Sus bacterias intestinales podrían ser la clave para controlar el hambre
Descubra cómo sus bacterias intestinales podrían ser el arma secreta para controlar el hambre y el peso. Nuevas investigaciones revelan que los probióticos, los prebióticos y las dietas ricas en fibra podrían reconfigurar su microbioma, reforzando las hormonas de la saciedad y manteniendo controlado el comer en exceso. ¡El futuro del control del peso podría estar en su intestino!
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La regulación del apetito es un proceso complejo y multidimensional que juega un papel primordial en el mantenimiento de la homeostasis energética. La saciedad, distinta del hambre y de la satisfacción, es clave para esta regulación
- El hambre representa la necesidad fisiológica de comida, normalmente impulsada por señales del cerebro como respuesta al agotamiento de energía.
- La satisfacción, por otro lado, marca la sensación de estar lleno experimentada durante una comida, y señala el final de la ingesta
- En contraste, la saciedad se refiere a la sensación prolongada de estar lleno que elimina el deseo de comer entre comidas y que influye en el tiempo de la siguiente ingesta de alimentos.
Comprender el mecanismo subyacente tras la saciedad es vital para los profesionales sanitarios y también para las personas que se esfuerzan en combatir la obesidad, la diabetes, y otros trastornos metabólicos Cada vez más, las investigaciones apuntan a la microbiota intestinal como regulador clave de la señalización de la saciedad, vinculando el entorno microbiano del intestino a la función del cerebro a través de lo que comúnmente se denomina el eje intestino-cerebro. Las nuevas evidencias sugieren que las bacterias intestinales y sus metabolitos, especialmente los ácidos grasos de cadena corta (
(sidenote:
AGCC
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta son una fuente de energía (combustible) para las células del individuo. Interactúan con el sistema inmunitario y participan en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Bibliografia:
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.
)
), son un componente esencial para la regulación de la saciedad, ya que influyen en la liberación de hormonas de la saciedad y modulan el apetito. 1,2,3
En este artículo le invitamos a explorar el creciente número de evidencias sobre el papel de la microbiota intestinal en la regulación de la saciedad, poniendo el foco en los metabolitos microbianos, su interacción con el eje intestino-cerebro y las implicaciones para la práctica clínica. Analizaremos cómo las intervenciones dietéticas destinadas a modificar la composición de la microbiota intestinal, como puede ser el uso de probióticos, prebióticos y dietas ricas en fibra, pueden influir en la saciedad y ofrecer enfoques novedosos para el control de la obesidad y de los trastornos metabólicos relacionados.
¿En qué se diferencian los prebióticos, los probióticos y los posbióticos?
Conversaciones intestino-cerebro: ¿Cómo conforma la microbiota las señales de saciedad?
El eje intestino-cerebro es una intrincada red que comunica señales de saciedad entre el intestino y el cerebro. Dicha interacción es influenciada en gran medida por la microbiota intestinal, que regula el apetito a través de hormonas como pueden ser el péptido similar al glucagón de tipo 1 (GLP-1), el péptido YY (PYY) y la pancreocimina (CCK). Estas hormonas son producidas por células especializadas en el intestino denominadas células enteroendocrinas como respuesta a la ingesta de alimentos.
El GLP-1, el PYY y la CCK desempeñan papeles clave en comunicar al cerebro que estamos llenos. Por ejemplo:
- El GLP-1 ralentiza la velocidad en la que los alimentos pasan a través del tracto digestivo, lo que proporciona al cuerpo más tiempo para absorber los nutrientes y ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre. 5
- El PYY actúa para reducir el apetito tras las comidas al señalar al cerebro que se deje de comer. 6
- La CCK se libera cuando se detectan grasas y proteínas en el intestino y ayuda a digerir los alimentos a la vez que nos hace sentir llenos. 7
Juntas, estas hormonas actúan en el cerebro para reducir la ingesta de comida y prolongar la sensación de estar lleno, lo que ayuda a mantener un equilibrio saludable en el consumo de alimentos.
