Trasplante de microbiota fecal y síndrome del intestino irritable: ¿dónde, cuándo y cuánto para optimizar los efectos?
Según un equipo de investigadores clínicos noruegos, la mejor combinación para un trasplante fecal en el tratamiento del síndrome del intestino irritable (SII) consiste en trasplantar una dosis de entre 60 y 90 g en el intestino delgado (en vez de en el colon) e, idealmente, repetir el TMF.
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Acerca de este artículo
44% Solo 2 personas de cada 5 declaran que han recibido información de su médico sobre los comportamientos adecuados para mantener una microbiota equilibrada
Entre 2015 et 2020 se llevaron a cabo 7 estudios comparativos aleatorizados (ECA) sobre el trasplante de microbiota fecal (TMF) para el tratamiento del síndrome del intestino irritable. Estos estudios arrojaron resultados variables, probablemente debido a diferencias entre los protocolos aplicados. En este contexto, un equipo noruego investigó los efectos de la dosis, la repetición del TMF y el sitio de administración, aplicando el mismo protocolo que en su ECA anterior que había dado muy buenos resultados (efectos persistentes hasta 3 años después del TMF con tan solo unos cuantos efectos adversos leves). La microbiota trasplantada procedía del mismo (sidenote: Superdonante Donante con una microbiota muy diversificada cuya calidad condiciona los resultados de la TMF. En el caso presente, se trata de un hombre de raza blanca de 40 años, nacido por vía vaginal y alimentado con leche materna, que solo ha recibido unos pocos tratamientos con antibióticos a lo largo de su vida, que goza de buena salud, no fuma, no toma ningún medicamento de manera habitual, tiene un IMC normal, hace ejercicio regularmente y toma suplementos alimenticios específicos para deportistas (provocando que su dieta sea más rica que la media en proteínas, fibras, minerales y vitaminas). ) .
La repetición del TMF mejora los síntomas
En este nuevo estudio participaron 186 pacientes con el síndrome del intestino irritable, que fueron distribuidos de forma aleatorizada en 3 grupos que recibieron un trasplante fecal de 90 g (frente a 30 o 60 g en el ECA anterior) ya sea en el colon, o en el duodeno, o bien, 2 veces en el duodeno con un intervalo de una semana.
Durante el año siguiente al TMF, los investigadores observaron una prevalencia mucho menor de (sidenote: Evaluados mediante el cuestionario IBS-SSS, el cuestionario Birmingham IBS Symptom Questionnaire (BSQ) y la escala de evaluación de la fatiga. ) independientemente del grupo y del tiempo transcurrido desde el TMF. Mientras que estos síntomas estaban presentes en ¾ de los pacientes el día del trasplante, solo afectaban a entre un 17 y un 32% de los pacientes (según el grupo) 3 meses después y entre un 24 y un 41% un año después. La (sidenote: Evaluada mediante los cuestionarios IBS Quality of Life Instrument (IBS-QoL) y Short-Form Nepean Dyspepsia Index (SF-NDI). ) también mejoró en los 3 grupos, sea cual sea el tiempo transcurrido desde el FMT. Además, la repetición del trasplante mejoró el efecto beneficioso sobre los síntomas y sobre la calidad de vida.
Manual para diagnosticar el SII
El intestino delgado es preferible al colon
El análisis de las muestras fecales (ARNr 16S) tomadas al inicio y 3, 6 y 12 meses después del TMF revela una disminución significativa de la disbiosis en todos los grupos tratados. Después del TMF, los perfiles bacterianos cambiaron considerablemente en los 3 grupos y en todas las fechas de observación, con diferencias entre los grupos. Estos cambios se refieren en particular a 6 bacterias relacionadas con los síntomas y la fatiga, tales como Alistipes spp., implicada en distintas enfermedades como la depresión, la ansiedad y el síndrome de fatiga crónica, u Holdemanella biformis, que ejerce efectos antiinflamatorios.
El trasplante en el intestino delgado permite la colonización de bacterias beneficiosas a largo plazo, mientras que el trasplante en el colon tiene un efecto más transitorio. En cambio, mientras que en el ECA anterior, el efecto beneficioso aumentaba con la dosis (mayor efecto con la dosis de 60 g que con la de 30 g), la dosis de 90 g no produjo ningún beneficio adicional con respecto a la de 60 g probada anteriormente. Por lo tanto, la dosis óptima se sitúa probablemente entre 60 y 90 g.
Explique el trasplante fecal a sus pacientes con este contenido específico: