La Naranja bajo una lupa
Conocidos por su alto contenido en ácido ascórbico (vitamina C) y carotenoides, las naranjas y los cítricos en general son también importantes proveedores de flavonoides, compuestos con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antitumorales e hipolipemiantes (capaces de disminuir las concentraciones de grasas en sangre). Se atribuye comúnmente a estas frutas la facultad de preservar nuestra salud y de protegernos de enfermedades crónicas.
30 ml de jugo de naranja al día
Un equipo de investigadores de São Paulo realizó un pequeño ensayo clínico en el que midió los efectos del consumo de 30 ml de zumo de naranja al día en la composición de la microbiota intestinal y en el metabolismo de 10 mujeres jóvenes sanas. Durante el primer mes, las participantes recibieron instrucciones de comer y beber según sus hábitos alimentarios, evitando sin embargo las fuentes de flavonoides, los prebióticos y los probióticos, así como las bebidas alcohólicas. El objetivo era comenzar el periodo experimental con bajas concentraciones de las sustancias que se pretendía analizar para evaluar el efecto de los cítricos; en los dos meses siguientes, debían beber todos los días 30 ml de zumo de naranja industrial; el último mes, retomaron sus hábitos alimentarios, a exclusión del zumo de naranja. Al mismo tiempo, tuvieron que someterse al final de cada periodo a análisis de sangre y de heces, así como a diversos análisis biológicos.
Una microbiota rica en bacterias “beneficiosas”
El consumo diario de jugo de naranja se traduce por un descenso significativo de las concentraciones de glucosa, insulina, triglicéridos, colesterol total, colesterol LDL (colesterol “malo”), y de la resistencia a la insulina. La microbiota digestiva mostraba una mayor abundancia de varios microorganismos, especialmente especies capaces de desarrollarse sin presencia de oxígeno (especies anaerobias), así como de lactobacilos y bifidobacterias, ambos beneficiosos para la salud. Mientras que la producción de amonio, generalmente perjudicial para el intestino, disminuyó temporalmente, aumentó la de moléculas que reflejan una buena salud de la microbiota. No se observó, además, ningún efecto significativo en la función intestinal de las mujeres jóvenes. Los autores concluyen que el jugo de naranja actúa como un prebiótico, favoreciendo el crecimiento o la actividad de bacterias intestinales beneficiosas para nuestra salud, y animan a la población a consumirlo a diario.