Diarreas bacterianas: el único caso en el que se pueden utilizar antibióticos
Las diarreas infecciosas pueden provocarlas una bacteria (diarrea bacteriana), un parásito (diarrea parasitaria) o un virus (diarrea vírica). En el caso de las diarreas bacterianas, las bacterias implicadas se llaman Shigella, responsable de una enfermedad llamada shigelosis; Vibrio cholerae, causante de las temidas epidemias de cólera, y también Salmonella o Escherichia coli, que a veces ocupan las portadas de los medios en los países occidentales. En general, estas diarreas se curan por sí solas: basta con asegurarse de evitar la deshidratación y darle unas semanas a la microbiota intestinal para que recupere su equilibrio. No obstante, en algunas poblaciones de riesgo o cuando la infección se extiende, puede ser necesario el uso de antibióticos, en ocasiones acompañados de probióticos para restaurar la microbiota intestinal.
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Acerca de este artículo
¿Qué conocemos como diarrea bacteriana?
Hablamos de diarrea cuando se producen al menos tres deposiciones sueltas o líquidas al día, y de diarrea infecciosa cuando esta diarrea proviene de una infección provocada por un agente patógeno (virus, bacteria o parásito) 1-3. Si el microorganismo patógeno es una bacteria, la diarrea se conoce como «bacteriana».
Diarrea vírica, diarrea bacteriana, diarrea parasitaria, términos que no se deben confundir
Dentro de la gran familia de las diarreas, aunque existen algunos casos no infecciosos (como cuando se trata de la enfermedad digestiva conocida como enfermedad de Crohn), la causa de la gran mayoría es una infección por parte de un microorganismo patógeno. Dependiendo del microorganismo involucrado, hablaremos de:
- diarrea vírica, si el responsable es un virus (el rotavirus, por ejemplo, que afecta a muchos lactantes);
- diarrea bacteriana, si la causa es una bacteria (por ejemplo, Vibrio cholerae, responsable de las epidemias de cólera)
- diarrea parasitaria, si la provoca un parásito (por ejemplo, el miniparásito compuesto por una sola célula Giardia intestinalis, responsable de la enfermedad conocida como giardiasis y temida por los turistas; o incluso el gusano llamado áscaris, que aterroriza a las madres de niños pequeños).
4;5) de un tratamiento con antibióticos. En ese caso, hablamos de diarrea asociada a los antibióticos.
¿Qué bacterias son las responsables?
6:
- Shigella, responsable de una enfermedad llamada shigelosis y de 212 438 muertes en el mundo en 2016; y
- Vibrio cholerae, responsable de las temidas epidemias de cólera y de 107 290 muertes registradas en 2016, normalmente en poblaciones pobres que no tienen acceso al agua potable.
Pero no son las únicas: las bacterias de tipo Salmonella o Escherichia coli ocupan en ocasiones las portadas de los medios en los países occidentales, cuando contaminan productos alimenticios (carne picada cruda, quesos…) y requieren retiradas mediáticas de los productos de los supermercados.
¿Cómo puede una bacteria desencadenar una diarrea bacteriana aguda?
En la diarrea bacteriana, al igual que en la diarrea infecciosa en general, todo empieza con un enfrentamiento entre un microorganismo patógeno (en este caso, una bacteria), transmitido por un alimento contaminado, agua sucia o el contacto con una persona enferma, y el anfitrión (nuestro organismo). Pero cuidado: la peligrosidad de las bacterias varía entre ellas y detrás del mismo nombre se ocultan en realidad tipos bacterianos muy numerosos; por ejemplo, no existe una, sino más de 2 500 salmonelas diferentes, más o menos agresivas 7. Y lo mismo ocurre con Escherichia coli: no todas las E. coli son microorganismos patógenos y, las que lo son, son de muchos tipos diferentes2;8.
