientes con pólipos de colon se parece a la de pacientes con CCR. Mientras que Clostridium spp., Bacteroides spp. y Bifidobacterium spp. están asociados al CCR, las bacterias productoras de ácido láctico (p. ej., Lactobacillus spp. y Eubacterium aerofaciens) están negativamente asociadas con el CCR. La producción de metano y de H2S (sulfuro de hidrógeno) asociada a la MI, y la presencia de Streptococcus bovis, podrían desempeñar una función en el desarrollo del CCR. Además, se ha sugerido que la obesidad podría estar relacionada con la MI, y esta constituir un factor predisponente de CCR.
La microbiota intestinal y la obesidad
La extracción de calorías de los alimentos no solo depende de la función digestiva del intestino delgado, sino también de la extracción de calorías malabsorbidas por la microbiota del colon. Mientras que la presencia de Firmicutes está asociada con una mayor extracción de calorías, las Bacteroidetes tienen el efecto contrario [4].
Se ha evidenciado una microbiota fecal diferente entre personas obesas y personas no obesas. En un estudio retrospectivo de cohortes en el Reino Unido, de 21 714 lactantes, 1306 (6 %) eran obesos a la edad de 4 años. En un análisis de regresión logística y tomando en cuenta el contexto familiar, la exposición a antibióticos antes de los 2 años de edad se asoció al desarrollo de la obesidad, y el número de ciclos de antibióticos se correlacionaba con el desarrollo de la obesidad [5].
Otros síndromes metabólicos
La esteatosis hepática no alcohólica (EHNA) y el síndrome metabólico pueden estar asociados a una disbiosis, incluyendo un aumento cuantitativo de las bacterias del intestino superior [6]. Un estudio no controlado y tres estudios de casos y controles demostraron que el crecimiento excesivo bacteriano en el intestino delgado estaba asociado con la EHNA [6]. Dos estudios demostraron una abundancia relativa menor de Bacteriodetes, y una abundancia mayor de C. coccoides y de Prevotella, en pacientes con EHNA. Una mayor extracción de calorías de carbohidratos complejos no absorbidos, una resistencia a la insulina, y una producción endógena de alcohol puede contribuir a la patogenia de la EHNA debido a la disbiosis.
La MI desempeña un papel importante en el metabolismo de la glucosa, la resistencia a la insulina, la diabetes, y tiene una incidencia en su tratamiento. Los pacientes con diabetes tienen microbiotas fecales distintas de las de la población control [4]. Se demostró que la MI es un factor importante de regulación de los niveles de glucosa después de la ingesta de diferentes alimentos, independientemente del ejercicio físico y/o del estilo de vida [7]. Es posible que la metformina, un antiglicémico oral, funcione parcialmente mediante la alteración de la MI. A pesar de que los estudios sobre la función de la MI en la enfermedad coronaria son escasos y poseen resultados diversos, están surgiendo nuevos datos que sugieren su implicación en esta enfermedad.
Uso indebido de antibióticos en asia
El uso de antibióticos en Asia es elevado, y la implementación de políticas para el uso debido deja que desear, lo que implica un riesgo de aparición de superbacterias resistentes a los antibióticos. Este uso indebido se explica por una disponibilidad sin restricciones, y un uso en indicaciones inadecuadas como, por ejemplo, resfriados o gastroenteritis aguda. El uso de probióticos, cuando corresponde, puede ayudar a contener el uso indebido de antibióticos.
Manipulación de la microbiota intestinal con agentes diferentes de los antibióticos
Aunque la modulación de la MI por parte de la rifaximina ya se conoce, los probióticos y el trasplante fecal son potencialmente interesantes para tratar los trastornos asociados a la disbiosis. Los probióticos pueden ser prescritos de forma concomitante en caso de tratamiento de eliminación de Helicobacter pylori. Hay metaanálisis que muestran que la administración concomitante de probióticos puede restaurar la eubiosis, y aumenta la tasa de erradicación, debido a menores efectos adversos y a un mejor cumplimiento [9]
A partir de 23 ensayos controlados aleatorizados, el Colegio Estadounidense de Gastroenterología recomendó la utilización de probióticos para mejorar el meteorismo y la flatulencia en el síndrome del intestino irritable[8]. Un análisis de Cochrane demostró la utilidad de los probióticos en la prevención de la diarrea asociada a Clostridium difficile [9]. Un metaanálisis demostró que los probióticos de diferentes especies provocan y mantienen la remisión de la rectocolitis hemorrágica, aunque los datos de la enfermedad de Crohn son limitados [10].
Orientaciones futuras
Con el objetivo de formar un consorcio de la región Asia Pacífico sobre la MI, similar a los grupos europeos y norteamericanos, y de analizar los datos actuales en la región Asia Pacífico, se ha desarrollado y publicado un consenso [9]. Las principales conclusiones del consenso son las siguientes: aumenta la evidencia que respalda el potencial terapéutico de los probióticos para modular las funciones gastrointestinales, y aliviar los síntomas de estos trastornos, pero se necesita más investigación [9].