La mejora de la sensibilidad a la insulina posterior al trasplante de microbiota fecal depende de la composición inicial de la microbiota de los receptore
Artículo comentado - adulto
Por el Pr. Harry Sokol
Servicio de gastroenterología y nutrición, Hospital Saint-Antoine, París, Francia
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Acerca de este artículo
Autor
El comentario del artículo original de Kootte et al. (Cell Metab 2017)
La microbiota intestinal tiene incidencia en la resistencia a la insulina, si bien las pruebas relativas a la relación de causalidad son limitadas. Hemos comparado el efecto de un trasplante de microbiota fecal (TMF) de un donante delgado (alogénico) con el de un autotrasplante (autólogo) en pacientes de sexo masculino con síndrome metabólico. Si bien no se observó ningún cambio metabólico 18 semanas después del TMF, la sensibilidad a la insulina había mejorado significativamente a las 6 semanas en el grupo TMF alogénico, y eso estaba asociado a una modificación de la composición de la microbiota. También hemos informado cambios en las concentraciones de metabolitos plasmáticos como el ácido γ-aminobutírico, y hemos mostrado que la respuesta metabólica posterior al TMF (definida como la mejora de la sensibilidad a la insulina 6 semanas después del TMF) se observa en pacientes con una diversidad microbiana reducida al estado basal. En conclusión, los efectos beneficiosos del TMF de donantes delgados en el metabolismo glucídico se asocian a cambios de la microbiota intestinal y de los metabolitos plasmáticos, y pueden predecirse a partir de la composición basal de la microbiota del receptor.[4]
¿Qué es lo que ya se sabe sobre este tema?
La obesidad y las patologías asociadas a ella, como la diabetes, requieren nuevos enfoques terapéuticos, porque los tratamientos actuales, las modificaciones en el estilo de vida y los tratamientos antidiabéticos no son suficientemente eficaces para reducir la morbilidad y la mortalidad. Durante la última década, los cambios en la composición de la microbiota intestinal han emergido como una nueva estrategia terapéutica potencial para mejorar la sensibilidad a la insulina [1]. Varios estudios han mostrado que la composición de la microbiota intestinal difiere entre animales delgados y obesos, pero también que la composición microbiana podría ser el reflejo de funciones metabólicas alteradas, en particular con una perturbación de los alimentos ingeridos [2]. Finalmente, estos estudios en animales han sugerido una relación causal entre las anomalías de la microbiota y el síndrome metabólico, dado que el fenotipo es transferible por TMF [2]. Si bien numerosos estudios observacionales han sugerido correlaciones entre una composición alterada de la microbiota y el metabolismo humano, ha sido difícil probar la causalidad. Los autores del presente estudio han demostrado previamente, en un pequeño estudio piloto, que el TMF de donante delgado a hombres con síndrome metabólico inducía una mejora del metabolismo glucídico, de forma paralela a cambios en la microbiota fecal y duodenal [3]. Esos resultados animaron a los autores a estudiar los efectos a corto y largo plazo del TMF de donante delgado en la composición de la microbiota intestinal en un grupo más grande de hombres con síndrome metabólico, y a explorar la fisiopatología de la resistencia a la insulina, correlacionando los cambios de la microbiota intestinal con varios marcadores del metabolismo. Además, los autores han intentado identificar las características basales de la microbiota de los receptores que permitan explicar la mejora de la sensibilidad a la insulina en determinados pacientes (identificados como respondedores metabólicos) pero no así en otros (no respondedores).
Puntos clave
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El TMF de donante delgado mejora la sensibilidad a la insulina de pacientes obesos con síndrome metabólico
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Existe una variabilidad interindividual en la respuesta y esta última es transitoria
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La mejora de la sensibilidad a la insulina está relacionada con cambios en los metabolitos plasmáticos
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La respuesta al TMF depende de la composición inicial de la microbiota de los pacientes
¿Cuáles son los principales resultados brindados por este estudio?
Treinta y ocho hombres obesos con síndrome metabólico fueron incluidos y aleatorizados en el grupo TMF alogénico (n = 26) o en el grupo autólogo (n = 12). El TMF se realizó por sonda nasoduodenal y se repitió 6 semanas después. Dieciocho semanas después del TMF, no se observaba ningún efecto, ni en la microbiota, ni en los parámetros del síndrome metabólico. Ahora bien, 6 semanas después del TMF, la microbiota del grupo TMF alogénico se había modificado, y los parámetros metabólicos, en especial la sensibilidad a la insulina, habían mejorado, mientras que no se observaba ningún cambio en el grupo TMF autólogo (Figure 1). Contrariamente a lo sucedido en su anterior estudio, no se observó ningún cambio en la concentración de butirato fecal [3]. Por el contrario, el TMF alogénico estaba asociado a un aumento de la concentración de acetato fecal, así como a modificaciones del porcentaje de una treintena de metabolitos sanguíneos, muchos de ellos implicados en el metabolismo del triptófano. En el subgrupo de pacientes que respondieron favorablemente al TMF alogénico, se observaron cambios en la microbiota fecal como, por ejemplo, un aumento de la bacteria Akkermansia muciniphila, cuyos efectos favorables sobre el síndrome metabólico se han demostrado en ratones. Los autores también pusieron en evidencia que la composición basal de la microbiota, así como su poca diversidad, permitían predecir una buena respuesta al TMF.
¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?
Las intervenciones en la microbiota intestinal, y en particular el TMF, son una pista terapéutica válida en el síndrome metabólico. Sin embargo, existe una fuerte variabilidad interindividual en la respuesta, que puede vincularse tanto a factores del huésped como del donante. Por otra parte, los efectos son relativamente modestos con un único TMF y, en el mejor de los casos, son transitorios. Estrategias más focalizadas, como el uso de probióticos de nueva generación (bacterias provenientes de la microbiota), y con una administración prolongada, son más atractivas y se encuentran actualmente en estudio.
Conclusión
Este estudio de intervención demuestra que la microbiota intestinal no es un simple testigo pasivo sino un actor en el síndrome metabólico. Los mecanismos implicados podrían pasar por la producción de metabolitos por parte de la microbiota intestinal que modulen las vías de señalización del huésped. Sin embargo, los efectos son relativamente modestos y transitorios. Estrategias más focalizadas, como el uso de probióticos de nueva generación, y con una administración prolongada, son más atractivas y se encuentran actualmente en estudio.