Diarreas parasitarias: la microbiota, ¿elemento clave para el pronóstico?
Las diarreas infecciosas pueden provocarlas una bacteria (diarrea bacteriana), un parásito (diarrea parasitaria) o un virus (diarrea vírica). En el caso de las diarreas parasitarias, los responsables pueden ser pequeños microorganismos como Giardia intestinalis (responsable de la giardiasis) o Entamoeba histolytica (que desencadena la temida amebiasis), o gusanos, entre los cuales el más famoso es sin duda el Ascaris lumbricoides. No todas las personas reaccionan de la misma manera a una infección parasitaria: mientras que la mayoría de nosotros no presenta ningún síntoma, otros sufren diarreas que pueden llegar a ser graves o incluso mortales. La microbiota intestinal se cita cada vez más como un factor clave para explicar esta variabilidad.
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Acerca de este artículo
¿Qué conocemos como diarrea parasitaria?
Hablamos de diarrea cuando se producen al menos tres deposiciones sueltas o líquidas al día, y de diarrea infecciosa cuando esta diarrea proviene de una infección provocada por un agente patógeno (virus, bacteria o parásito). 1-3 Si el microorganismo patógeno es un parásito, la diarrea se conoce como «parasitaria».
Términos que no se deben confundir
Dentro de la gran familia de las diarreas, aunque existen algunos casos no infecciosos (como cuando se trata de la enfermedad digestiva conocida como enfermedad de Crohn), la causa de la gran mayoría es una infección por parte de un microorganismo patógeno. Dependiendo del microorganismo involucrado, hablaremos de:
- diarrea vírica, si el responsable es un virus (el rotavirus, por ejemplo, que afecta a muchos lactantes);
- diarrea bacteriana, si la causa es una bacteria (por ejemplo, Vibrio cholerae, responsable de las epidemias de cólera)
- diarrea parasitaria, si la provoca un parásito (por ejemplo, el miniparásito compuesto por una sola célula Giardia intestinalis, responsable de la enfermedad conocida como giardiasis y temida por los turistas; o incluso el gusano llamado áscaris, que aterroriza a las madres de niños pequeños).
Finalmente, la diarrea también puede ser un efecto secundario frecuente (hasta en un 35 % de los pacientes) 4,5 de un tratamiento con antibióticos. En ese caso, hablamos de diarrea asociada a los antibióticos.
¿Qué parásitos son los responsables?
Los parásitos intestinales pueden clasificarse en dos grandes categorías : 6-8
- los protozoarios, organismos constituidos por una única célula y que miden menos de un mm, entre los que destacan Giardia intestinalis (responsable de la giardiasis), Entamoeba histolytica (que desencadena la temida amebiasis), Cyclospora cayetanensis (ciclosporosis) y Cryptosporidium spp. (criptosporidiosis);
- y los helmintos, organismos constituidos por varias células, más conocidos como gusanos, entre los cuales el más famoso es sin duda el Ascaris lumbricoides.
Las infecciones causadas por estos dos tipos de parásitos son habituales: 350 millones de personas estarían infectadas con los 3 protozoarios más habituales y 895 millones con helmintos transmitidos por el suelo. La globalización de la alimentación, los viajes internacionales y las oleadas migratorias han hecho que las infecciones por protozoarios sean más frecuentes en Occidente que las infecciones por gusanos. 6
¿Cómo puede un parásito desencadenar una diarrea parasitaria aguda?
En la diarrea parasitaria, al igual que en la diarrea infecciosa en general, todo empieza con un enfrentamiento entre un microorganismo patógeno (en este caso, un parásito), transmitido generalmente por un alimento contaminado o agua sucia, y el anfitrión (nuestro organismo). Pero la infección parasitaria no conlleva obligatoriamente síntomas como la diarrea: las infecciones con el protozoario Entamoeba histolytica suelen ser asintomáticas, pero pueden provocar una enfermedad invasiva del intestino grueso en los pacientes inmunodeprimidos.7Y lo mismo ocurre en el caso de los gusanos: una pequeña infestación a menudo pasa desapercibida, mientras que una gran cantidad de gusanos puede provocar toda una serie de síntomas, incluidos trastornos del crecimiento y del desarrollo físico, ya que los gusanos se alimentan del tejido del anfitrión, lo que provoca pérdidas de sangre en el intestino y obstaculiza la absorción de los nutrientes. 8,9
Cada parásito tiene sus costumbres: 7
- entre los protozoarios, Giardia intestinalis infecta la parte superior del intestino delgado y puede provocar, entre 6 y 15 días después de la infección, una diarrea aguda muy líquida, mientras que Entamoeba histolytica arremete contra el intestino grueso y puede causar una diarrea con sangre y mucosidad;
- el gusano Ascaris lumbricoides nos contamina mediante la ingesta de sus huevos, que pueden estar en alimentos (frutas y verduras) mal lavados o en agua contaminada; estos huevos liberan larvas en el tubo digestivo; las larvas atraviesan la pared digestiva y llegan a los pulmones por vía sanguínea, donde pueden causar los primeros síntomas (fase pulmonar temprana). Pero la historia no termina ahí: las larvas trepan por la tráquea hasta el esófago y se deslizan por este y el tubo digestivo, donde se transformarán en gusanos adultos (fase intestinal tardía, con diarreas, leves dolores abdominales, anorexia, náuseas y vómitos) que pondrán huevos, los cuales se eliminarán en las heces.
