La dermatitis atópica (o eccema atópico) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel caracterizada por sequedad local, lesiones rojas y brotes de prurito. Distintos factores genéticos y ambientales están implicados en estas alteraciones de la barrera cutánea, con una posible participación de la microbiota cutánea. Estudios anteriores demostraron que la composición microbiana cutánea de las personas con dermatitis atópica es diferente de la de una piel sana, en especial en lo referente al estafilococo dorado, que podría colonizar la piel lesionada de los pacientes y participar en el agravamiento de los brotes eccematosos.
Una flora cutánea sometida al láser
El láser forma parte de los tratamientos de esta dermatosis. Aunque la eficacia de este láser está fuera de toda duda, existe un interrogante: ¿afecta a la composición de la microbiota cutánea y su papel en la dermatitis atópica? Un equipo japonés se centró en esta pregunta y evaluó la evolución de la flora microbiana, las lesiones y la función de barrera de la piel de 11 pacientes, después de dos meses de tratamiento semanal con láser.
El estafilococo dorado como diana
La principal observación fue una disminución de la severidad de las lesiones, un índice de hidratación más elevado y una mejora de la función de barrera de la piel. En cuanto a la microbiota cutánea, los investigadores observaron un aumento de ciertas bacterias que indican que la piel está más hidratada y, sobre todo, una reducción de la especie bacteriana perjudicial, a saber, el estafilococo dorado. Por lo tanto, este tratamiento tendría un efecto positivo en la microbiota disminuyendo la abundancia del estafilococo dorado y, por consiguiente, mejorando las lesiones cutáneas de los pacientes con dermatitis atópica.