Autismo: microbiota, microbiotas oral e intestinal
Cada vez más estudios se centran en la relación entre los trastornos de la conducta y la microbiota. La razón de este interés es que algunos microorganismos podrían producir sustancias capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, estando en consecuencia implicados en alteraciones del sistema nervioso central. El esclarecimiento de las interacciones en juego nos permitiría perfilar la etiología de algunas enfermedades psiquiátricas aún mal conocidas.
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Acerca de este artículo
Los niños autistas presentan una alteración de las poblaciones de bacterias y hongos intestinales, además de una disbiosis oral. Estos dos ejes de investigación complementarios tienen como objetivo común desarrollar una estrategia adecuada para el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.
ALTERACIÓN DEL SISTEMA GASTROINTESTINAL
El trastorno autista, una afección del neurodesarrollo que suele aparecer durante la infancia, se caracteriza por trastornos de conducta tales como dificultades para establecer relaciones sociales, problemas de comunicación y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Aunque los mecanismos subyacentes de esta enfermedad no son claros, la presencia recurrente de problemas gastrointestinales en niños autistas sugiere una posible relación con la microbiota intestinal. Explorando esta hipótesis se pretende caracterizar por completo la etiología de esta enfermedad que, por el momento, se limita a factores genéticos y ambientales.
ALTERACIONES DE LAS POBLACIONES DE BACTERIAS…
Algunos estudios, como el de un equipo italiano7 , intentaron confirmar la hipótesis de la disbiosis. Para ello, tomaron muestras fecales de 40 niños con trastornos autistas severos y de 40 controles «neurotípicos» con el fin de caracterizar las poblaciones bacterianas presentes mediante la amplificación de los genes del ARNr 16S. Los análisis confirmaron que la hipótesis original era pertinente ya que en los niños autistas se observó un aumento significativo de la relación Firmicutes/ Bacteroidetes, que suele asociarse con un mayor riesgo de desarrollo de trastornos inflamatorios. A nivel de géneros se observa una disminución de Alistipes, Bilophila, Dialister, Parabacteroides y Veillonella, y un aumento de Collinsella, Corynebacterium, Dorea y Lactobacillus. En los niños autistas con estreñimiento (trastorno gastrointestinal frecuente en esta enfermedad), se observó asimismo la abundancia de Escherichia, Shigella y Clostridium.
…Y DE HONGOS
El análisis de la comunidad de hongos también reveló diferencias entre los sujetos autistas y los controles ya que la proporción de Candida fue dos veces mayor en los primeros. Sin embargo, esta observación debe analizarse en su contexto ya que este tipo de hongo está presente naturalmente en el ser humano, a tal grado que la diferencia no puede considerarse significativa. Aun así, parece confirmarse la hipótesis de una disbiosis fúngica que podría influir en el desarrollo bacteriano y viceversa, dado que las dos comunidades coexisten en la misma microbiota.
POSIBLE IMPLICACIÓN DE LA MICROBIOTA ORAL
La microbiota intestinal no es la única presuntamente implicada en el desarrollo de trastornos autistas. La investigación se interesa también en poblaciones microbianas del ámbito otorrinolaringológico (ORL), que contienen una gran diversidad de taxones (más de 700 únicamente en la cavidad bucal) y desempeñan una función de reservorio infeccioso para otras partes del cuerpo, incluido el sistema nervioso central. Dado que estudios anteriores revelaron la presencia de disbiosis orales en pacientes con enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple o migraña, un equipo de investigadores decidió caracterizar la microbiota oral de niños autistas a fin de identificar posibles especificidades microbianas9 .
LA CAVIDAD BUCAL: UN ENTORNO ESPECÍFICO
Una de las particularidades de la cavidad bucal es que en ella coexisten tejidos blandos (mucosas) y duros (dientes). La recolección doble de 111 muestras de saliva y de placa dental permitió identificar más precisamente las poblaciones bacterianas de 32 niños autistas y 27 sujetos de control. Al igual que en la microbiota intestinal, se observaron grandes diferencias entre los dos grupos de participantes. La comunidad microbiana bucal de los autistas se caracteriza por un empobrecimiento generalizado, un aumento de patógenos como Haemophilus en la saliva y Streptococcus en la placa dental, así como una disminución de distintas bacterias comensales en ambos sitios: Prevotella, Selenomonas, Actinomyces, Porphyromonas y Fusobacterium. Además, la placa dental muestra una disminución importante de Prevotellaceae, una familia capaz de interactuar con el sistema inmunitario, junto con una abundante concentración de Rothia, bacteria asociada frecuentemente con enfermedades odontológicas según la literatura científica.
LA MICROBIOTA: ¿UN NUEVO ENFOQUE DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO EN PSIQUIATRÍA?
Partiendo de las poblaciones bacterianas orales identificadas en el trastorno autista se desarrolló un modelo diagnóstico basado en los principales biomarcadores bucales, que ofrece una eficacia del 96,3% en el caso de la saliva y podría ser particularmente útil y pertinente en el ámbito de la psiquiatría moderna. La razón de ello es que este enfoque biológico permite complementar los criterios habituales derivados en su mayoría del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales), los cuales se basan en un consenso sobre síntomas clínicos difíciles de medir. La realización de investigaciones más extensas sobre las microbiotas de niños autistas podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias de diagnóstico y tratamientos innovadores.