Una de las contribuciones clave de la microbiota es la producción de AGCC (acetato, propionato y butirato) durante la fermentación de la fibra. Los AGCC estimulan la liberación de GLP-1 y PYY, lo que refuerza la sensación de estar lleno y ayuda a controlar el apetito. 1 Adicionalmente, los AGCC interactúan con el nervio vago, que conecta directamente el intestino con los centros del hambre del cerebro, lo que mejora las señales de saciedad. 2
La saciedad, el hambre, la satisfacción
- La saciedad se refiere a la sensación prolongada de estar lleno que elimina la necesidad de comer entre comidas
- El hambre es el impulso fisiológico de comer, que es disparado por la necesidad de energía del cuerpo, a menudo indicada por señales hormonales y neuronales
- La satisfacción es la sensación de estar lleno experimentada durante una comida y que indica al cuerpo dejar de comer.
El papel de la microbiota va más allá de la señalización; los AGCC reducen también la inflamación en el hipotálamo, preservan la integridad de la regulación de la saciedad y ayudan a prevenir trastornos metabólicos relacionados con la obesidad. 2 Pero ¿cómo influyen los probióticos y las intervenciones dietéticas específicas, tales como los prebióticos, en la microbiota intestinal para aumentar la saciedad?
El eje intestino-cerebro: ¿Cuál es el papel de la microbiota?
Papel de los probióticos en la mejora de las señales de la saciedad:
Estudios recientes han demostrado que ciertas bacterias pueden producir proteínas que envían señales a nuestro cerebro, diciéndonos que estamos llenos. Un ejemplo es una proteína llamada ClpB, producida por ciertas bacterias como Hafnia alvei. Dicha proteína se comporta de forma similar a alfa-MSH, una hormona que ayuda a regular el apetito. Esta proteína estimula la liberación de PYY, una hormona que fomenta la sensación de estar lleno y reduce el apetito. 3
Estudios de experimentación con animales han demostrado que Hafnia alvei puede ayudar a reducir la ingesta de alimentos y el aumento del peso corporal en modelos animales mediante la amplificación de estas señales de saciedad. 3 Cuando se utiliza como suplemento probiótico, Hafnia alvei puede incrementar la sensación de estar lleno en humanos, lo que mejora los comportamientos alimentarios saludables y contribuye al control del peso a largo plazo. 4 Aunque se requiere una mayor investigación, las conclusiones preliminares sugieren que los probióticos podrían ofrecer un complemento para las intervenciones dietéticas destinadas a controlar el apetito y reducir el exceso de peso. 3
Estimulación de la saciedad: ¿Cómo modulan la microbiota los prebióticos y las fibras alimentarias?
Las intervenciones dietéticas, especialmente aquellas que incluyen prebióticos y fibras alimentarias, ofrecen un modo directo de influir en la microbiota intestinal y aumentar la saciedad. Los prebióticos son componentes alimenticios no digeribles que estimulan selectivamente el crecimiento y la actividad de las bacterias intestinales beneficiosas. Un excelente ejemplo es la inulina, una fibra que aumenta la producción de AGCC, especialmente propionato y butirato, que desempeñan un papel clave en la señalización de la saciedad. 2
En estudios humanos, la suplementación de éster de propionato de inulina (IPE) ha mostrado resultados prometedores. Por ejemplo, las personas que consumieron IPE experimentaron una reducción en la libre ingesta de energía, lo que significa que redujeron de forma natural su consumo de alimentos sin esfuerzo consciente. 2 Los AGCC producidos a partir de la fermentación de la fibra, particularmente el propionato, estimularon directamente la liberación de GLP-1 y PYY, lo que aumentó la sensación de estar lleno. 1
Por otro lado, el almidón resistente, otra fibra fermentable, ha demostrado su capacidad para reducir los niveles de glucosa posprandial e influir en las hormonas de la saciedad. Un estudio demostró que la suplementación de almidón resistente durante seis semanas reducía los niveles de leptina, una hormona implicada en el equilibrio energético a largo plazo, lo que señaló una mejor regulación del apetito. 1
Estos ejemplos ponen de relieve cómo las dietas ricas en fibra pueden modular la actividad microbiana intestinal para influir positivamente en la saciedad. Pero ¿qué ocurre con otros metabolitos microbianos más allá de los AGCC? ¿Qué influencia tienen en la regulación central y periférica del hambre?
