Infecciones vaginales
La vaginosis bacteriana y la candidiasis vulvovaginal son dos enfermedades infecciosas ginecológicas muy frecuentes. La primera es una infección bacteriana mientras que la segunda se debe a la proliferación de un hongo.
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VAGINOSIS BACTERIANA
Se considera que la vaginosis bacteriana (VB) es el síndrome microbiológico más frecuente en las mujeres en edad de procrear. Los criterios de Amsel, aunque controvertidos, constituyen el método de referencia para diagnosticar la vaginosis bacteriana. Se exige el cumplimiento de al menos 3 de los siguientes criterios clínicos:3
- flujo vaginal poco espeso y homogéneo;
- pH vaginal >4,5;
- olor a amina (pescado) en la prueba con hidróxido de potasio aplicada a un frotis vaginal;
- presencia de “clue cells” (células epiteliales vaginales a las que se adhieren abundantes bacterias) en el examen microscópico de las secreciones vaginales.
En numerosos países también se utiliza el índice de Nugent, basado en el examen microscópico de una tinción de Gram de las secreciones vaginales, para clasificar la flora bacteriana en 3 grupos: sana si el índice se sitúa entre 0 y 3, intermedia si se sitúa entre 4 y 6, y, por último, vaginosis bacteriana si el índice es superior a 6. Según algunos autores, el término de VB en realidad podría abarcar un conjunto de signos y síntomas clínicos comunes provocados por un amplio abanico de bacterias proinflamatorias, asociadas a una respuesta inmunitaria dependiente del huésped, a tal punto que algunos especialistas prefieren utilizar el término “vaginosis polimicrobiana.3
35% Solo 1 de cada 3 mujeres sabe que la vaginosis bacteriana está relacionada con un desequilibrio de la microbiota vaginal
CANDIDIASIS VULVOVAGINAL
La candidiasis vulvovaginal (CVV), así llamada por su relación con la proliferación de hongos (más específicamente levaduras) del género Candida, se considera la segunda enfermedad infecciosa vaginal más frecuente después de la VB ya que podría afectar al 70 a 75% de las mujeres al menos una vez en su vida, al 50% dos veces y al 5 a 10% de forma recurrente.
Los síntomas y signos de la CVV son inespecíficos, sobre todo teniendo en cuenta que la colonización por el hongo no es un buen indicador ya que algunas mujeres son asintomáticas a pesar de estar colonizadas4. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son: prurito vulvar, ardor acompañado de dolor e irritación vaginal que pueden llegar a dispareunia y disuria y, a veces, eritema vulvar y vaginal, edema y lesiones.4
Los factores de riesgo incluyen el embarazo (y otras situaciones asociadas con un aumento de las concentraciones de estrógenos), la diabetes, la inmunosupresión y el tratamiento con antibióticos sistémicos. La incidencia aumenta con el inicio de la actividad sexual, aunque no existe una asociación clara con diferentes tipos de an- ticonceptivos.5
Por último, numerosas levaduras del género Candida alternan entre una fase unicelular y una fase filamentosa mucho más virulenta: las formas filamentosas ofrecen una mayor resistencia mecánica, lo cual favorece la colonización y la invasión de los tejidos del huésped y confiere una mayor resistencia a la fagocitosis.4