El resultado del enfrentamiento entre la bacteria y el organismo depende de equilibrios complejos en los que está muy implicada la microbiota intestinal. Por ello, los animales desprovistos de flora intestinal son muy sensibles a las bacterias responsables de la diarrea: una microdosis de algunas salmonelas basta para provocarles una infección mortal, mientras que es necesaria una dosis de 100 a 100 000 000 de veces mayor para matar a ratones con una microbiota intestinal intacta 9. ¿A qué se debe esta diferencia? Sin microbiota, el sistema inmunitario está inmaduro y, por tanto, desarmado frente a una invasión de microorganismos patógenos, que, por otro lado, tienen vía libre para instalarse, ya que no hay otras bacterias que ocupen el terreno 9.
Cuando la bacteria toma la delantera, secreta toxinas específicas, que hacen que cada diarrea bacteriana sea diferente 2,10:
- la toxina de Shigella destruye las células de la pared del tubo digestivo y causa así una diarrea grave con sangre y flemas;
- la toxina de Vibrio cholerae altera la absorción y la secreción de iones y agua en el tubo digestivo, lo que provoca una diarrea muy líquida y rica en iones; >
- los distintos tipos de E. coli producen diversas toxinas: la E. coli enteropatógena causa una diarrea líquida persistente (en general en los lactantes), mientras que la E. coli enteroinvasiva provoca una diarrea que contiene bilis y mucosidad, etc.
La diarrea bacteriana aguda causada por el agente infeccioso genera una disbiosis intestinal grave 2. La microbiota necesitará varias semanas para recuperar cierto equilibrio, y en ocasiones no logrará volver a su estado inicial 2,11.
¿Cómo evitar la diarrea bacteriana?
La peligrosidad de Shigella alimenta la esperanza de contar con una vacuna que, con el tiempo, podría evitar unas 200 000 muertes provocadas cada año por esta bacteria, y que también reduciría el uso de antibióticos y la aparición de resistencias que harán que el tratamiento deje de ser eficaz. Se están desarrollando varias vacunas contra las Shigella, pero no hay ninguna aprobada aún12.
Otro método: la microbiota intestinal. En las personas, una microbiota intestinal «sana» se considera un medio para prevenir el cólera13. Además, los probióticos se perciben como una forma de limitar la gravedad de algunas infecciones bacterianas2: la levadura probiótica Saccharomyces boulardii podría facilitar la restauración de la microbiota intestinal en niños que sufran de diarrea aguda 14; el probiótico E. coli (no patógeno) inhibe la formación de biopelículas por parte de las bacterias patógenas, incluidas las de E. coli patógenas 2; un trío de cepas concretas de Lactobacillus, Bifidobacterium y Streptococcus reduce la duración de la diarrea con sangre (disentería) y de la hospitalización2.
A estas medidas preventivas se añaden, por supuesto, los consejos de higiene y distanciamiento válidos para cualquier diarrea infecciosa (véase el recuadro). En el caso concreto de las infecciones alimentarias (salmonela o E. coli), conviene asegurarse de cocinar bien los alimentos (el calor mata a la E. coli, lo que explica por qué las contaminaciones alimentarias suelen darse en carnes crudas o mal cocinadas).
Prevenir las diarreas con hábitos de higiene
La prevención de las diarreas infecciosas, ya las haya causado una bacteria, un virus o un parásito, pasa sobre todo por medidas de higiene:
- lavarse las manos cuidadosamente y con frecuencia (al salir del baño, antes de comer…),
- limpiar las superficies de trabajo de las cocinas,
- utilizar agua potable,
- distanciarse de las personas enfermas…
Puesto que la contaminación del agua con restos fecales es responsable de gran parte de estas infecciones, las diarreas infecciosas son más frecuentes cuando no se cuenta con agua potable (países de ingresos bajos, campamentos improvisados, instalaciones precarias tras un terremoto, etc.).
¿Cómo tratar la diarrea bacteriana?
Las diarreas bacterianas, muy frecuentes y que no suelen revestir gravedad, a menudo se curan por sí solas. No obstante, se debe prestar atención al riesgo de deshidratación de los más pequeños, las personas de edad avanzada y los pacientes con un sistema inmunitario debilitado: es conveniente compensar la pérdida de agua y electrolitos (iones de sodio, potasio y cloruro):
- por vía oral (con soluciones de rehidratación oral, los famosos sueros);
- por vía venosa en los casos más graves.