Más allá de la fibra: El papel de los metabolitos neuroactivos en el control del apetito
Además de los AGCC, las bacterias intestinales producen diversos metabolitos neuroactivos que desempeñan papeles cruciales en la regulación del apetito y de la saciedad a través de secuencias tanto centrales como periféricas. Entre estos, la serotonina, el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y la dopamina son neurotransmisores clave implicados en la modulación de la ingesta alimentaria y el equilibrio energético. 2
90 % de la serotonina del cuerpo sea producida en el intestino
Resulta interesante que aproximadamente el 90 % de la serotonina del cuerpo sea producida en el intestino por las células enterocromafines, influenciadas por el entorno microbiano. 3 Dicha serotonina no solo regula la motilidad intestinal sino que también interactúa con el nervio vago para señalar los centros de saciedad del cerebro, lo que contribuye a la eliminación del hambre tras las comidas. 2
En el caso del GABA, ciertas cepas de lactobacilos y bifidobacterias pueden producir este neurotransmisor. El GABA afecta al hipotálamo, que es vital para la regulación del hambre, al modular los circuitos neurológicos que controlan el comportamiento de la alimentación. Los estudios han demostrado que ratones libres de gérmenes exhibían una señalización de GABA alterada, que resultaba en un aumento del apetito, lo cual pone de relieve el papel crucial del GABA derivado del intestino para controlar el hambre. 3
Además, la dopamina, que está implicada en los mecanismos de recompensa alimentaria, también se ve influenciada por la microbiota intestinal. Los desequilibrios en las secuencias de la dopamina pueden llevar a comer en exceso e incluso a comportamientos de atracones de comida, lo que subraya el papel potencial de la microbiota en el control no solo del hambre sino también de la adicción a la comida.1
Disbiosis: Cuando el desequilibrio intestinal sabotea la saciedad
La disbiosis, desequilibrio o adaptación inadecuada de la microbiota intestinal, se ha convertido en un factor crucial en la alteración de las señales normales de la saciedad. En personas con obesidad y trastornos metabólicos, se observa normalmente disbiosis, caracterizada por una reducción de la diversidad microbiana y un crecimiento excesivo de ciertas bacterias patógenas. 3 Dicho desequilibrio puede afectar negativamente a la producción de metabolitos microbianos clave, especialmente los AGCC, que son esenciales para regular las hormonas responsables de la saciedad, como GLP-1 y PYY. 1
Además, la disbiosis pone en peligro la barrera intestinal, al incrementar la translocación de endotoxinas bacterianas como los lipopolisacáridos (LPS) a la circulación. Los niveles elevados de LPS están asociados con inflamación crónica de baja intensidad, que altera la señalización de la saciedad induciendo neuroinflamación en el hipotálamo, una región cerebral clave implicada en la regulación del hambre. 2 Este estado inflamatorio altera la capacidad del cerebro para responder adecuadamente a las hormonas de la saciedad, lo que contribuye a comer en exceso y a la disfunción metabólica.
Las investigaciones muestran que las personas con microbiomas disbióticos a menudo presentan niveles elevados de la hormona de estimulación del apetito, la grelina, que conduce a sensaciones persistentes de hambre y dificultad para mantener un equilibrio energético saludable. 3 Estas alteraciones ponen de relieve la importancia de mantener una microbiota sana y diversa, no solo para la salud digestiva sino también para la regulación adecuada del apetito y el control metabólico a largo plazo.
¿Ha oído hablar de la «disbiosis»?
Recableado de la saciedad: Aprovechamiento de los probióticos, los prebióticos y las dietas ricas en fibra para la ganancia terapéutica
El potencial terapéutico de los probióticos, los prebióticos y las dietas ricas en fibra para modular la microbiota intestinal ofrece una potente herramienta para aumentar la saciedad y tratar los trastornos metabólicos. 8 Las investigaciones demuestran sistemáticamente que las fibras alimentarias, como la inulina, los fructooligosacáridos (FOS) y el almidón resistente, sirven como agentes vitales para estimular la producción de AGCC (específicamente butirato, propionato y acetato) que influyen directamente en la regulación de la saciedad a través del eje intestino-cerebro. 9
Las evidencias apuntan a un futuro en el que la nutrición de precisión (intervenciones dietéticas personalizadas basadas en el perfil de microbioma individual) podrían constituir una estrategia terapéutica clave 10 Al tratar la microbiota con probióticos, prebióticos y fibras específicos, los profesionales clínicos pueden restablecer el equilibrio intestinal, mejorar la saciedad y ayudar a los pacientes a controlar tanto el apetito como la salud metabólica de forma más eficaz. A medida que se profundiza en la comprensión del papel de la microbiota en la saciedad, se abre un nuevo horizonte de terapias personalizadas que van más allá de los enfoques tradicionales para tratar la obesidad y las enfermedades metabólicas. 11