¿Cómo evitar la diarrea parasitaria?
La prevención consiste sobre todo en seguir los consejos de higiene válidos para todas las diarreas infecciosas (véase el recuadro).
Otro método está inspirado en una observación: no todos somos iguales frente a los parásitos; mientras que algunos no manifiestan el menor síntoma, otros sufrirán una diarrea aguda. La microbiota intestinal podría explicar esta variabilidad clínica: por ejemplo, en Bangladesh, la escasa abundancia de la bacteria Megasphaera antes y en el momento de detectarse el parásito Cryptosporidium se ha asociado a una diarrea parasitaria en lactantes, lo que sugiere que la microbiota intestinal puede desempeñar un papel en la gravedad de la criptosporidiosis. 10
En lo que respecta a los helmintos, la relación entre estos gusanos y la microbiota intestinal ha sido también objeto de numerosos estudios: efectivamente, existirían interacciones complejas entre ambos, pero también con la inmunidad del anfitrión. Además, los gusanos intestinales no deben evitarse obligatoriamente: en pequeñas dosis, podrían tener efectos beneficiosos para la salud, como la resistencia a otros microorganismos patógenos del sistema digestivo o incluso la prevención de enfermedades alérgicas.
Prevenir las diarreas con hábitos de higiene
La prevención de las diarreas infecciosas, ya las haya causado una bacteria, un virus o un parásito, pasa sobre todo por medidas de higiene:
- lavarse las manos cuidadosamente y con frecuencia (al salir del baño, antes de comer…),
- limpiar las superficies de trabajo de las cocinas,
- utilizar agua potable,
- distanciarse de las personas enfermas…
Puesto que la contaminación del agua con restos fecales es responsable de gran parte de estas infecciones, las diarreas infecciosas son más frecuentes cuando no se cuenta con agua potable (países de ingresos bajos, campamentos improvisados, instalaciones precarias tras un terremoto, etc.).
How to treat parasitic diarrhea?
Al igual que cualquier diarrea, la parasitaria expone sobre todo al riesgo de deshidratación a los más jóvenes, a las personas de edad avanzada y a pacientes con defensas inmunitarias debilitadas. El tratamiento consiste, en primer lugar, en ocuparse de los síntomas, es decir, una lucha contra la pérdida de agua y electrolitos (iones de sodio, potasio y cloruro):
- por vía oral (con soluciones de rehidratación oral, los famosos sueros);
- o por vía venosa en los casos más graves.
Cuando un profesional sanitario sospecha que una infección parasitaria podría ser la causa de esta diarrea (por ejemplo, en el caso de haber vuelto de un viaje a los trópicos), suele solicitar un análisis de heces para identificar a un posible parásito. Pero no es todo tan sencillo: el parásito no tiene por qué estar forzosamente presente en todas las heces (por lo que habría que tomar varias muestras), y la presencia de una pequeña cantidad de parásito no significa obligatoriamente que se haya encontrado al culpable. Al final, las infecciones parasitarias como la giardiasis pueden ser difíciles de diagnosticar, y la decisión terapéutica también se basa en los antecedentes y los síntomas de los pacientes. 12
Cuando no hay dudas de que se trata de una infección por gusanos, los profesionales sanitarios pueden recetar medicamentos seguros y eficaces, como el albendazol o el mebendazol. 9 Estos medicamentos se distribuyen a menudo en el marco de campañas de desparasitación, que tienen como objetivo especialmente a niños y mujeres en edad fértil (15-49 años) en las zonas endémicas. 8
¿Qué debemos recordar con respecto a la diarrea infecciosa parasitaria?>
- Hablamos de diarrea cuando se producen al menos tres deposiciones sueltas o líquidas al día, y de diarrea infecciosa cuando esta diarrea proviene de una infección provocada por un agente patógeno (virus, bacteria o parásito). La diarrea, por la deshidratación que causa, fue responsable de 1,6 millones de muertes en 2016, principalmente de niños malnutridos o inmunodeprimidos, así como de personas con VIH. 1-3
- En caso de infección por un parásito, la diarrea se llama «parasitaria». Los parásitos intestinales son de dos tipos: los protozoarios, que miden menos de un mm, entre los que destacan Giardia intestinalis, responsable de la giardiasis, y Entamoeba histolytica, que desencadena la temida amebiasis; y los helmintos, más conocidos como gusanos, entre los cuales el más famoso es sin duda el áscaris. 6-8
- En la gran mayoría de los casos, la presencia de parásitos digestivos es asintomática y no reviste gravedad, y puede ser incluso beneficiosa (inmunidad). En ocasiones, desencadena una diarrea cuyas características (presencia de sangre o flemas, muy líquida…) dependen del parásito 7.
- La prevención de las diarreas parasitarias consiste sobre todo en seguir las reglas de higiene (lavar y cocinar los alimentos, lavarse las manos) y en la mejora del acceso a agua potable. La microbiota también ha sido objeto de numerosos estudios, ya que podría explicar la variabilidad de los síntomas y de la gravedad entre distintas personas. 10
- El tratamiento de las diarreas parasitarias consiste en la lucha contra la deshidratación. Si se identifica el parásito, se puede considerar recetar medicamentos 9 También se proponen campañas de desparasitación sistemática. 8