Los antibióticos
No se recomienda recurrir a los antibióticos en el caso de personas con buena salud que padezcan diarreas leves o moderadas, para evitar la selección de cepas resistentes7. En cambio, se pueden recetar antibióticos a las personas de riesgo (lactantes, personas de edad avanzada o pacientes inmunodeprimidos) o cuando la infección se extienda del intestino a otras partes del organismo 7.
Los profesionales sanitarios también pueden recomendar ciertas cepas de probióticos para tratar la diarrea infecciosa aguda en niños: estas bacterias buenas reducen la duración de la diarrea o de la hospitalización, o la frecuencia de las deposiciones (ESPGHAN 2023)..
El caso concreto de las diarreas por C. difficile
Las cifras dan escalofríos: de cada 100 pacientes que entran en el hospital, 7 en los países de ingresos elevados y 15 en los países de ingresos bajos o intermedios contraerán al menos una infección durante su hospitalización. Y, de media, uno de cada diez pacientes afectados fallecerá por una infección, llamada nosocomial 15.
A la cabeza de los microorganismos patógenos implicados se encuentra la bacteria Clostridioides difficile (antiguamente conocida como Clostridium difficile), principal responsable de las diarreas infecciosas nosocomiales en adultos. En Europa se producirían unos 120 000 casos al año; en los Estados Unidos, unos 450 00016.
El problema es que, con el tiempo, han aparecido cepas más virulentas de C. difficile, las cuales responden menos a los antibióticos, y la tasa de curación se ha desplomado. De ahí la investigación de métodos alternativos de tratamiento. De acuerdo con las recomendaciones de 2023 de la Organización Mundial de Gastroenterología, «los probióticos son eficaces para prevenir la diarrea asociada a C. difficile en pacientes que reciben antibióticos ». En el caso de C. difficile recurrente en adultos y niños, se ha demostrado que el trasplante de microbiota fecal (TMF) es eficaz 17: evita la recaída en el 90 % de los casos.
¿Qué debemos recordar con respecto a la diarrea infecciosa bacteriana?
- Hablamos de diarrea cuando se producen al menos tres deposiciones sueltas o líquidas al día, y de diarrea infecciosa cuando esta diarrea proviene de una infección provocada por un agente patógeno (virus, bacteria o parásito). La diarrea, por la deshidratación que causa, fue responsable de 1,6 millones de muertes en 2016, principalmente de niños malnutridos o inmunodeprimidos, así como de personas con VIH 1-3.
- En caso de infección por una bacteria, la diarrea se llama «bacteriana». Las bacterias Shigella (shigelosis) y Vibrio cholerae (cólera) son las más mortales en los países pobres sin acceso a agua potable. En los países occidentales, Salmonella y Escherichia coli dan de qué hablar a causa de infecciones alimentarias, mientras que C. difficile es la principal responsable de las diarreas infecciosas nosocomiales en adultos 6.
- A veces, la microbiota intestinal logra combatir la infección; otras veces, la bacteria gana y desencadena una diarrea cuyas características (presencia de sangre o de flemas, gran pérdida de líquidos…) dependen de la bacteria implicada 2,10.
- La prevención de las diarreas víricas consiste sobre todo en seguir las reglas de higiene (lavar y cocinar los alimentos, lavarse las manos, distanciamiento…). Los probióticos podrían utilizarse para prevenir algunas infecciones bacterianas 2. Por último, en la investigación se trabaja para perfeccionar vacunas contra las Shigella 12.
- El tratamiento de las diarreas bacterianas consiste en la lucha contra la deshidratación. Los profesionales sanitarios pueden recetar antibióticos a las personas de riesgo (lactantes, personas de edad avanzada o pacientes inmunodeprimidos) o cuando la infección se extienda del intestino a otras partes del organismo 7. Estos se pueden combinar con probióticos para reducir la diarrea y la hospitalización (ESPGHAN 2023).