Infecciones urinarias
Las infecciones urogenitales bajas son extremadamente frecuentes en las mujeres: 7 de cada 10 sufrirán al menos una vez una infección urinaria o una candidiasis vulvovaginal; serán todavía más numerosas las que presenten una vaginosis bacteriana.
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Acerca de este artículo
Las infecciones urinarias bajas no complicadas son mucho más frecuentes entre las mujeres que entre los hombres.
Raramente se deben a una anomalía estructural y se explican generalmente por la colonización de un patógeno procedente del aparato digestivo, a menudo Escherichia coli, que viaja por las vías urinarias.
77 MUJERES DE CADA 10
Con 150 millones de nuevos casos anua- les, las infecciones urinarias (IU) representan un problema de salud pública mundial. Se observa una desigualdad hombre-mujer ya que esta última se ve dos veces más afectada a igual edad: se diagnostica una IU en una mujer de cada tres antes de los 24 años, en una de cada dos antes de los 35 años y hasta en 7 de cada 10 una vez en la vida (de las cuales el 30% son infecciones recurrentes).1
La frecuencia de IU aumenta con la edad de la paciente y alrededor de dos periodos clave: el inicio de la actividad sexual y la menopausia.2 Diferenciar las IU complicadas de los casos simples reviste una gran importancia clínica ya que de ello dependerán el tipo de tratamiento y su duración. Hay que tener en cuenta que, en general, las IU no complicadas afectan a pacientes que no presentan ninguna anomalía anatómica o funcional del sistema urinario, mientras que las IU complicadas pueden verse favorecidas por distintos factores como obstrucciones del tracto urinario, embarazo, inmunosupresión, fiebre, colocación de un catéter, insuficiencia renal o diabetes. La presencia de síntomas prolongados (>1 semana), la falta de respuesta al tratamiento y la persistencia de bacterias a pesar del tratamiento también son características de las IU complicadas.1
COLONIZACIÓN DE PATÓGENOS DIGESTIVOS
Es muy infrecuente que la infección urinaria sea secundaria a una anomalía estructural subyacente; en general, se produce debido a una colonización de la vagina y la zona periuretral por uropatógenos procedentes del tracto digestivo, que viajan por las vías urinarias. La virulencia de los patógenos, en especial de E. coli, se debe principalmente a su capacidad de adherencia y de colonización del árbol urinario hasta formar biopelículas en la barrera urotelial, que los mantiene protegidos del sistema inmunitario del huésped.1