Se ha descubierto, en un nuevo estudio, que las bacterias vaginales influyen en la colonización del estreptococo del grupo B durante el embarazo
En un nuevo estudio se ha revelado que los cambios en las bacterias vaginales durante el embarazo influyen en la persistencia del estreptococo del grupo B, un microorganismo patógeno oculto, pero peligroso. Los científicos han descubierto unos desequilibrios microbianos que podrían modificar el abordaje de la atención prenatal y la seguridad neonatal.
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(sidenote: Estreptococo del grupo B (EGB) una bacteria que suele hallarse en el tracto gastrointestinal y la vagina de personas adultas y que puede causar infecciones graves en recién nacidos si se transmite durante el parto. ) , una bacteria que suele residir en el cuerpo humano sin dar señales de vida, puede convertirse en una seria amenaza durante el embarazo. Su colonización asintomática en hasta el 40 % de las mujeres embarazadas puede causar complicaciones en los neonatos, como sepsis, neumonía y meningitis, si se transmite durante el parto. En una nueva investigación, dirigida por Toby Maidment de la Universidad de Tecnología de Queensland, se exploró la interacción entre la (sidenote: Microbiota vaginal La comunidad de microorganismos que residen en el entorno vaginal, dominada principalmente por especies de lactobacilos, que es crucial para mantener la salud reproductiva. ) y la colonización del EGB a lo largo del tiempo, lo que aportó una perspectiva transcendental sobre la dinámica microbiana. 1
Cambios microbianos y colonización persistente
Mediante el uso de datos de 93 mujeres embarazadas, hicieron un seguimiento de los cambios microbianos en las semanas 24 y 36 de la gestación, lo que proporcionó nuevas pistas sobre la colonización persistente y transitoria del EGB. Uno de los descubrimientos que destacó fue el distinto papel que desempeñan el (sidenote: Lactobacillus crispatus Una bacteria beneficiosa de la microbiota vaginal que produce ácido láctico, de forma que se mantiene un pH bajo para evitar la colonización de microorganismos patógenos y las infecciones. ) y el (sidenote: Lactobacillus iners Una bacteria vaginal que aporta menos protección y que produce únicamente ácido L-láctico, la cual suele asociarse a desequilibrios microbianos y a la vulnerabilidad frente a infecciones oportunistas. ) . En mujeres con colonización persistente por el EGB, la proporción de L. crispatus, un defensor clave frente a los microorganismos patógenos, se vio reducida significativamente. Por el contrario, L. iners, una especie menos eficaz a la hora de mantener la acidez vaginal y el equilibrio microbiano, era más abundante. Este desequilibrio podría crear un entorno que permite prosperar al EGB.
Resulta interesante que la colonización transitoria por el EGB (detectada únicamente a las 24 semanas) estaba ligada a comunidades microbianas más diversas, con predominio de especies como Gardnerella vaginalis. A las 36 semanas, esta diversidad se redujo, y L. crispatus junto con L. iners pasaron a ser dominantes, lo que estaba correlacionado con la desaparición de la presencia del EGB. Esto indica que existe una interacción dinámica en la que la microbiota vaginal podría cambiar hacia un estado protector de forma natural, aunque no siempre sea eficaz en casos persistentes.
Un análisis más detallado de la dinámica del EGB
En la colonización persistente por el EGB, a menudo estaban involucrados los mismos serotipos bacterianos en ambos puntos temporales, lo que indicaría la presencia de unos mecanismos de colonización estables. Además, en las mujeres con colonización persistente por EGB, se observó una reducción promedio del 11 % en la abundancia de EGB a medida que avanzaba el embarazo, lo que concordaba con los cambios hormonales que aumentan los lactobacilos. No obstante, a pesar de esta disminución, la presencia de L. iners siguió dificultando la resiliencia del entorno vaginal.
Gracias al diseño longitudinal del estudio, es decir, con un seguimiento de los cambios a lo largo del tiempo, en lugar de en un único momento, se reveló que las colonizaciones transitorias y persistentes difieren significativamente en lo que respecta a su base microbiana. También se puso de relieve la importancia de abordar el papel de L. iners en la colonización por EGB, ya que su presencia podría indicar que el entorno vaginal protege menos en comparación con la presencia de L. crispatus u otras especies de lactobacilos.
¡Antes de que sea demasiado tarde!
En esta investigación se presenta un argumento convincente a favor de los tratamientos personalizados del EGB durante el embarazo. Mientras que L. crispatus aparece como un factor clave de la salud vaginal, L. iners parece menos capaz de ofrecer protección frente a los microorganismos patógenos oportunistas. Comprender estas dinámicas podría allanar el camino a las intervenciones, como el uso de probióticos para aumentar el predominio de L. crispatus o de otras estrategias para ayudar a las defensas vaginales.
En el futuro, el análisis microbiano podría convertirse en una piedra angular de las estrategias obstétricas personalizadas, lo que podría reducir los riesgos asociados al EGB y mejorar el desenlace neonatal.