La esteatosis hepática no alcohólica, o enfermedad del «hígado graso» no alcohólica, podría deberse en parte a la producción de alcohol por una especie bacteriana que haya invadido la microbiota intestinal.
La esteatosis hepática no alcohólica se caracteriza por un exceso de grasa en el hígado, sin relación con el consumo excesivo de alcohol. Si no se trata, el hígado sufre una inflamación y se deteriora progresivamente; se habla entonces de esteatohepatitis no alcohólica (NASH por su sigla en inglés), que puede progresar a fibrosis y después a cirrosis, antes de producir finalmente un cáncer de hígado. Se asocia con frecuencia a enfermedades metabólicas como la obesidad y a alteraciones de la microbiota intestinal. Sin embargo, no se conocen los mecanismos precisos que desencadenan este trastorno.
Una bacteria productora de alcohol
Al estudiar el caso de un paciente con NASH que presentaba un (sidenote:
El síndrome de autofermentación se manifiesta por un estado de ebriedad después de una comida rica en azúcares, sin consumo de alcohol.
), un equipo de investigadores chinos descubrió que este síndrome, hasta entonces atribuido a las levaduras, podía deberse a unas bacterias. El análisis de sus heces mostró la presencia de concentraciones 900 veces superiores a lo normal de la bacteria Klebsiella pneumoniae, capaz de producir grandes cantidades de alcohol. Los investigadores ampliaron su estudio a 43 pacientes con esteatosis hepática no alcohólica y demostraron que más del 60% de ellos albergaba este tipo de bacterias en su microbiota intestinal, frente a solamente el 6% de los individuos sanos. Para profundizar en el tema, los investigadores administraron estas bacterias a ratones sanos por vía oral; al cabo de 4 semanas, también ellos desarrollaron la enfermedad del hígado graso. Las lesiones del hígado eran tan importantes como las producidas por un consumo excesivo de alcohol en ratones. Por último, observaron que la administración de glucosa a ratones enfermos y que albergaban esta bacteria permitía detectar la presencia de alcohol en la sangre. De hecho, las bacterias necesitan azúcar para producir alcohol: ¡es el principio de la fermentación alcohólica!
¿Una prueba a base de azúcar?
Estos descubrimientos podrían desembocar en el desarrollo de una prueba diagnóstica simple y eficaz, a base de azúcar. La detección de alcohol en la sangre después de la ingestión de glucosa indicaría la presencia en exceso de la bacteria y permitiría proponer un tratamiento antibiótico dirigido contra K. pneumoniae, sugieren los investigadores.
Old sources
Bibliografia :
Yuan Jing, Chen Chen, Cui Jinghua et al. Fatty Liver Disease Caused by High-Alcohol-Producing Klebsiella pneumoniae. Cell Metab. 2019; Volume: 30(4):675-688.e7.