Trasplante de microbiota y diabetes de tipo 1: un ensayo en el ser humano
El trasplante de microbiota fecal, que se acompaña de modificaciones de los metabolitos microbianos y los linfocitos T implicados en la autoinmunidad, podría estabilizar la función residual de las células β pancreáticas en pacientes con diabetes de tipo 1.
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Acerca de este artículo
La diabetes de tipo 1 (DT1) es una enfermedad autoinmune que conduce a la destrucción de las células β pancreáticas. Los datos obtenidos en ratones indican que las interacciones entre la microbiota intestinal y el sistema inmunitario innato parecen estar implicadas en el desarrollo de la enfermedad, cuya progresión podría frenarse mediante un trasplante de microbiota fecal (TMF).
Comparación entre el trasplante autólogo y el trasplante alogénico
En un ensayo aleatorizado comparativo, un grupo de pacientes recientemente diagnosticados de DT1 recibieron tres TMF por sonda nasoduodenal a los 0, 2 o 4 meses, o bien a partir de sus propias heces (TMF autólogo, n = 10), o bien a partir de heces de donantes sanos (TMF alogénico, n = 10). El año siguiente al primer TMF, los investigadores evaluaron la función residual de las células β (a través de la secreción de péptido C en respuesta a una comida de prueba), así como las modificaciones metabólicas, inmunitarias y de la microbiota inducidas por los dos tipos de TMF.
Conservación de la función pancreática
A diferencia de lo que esperaban los investigadores, un año después del primer TMF, la función de las células β estaba conservada en el grupo del TMF autólogo.1 En cambio, se había deteriorado en el grupo del TMF alogénico, aunque menos que en pacientes con DT1 sin tratamiento en el primer año siguiente al diagnóstico. Según los investigadores, los efectos beneficiosos del TMF son más pronunciados y duraderos cuanto mayor es la compatibilidad inmunológica entre el donante y el huésped.
¿Implicación de Desulfovibrio piger?
Las modificaciones de la microbiota mostraron una correlación con ciertos cambios metabólicos e inmunitarios. Por ejemplo, en el duodeno, se detectó una correlación inversa entre especies del género Prevotella y la función residual de las células β. En el colon, se observó un aumento importante de Desulfovibrio piger, pero únicamente después del TMF autólogo. Hubo una correlación entre su abundancia y una mejor función residual de las células β, pero también con las concentraciones circulantes de 1-araquidonoil-GPC (A-GPC), un metabolito microbiano a su vez asociado a un aumento de la producción de péptido C. Además, se observó una correlación negativa entre la cantidad de D. piger y las concentraciones de ciertos linfocitos T implicados en la autoinmunidad. ¿Interpretación de los autores? D. piger podría frenar la autoinmunidad eliminando estos linfocitos mediante la producción de A-GPC. Entre las múltiples correlaciones observadas, los investigadores destacan posibles mecanismos en los que hay que profundizar para precisar los efectos del TMF en la DT1, así como el potencial terapéutico recién identificado de algunas especies.
1. Overgaard AJ, Weir JM, Jayawardana K, et al. Plasma lipid species at type 1 diabetes onset predict residual beta-cell function after 6 months. Metabolomics 2018;14:158; Lachin JM, McGee PL, Greenbaum CJ, et al. Sample size requirements for studies of treatment effects on beta-cell function in newly diagnosed type 1 diabetes. PLoS One 2011;6:e26471.