El mundo microbiano que vive en el aire, en el suelo y también en las plantas es muy importante para nuestra salud. Varias hipótesis sugieren que la insuficiente exposición a zonas verdes y a los microorganismos que viven en ellas podría estar implicada en el aumento de la incidencia de obesidad, diabetes y alergias. Por lo tanto, para luchar de manera más eficaz contra estas enfermedades no transmisibles, parece imprescindible comprender mejor las interacciones del ser humano con la naturaleza, en especial con las microbiotas y el entorno. Para ello, un equipo de científicos evaluó el impacto de las zonas verdes en la composición y diversidad de la flora cutánea y nasal de 3 individuos que visitaron zonas verdes de ciudades de 3 países diferentes, a saber, Australia, la India y Gran Bretaña.
La exposición a zonas verdes aumenta la diversidad microbiana
Durante sus paseos, los participantes tomaron muestras del suelo, las hojas y el aire para analizar las bacterias ambientales. Antes y después de cada exposición ambiental, también tomaron muestras de su nariz y de su piel para determinar los efectos de las zonas verdes en sus microbiotas. El análisis reveló una modificación de la flora cutánea después del paseo: bacterias más abundantes, más diversas y más próximas a las del suelo, prueba de que ciertas bacterias del entorno habían colonizado la piel. Por su parte, la composición de la microbiota nasal se parecía a la de las muestras de aire tomadas.
¿Modificaciones transitorias?
Aún más interesante fue la observación de que los cambios en la diversidad y composición de las microbiota eran globalmente similares entre los 3 países visitados, a pesar de las diferencias entre ellos en numerosos factores que se sabe pueden influir en la composición de las microbiotas como el grado de contaminación, el porcentaje de humedad o la alimentación. Todavía no se sabe cuánto tiempo persisten estas modificaciones de la flora. Sin embargo, estudios anteriores indicaron que la mayoría de las bacterias ambientales transferidas al ser humano desaparecen en un lapso de 2 horas, mientras que otras especies más raras pueden persistir sobre la piel hasta 24 horas. Si bien será necesario esperar los resultados de investigaciones adicionales para saber si tales modificaciones microbianas producen beneficios para la salud, mientras tanto nada nos impide revolcarnos en la hierba.