Microbiota intestinal #17
Por la Prof. Satu Pekkala
Becaria de investigación de la Academia de Finlandia, Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud, Universidad de Jyväskylä, Finlandia
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Acerca de este artículo
RELACIÓN ENTRE LA MICROBIOTA GASTROINTESTINAL Y LA DINÁMICA DEL METABOLOMA Y EL DESENLACE CLÍNICO DEL TRASPLANTE DE CÉLULAS PROGENITORAS HEMATOPOYÉTICAS EN NIÑOS
El trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TCPH) sirve para tratar numerosas patologías. Tras el TCPH pueden presentarse infecciones y la enfermedad injerto contra huésped, que son las principales causas de mortalidad. En la actualidad apenas se conoce el papel de la microbiota intestinal (MI) en los resultados adversos en niños tras un TCPH. En un estudio longitudinal, Vaitkute et al. comprobaron si el metaboloma fecal y el de la MI estaba asociado a los resultados clínicos en 64 niños pacientes de TCPH durante ~ 66 días de hospitalización. Tras el TCPH, la diversidad alfa de la MI disminuyó. Se produjeron cambios en la composición de la MI y la mayoría de los pacientes no recuperaron la composición inicial de la MI. La MI se agrupa en diferentes tipos de estado comunitario [CST(s), por sus siglas en inglés]. El CST1 era frecuente antes del TCPH, y contenía en gran medida Clostridium XIVa, Bacteroides y Lachnospiraceae. La ausencia de nutrición parenteral total contribuyó al CST1. El CST2 era frecuente tras el TCPH y se caracterizaba por la abundancia de Streptococcus y Staphylococcus, así como por el uso de vancomicina y metronidazol. El CST3 también era común en el post-TCPH y contenía gran cantidad de Enterococcus, Enterobacteriaceae y Escherichia. El CST3 se asoció con un mayor riesgo de viremia, nutrición parenteral total y diversos antimicrobianos. Los análisis metabolómicos revelaron que el butirato fecal al inicio del estudio se relacionaba con un menor riesgo de viremia. Tras el TCPH, disminuyeron longitudinalmente el acetato y el butirato, y aumentó la glucosa. Los taxones y metabolitos de la MI identificados pueden ser biomarcadores útiles para predecir el riesgo de complicaciones tras el TCPH. Ahora bien, es necesario realizar estudios longitudinales de mayor alcance.
UN ESTUDIO PROSPECTIVO DEL MICROBIOMA INTESTINAL DEL LACTANTE EN RELACIÓN CON LA REACCIÓN A LAS VACUNAS
El crecimiento de la microbiota intestinal (MI) en los primeros años de vida es imprescindible para el desarrollo del sistema inmunitario. Asimismo, la MI favorece la respuesta inmunitaria a las vacunas, como la de la poliomielitis. Sin embargo, la investigación en este campo sigue siendo escasa. Moroishi et al. reclutaron a 83 lactantes y estudiaron la composición y las funciones de la MI en los primeros años de vida (6 semanas de edad) en relación con la respuesta de anticuerpos del lactante al polisacárido capsular neumocócico (PCP, por sus siglas en inglés) y al toxoide tetánico (TT) en el primer año de edad. Los análisis PERMANOVA de la composición por pares de la comunidad de la MI mostraron una escasa asociación con las respuestas a los anticuerpos de PCP y TT. En los análisis metagenómicos, los autores hallaron una asociación inversa entre la respuesta TT y Aeriscardovia aeriphila, en cambio, la asociación fue positiva con Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Streptococcus thermophilus, y Anaerococcus vaginalis. Sin embargo, solo A. aeriphila siguió siendo relevante tras la corrección de la tasa de descubrimiento falso (FDR, por sus siglas en inglés). Menor respuesta a la vacuna neumocócica polisacarida asociada a nueve vías, como la biosíntesis de fenilalanina y la biosíntesis de desoxirribonucleótidos de pirimidina de novo. Por el contrario, las vías de biosíntesis de pantotenato y coenzima A III, degradación de ribonucleósidos de pirimidina, degradación de metilfosfonato II y biosíntesis de ribonucleótidos de pirimidina de novo se relacionaron con una mayor respuesta al PCP. Cinco vías se asociaron positivamente con la respuesta al TT, entre las que se incluyen en especial la biosíntesis de CDP-diacilglicerol I y II. Según las conclusiones de este estudio, A. aeriphila podría servir de marcador de la respuesta al TT. Además, las funciones de la MI en los primeros años de vida pueden condicionar la respuesta vacunal del lactante.
EL METAANÁLISIS DE LA MICROBIOTA DE LA MUCOSA REVELA FIRMAS MICROBIANAS UNIVERSALES Y DISBIOSIS EN LA CARCINOGÉNESIS GÁSTRICA
El cáncer de estómago (CG: cáncer gástrico) constituye la cuarta causa de muerte por cáncer. Los estadios de desarrollo del CG son la gastritis superficial (GS), la gastritis atrófica (GA), la metaplasia intestinal (MI), la displasia y el carcinoma gástrico. La infección por Helicobacter pylori es un factor común en el CG que reduce la secreción de ácido estomacal, lo que permite el crecimiento excesivo de otros microbios que no son H. pylori. Los estudios sobre las asociaciones entre la microbiota gástrica y el CG han sido incongruentes. Liu et al. llevaron a cabo un metaanálisis de la microbiota gástrica a partir de seis estudios independientes para identificar firmas microbianas en el CG La diversidad alfa era menor en el CG que en la GS, el GA y la MI. Veillonella, Dialister, Granulicatella, Herbaspirillum, Comamonas, Chryseobacterium, Shewanella y Helicobacter se identificaron recientemente en este estudio como biomarcadores universales que distinguen el CG de la GS. Además, los patobiontes oportunistas Fusobacterium, Parvimonas, Veillonella, Prevotella y Peptostreptococcus abundaban más en el CG que en la SG. Por el contrario, la abundancia de Bifidobacterium, Bacillus y Blautiaera fue inferior.
Las funciones microbianas se dedujeron utilizando PICRUSt2. En comparación con la GS, la vía más enriquecida en el CG fue la maduración del peptidoglucano de la biosíntesis del peptidoglucano. La vía más reducida en el CG fue el ciclo del ácido tricarboxílico específico de Helicobacter, lo que concuerda con la escasa abundancia de Helicobacter en los pacientes con cáncer gástrico. Según los autores, Helicobacter parece afectar a la microbiota gástrica, ya que los pacientes H. pylori-negativos presentaban una mayor diversidad microbiana que los H. pylori-positivos. En definitiva, el microbioma gástrico puede ser un biomarcador capaz de clasificar a los pacientes en los distintos estadios de la enfermedad.