La dermatitis atópica (o eccema atópico) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se manifiesta muy temprano en la infancia, en forma de placas eccematosas que evolucionan por brotes y, en la mayoría de los casos, desaparecen en la adolescencia.Ciertas modificaciones de la microbiota cutánea se han asociado a esta enfermedad y a su severidad, por ejemplo, un aumento de la abundancia de Staphylococcus aureus y S. epidermidis en las lesiones y una disminución de la cantidad de estreptococos durante los brotes inflamatorios. Se sospecha también que la microbiota nasal sirve de reservorio bacteriano y mantiene la autocontaminación entre la piel y la nariz, aunque solo se dispone de escasos datos para respaldar esta hipótesis.
Nariz y piel: ¿dos microbiotas conectadas?
Un equipo de investigadores analizó muestras extraídas de la nariz y la piel lesionada de niños con dermatitis atópica. Mientras que las lesiones cutáneas estaban colonizadas casi exclusivamente por estafilococos, estas especies estaban lejos de ser mayoritarias en la microbiota nasal, más diversificada y dominada por otras bacterias (Moraxella, Corynebacterium, Dolosigranulum). Estas diferencias de composición no parecen impedir las interacciones entre las microbiotas nasal y cutánea, como indica la asociación estadística entre las especies bacterianas de las vías nasales y aquellas presentes en la piel, aunque no se han dilucidado los mecanismos subyacentes.
Dos microbiotas asociadas a la severidad de la enfermedad
Por otra parte, la severidad de la enfermedad mostró una correlación con la composición de la microbiota nasal y una correlación aún más estrecha con la composición de la microbiota cutánea. Esta asociación entre las microbiotas y la severidad de la dermatitis se basa especialmente en la presencia de estafilococos procedentes de las microbiotas cutánea y nasal, pero también en la de otras especies, como Moraxella en la nariz. Los autores concluyen que estos resultados sugieren que las microbiotas cutánea y nasal podrían desempeñar un papel en el empeoramiento de la inflamación característica de la dermatitis atópica e invitan a continuar las investigaciones para identificar de manera más precisa las especies y las diferentes microbiotas implicadas en la enfermedad.