El eje intestino-cerebro y el TDAH en adolescentes
Ciertas alteraciones sistémicas relacionadas con disbiosis intestinales podrían manifestarse en forma de trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). De hecho, es posible que precursores de la dopamina sintetizados en el intestino lleguen al sistema nervioso central (SNC) e incrementen el riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.
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ALTERACIÓN DE LA NEUROTRANSMISIÓN
Los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) constituyen otra clase de neuropatías en las que podría estar implicada la microbiota humana. Estos trastornos se asocian con anomalías de la neurotransmisión dopaminérgica y con deficiencias en los procesos de recompensa a través de circuitos neurales subyacentes, sobre todo en el cuerpo estriado ventral. La microbiota podría contribuir a tales alteraciones a través del eje intestino-cerebro10. Para explorar esta hipótesis, se caracterizó la microbiota intestinal de adolescentes y adultos jóvenes con trastornos por déficit de atención e hiperactividad, y se realizó análisis de las respuestas cerebrales a la estimulación emocional12.
AUMENTO DE UN PRECURSOR DE LA DOPAMINA
El análisis de la microbiota intestinal por secuenciación del ARNr 16S permitió identificar las poblaciones bacterianas en adolescentes con TDAH. Se utilizó la imagenología funcional para comparar las poblaciones microbianas intestinales y las reacciones cerebrales a una estimulación de los procesos de recompensa en algunos participantes, independientemente del diagnóstico inicial. La caracterización de las microbiotas reveló ciertas variaciones, por ejemplo un aumento de las bifidobacterias en sujetos con TDAH. Estas bacterias, predominantes en el intestino de estos sujetos, poseen un gen que codifica la ciclohexadienil deshidratasa. Esta enzima participa en la síntesis de la fenilalanina, un precursor de la dopamina capaz de atravesar la barrera hematoencefálica. Esto da lugar a aumentos de las concentraciones cerebrales de dopamina, lo que eleva el riesgo de desarrollar alteraciones neurológicas
EJE INTESTINO-CEREBRO
- La microbiota intestinal participa en la comunicación entre el intestino y el cerebro a través de numerosos compuestos y por múltiples vías
- Se ha demostrado de forma inequívoca que desempeña un papel en la maduración del eje neuroendocrino del estrés y en la regulación de las emociones.
- Varios estudios indican que las disbiosis podrían contribuir a la fisiopatología de enfermedades del SNC tales como trastornos ansiosos y depresivos, trastornos del espectro autista y ciertas enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple)
FALTA DE MOTIVACIÓN
Existe una correlación entre el aumento de la producción de monoaminas propiciado por la microbiota intestinal y la disminución de los mecanismos neuronales de anticipación de la recompensa en el cuerpo estriado ventral, que es otro marcador de TDAH. El diagnóstico por imágenes confirma esta relación: los sujetos con disbiosis intestinal muestran «intolerancia al retraso de la recompensa» (incapacidad para soportar un aplazamiento de la recompensa) que, según muchos expertos, es el mecanismo fundamental de la enfermedad. Así pues, la composición de la microbiota intestinal parece ser un nuevo factor en la etiología de los trastornos por déficit de atención e hiperactividad ya que afecta directamente la síntesis de la ciclohexadienil deshidratasa. No obstante, dado que no se puede descartar una posible disbiosis relacionada con el TDAH, se requieren estudios más profundos para precisar a qué nivel tienen lugar las interacciones y cuáles son los efectos funcionales de las microbiotas en los trastornos psiquiátricos en general (trastorno obsesivo-compulsivo, fobias, trastornos de ansiedad, etc.).
10 The gut-brain axis includes the means used by the intestine to communicate with the brain (especially the NCS), and conversely
11 Cerdó T, Ruíz A, Suárez A, et al. Probiotic, Prebiotic, and Brain Development. Nutrients. 2017;9(11):1247.
12 Aarts E, Ederveen THA, Naaijen J, et al. Gut microbiome in ADHD and its relation to neural reward anticipation. PLoS One. 2017;12(9):e0183509.