Acné y microbiota
El acné, una enfermedad de la piel muy frecuente durante la adolescencia, está provocado por modificaciones hormonales asociadas a un desequilibrio de la microbiota cutánea en provecho de una bacteria, la Propionibacterium acnes.
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Acerca de este artículo
Aunque en el 95 % de los casos las lesiones por acné afectan a la cara, también pueden observarse en el dorso, el cuello o la parte delantera del tórax. El acné afecta a una cuarta parte de los adultos, especialmente las mujeres.
Diferentes lesiones
El acné es una enfermedad de los folículos pilosebáceos que une el vello con una glándula productora de sebo. Esta dermatosis se manifiesta con distintos tipos de lesiones, según su estadio de evolución: los puntos negros y puntos blancos corresponden al primer estadio del acné, mientras que las pápulas y las pústulas corresponden a la etapa inflamatoria.
La función de la microbiota cutánea
Genética, hormonas, higiene... Existen múltiples causas para el acné, pero todas tienen algo en común: la implicación de la bacteria Propionibacterium acnes en su desarrollo. Este germen, que está presente en la piel de forma natural, se multiplica debido a un exceso de sebo y da lugar a un desequilibrio de la microbiota cutánea. La piel reacciona a esta disbiosis local y crea un estado de inflamación.
En la actualidad, es bien sabido que las enfermedades crónicas de la piel a menudo están asociadas a otros trastornos. Es el caso del acné. En los pacientes afectados, se observa una fuerte prevalencia de estrés, ansiedad y depresión asociados a trastornos funcionales intestinales. La hipótesis actual pone de manifiesto una alteración de las interacciones del eje «intestino-cerebro-piel», que provocaría disbiosis e inflamación a nivel local y sistémico.
Un tratamiento a medida
El tratamiento del acné depende de su gravedad y de su impacto psicológico. Por lo general, los tratamientos locales y/o los tratamientos por vía oral (antibióticos o isotretinoína), combinados con un estilo de vida saludable, presentan resultados positivos. Sin embargo, con el desarrollo de la resistencia a los antibióticos, se ha vuelto necesario llevar a cabo investigaciones alternativas, seguras y eficaces. Desde hace algunos años se llevan a cabo estudios sobre el uso de probióticos (de aplicación local o por vía oral) con fines terapéuticos. Algunos han demostrado los beneficios de algunas cepas de lactobacilos (Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus paracasei) en la barrera cutánea, la sensibilidad de la piel, la hidratación y las funciones de la epidermis.
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