Las repercusiones del consumo de cerveza y de cerveza sin alcohol en la microbiota intestinal
Por el Prof. Bernd Schnabl
Centro de Innovación del Microbioma, Centro de Investigación de Enfermedades Digestivas de San Diego (SDDRC), UC San Diego, EE. UU.
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Acerca de este artículo
Se sabe que el alcohol afecta a la microbiota intestinal. El consumo de elevadas cantidades de alcohol (por ejemplo, más de 2 bebidas al día para los hombres y de 1 bebida para las mujeres) tiene repercusiones negativas en la microbiota intestinal, acompañadas de una disminución de la diversidad bacteriana y un aumento de microbios potencialmente perjudiciales. Sin embargo, el efecto de un consumo más moderado de alcohol en la microbiota intestinal es menos conocido.
¿Cuál es su opinión sobre el hecho de que la cerveza con y sin alcohol aumenta la diversidad de la microbiota intestinal, que se ha asociado con consecuencias positivas para la salud? ¿Esto quiere decir que recomendaría a sus pacientes que bebieran 330 ml de cerveza a diario?
Un reciente ensayo clínico aleatorizado ha investigado el efecto de una cerveza diaria (330 ml) con alcohol (5,2 %) o sin alcohol (0,0 %) durante un período de 4 semanas [1]. Se inscribieron 22 hombres sanos, y se evaluó su microbiota fecal. La diversidad bacteriana aumentó cuando se compararon las heces de referencia con las muestras tomadas 4 semanas después de la intervención en cada grupo. Sin embargo, la diversidad no fue diferente entre los voluntarios que consumieron cerveza con alcohol o cerveza sin alcohol. Como la única diferencia entre los dos grupos era el alcohol, es posible que haya otras sustancias presentes en ambas bebidas que puedan explicar estas diferencias. Es posible que los compuestos bioactivos como los polifenoles y los ácidos fenólicos, que están presentes tanto en la cerveza con alcohol como en la cerveza sin alcohol, tengan un efecto positivo para la salud, posiblemente relacionado con un aumento de la diversidad bacteriana. Algunos de estos compuestos bioactivos se desarrollan durante el proceso de elaboración de la cerveza, y pueden proceder del lúpulo o de la malta. Sabemos que las bacterias de nuestro intestino metabolizan los compuestos alimentarios y es posible que los utilicen para su propio metabolismo. Se necesitan más pruebas experimentales para determinar los efectos de estos compuestos bioactivos en las bacterias intestinales. Lo ideal sería que se realizara un ensayo de este tipo en una muestra mayor de personas que no consuman alcohol al principio.
Se necesitan más estudios antes de poder recomendar el consumo de una cerveza diaria. Preferiblemente, debería ser cerveza sin alcohol, ya que el alcohol, incluso en pequeñas cantidades, se ha asociado a consecuencias perjudiciales para la salud.
¿Cómo explica que beber cerveza sin alcohol o con alcohol a diario durante 4 semanas no haya aumentado el peso ni la masa grasa corporal y que no haya modificado significativamente los biomarcadores cardiometabólicos séricos?
La comparación de los nueve voluntarios del grupo de cerveza sin alcohol frente a los diez voluntarios del grupo de cerveza con alcohol que terminaron el estudio mencionado no arrojó diferencias significativas en la función hepática, ni en los marcadores inflamatorios o metabólicos. Hay varias razones que justifiquen que el aumento de la diversidad bacteriana no se traduzca en una mejora de estos marcadores. Es posible que la duración del estudio haya sido demasiado corta y que el número de participantes en cada grupo haya sido demasiado pequeño. Aunque los voluntarios de ambos grupos tenían sobrepeso, la mayoría del resto de marcadores se encontraba en rangos normales. Por lo tanto, sería interesante evaluar los efectos en pacientes con síndrome metabólico, y si se produce una mejora de la disbiosis intestinal, un aumento de la diversidad bacteriana y una mejora simultánea de los parámetros metabólicos.