Efecto de la microbiota intestinal sobre la vacunación COVID y viceversa
Se sospechaba de una interacción bidireccional entre la microbiota intestinal y la vacunación. Varios estudios recientes acaban de confirmarla, al caracterizar las bacterias relacionadas con la duración de la inmunidad y los efectos de dos tecnologías vacunales (ARN y virus inactivado) sobre la microbiota.
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Acerca de este artículo
La respuesta inmunitaria a la vacuna contra la COVID-19 depende de múltiples factores, entre ellos la composición de la microbiota intestinal. A la inversa, la vacunación podría modular la microbiota intestinal. Para comprender mejor esta interacción bidireccional, se realizó en Hong Kong un estudio prospectivo longitudinal. Mediante la recolección de muestras de sangre y heces (en el momento de la inclusión y al cabo de 1 y 6 meses de la vacunación) de sujetos vacunados, o bien con la vacuna (sidenote: BNT162b2 vacuna anti-COVID-19 con ARN incorporado en nanopartículas lipídicas del laboratorio BioNTech-Pfizer, comercializada con el nombre de Comirnaty en la UE. ) (n = 121 sujetos, media de edad = 42 años), o bien con (sidenote: CoronaVac vacuna anti-COVID-19 con virus entero inactivado con adyuvante (hidróxido de aluminio) de Sinova. Autorizada en numerosos países de Asia y América del Sur. En Europa, está autorizada en Bosnia, Ucrania y Turquía. Fuente: www.mesvaccins.net/ ) (40 sujetos, media de edad = 55 años), que no contrajeron la COVID durante el estudio.
Efecto de la microbiota sobre la respuesta vacunal
La inmunogenicidad de BNT162b2 (vacuna ARNm) resultó ser mayor y más duradera que la de CoronaVac, ya que los sujetos presentaban títulos más elevados de anticuerpos a los 6 meses.
En los sujetos vacunados con BNT162b2, una mayor abundancia de Bifidobacterium adolescentis, B. bifidum y Roseburia faecis en el momento de la vacunación se asoció a una mejor respuesta a la vacuna. La abundancia de tres especies bacterianas (B. adolescentis, Lachnospira pectinoschiza y Lactococcus lactis) en el momento de la inclusión permitió incluso predecir la respuesta a la vacuna a los 6 meses. Veintiocho metabolitos, entre ellos el ácido nicotínico (vitamina B) y el ácido γ-aminobutírico (GABA), mostraron una correlación –positiva o negativa– con la respuesta a la vacuna.
En los sujetos vacunados con CoronaVac (virus inactivado), un mayor título de anticuerpos a los 6 meses se asoció con una mayor abundancia de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta, como Phocaeicola dorei, Blautia massiliensis y Dorea formicigenerans, y con una menor cantidad de Faecalibacterium prausnitzii en el momento de la inclusión. La abundancia de tres especies bacterianas (Clostridium fessum, Actinomyces sp. ICM47 y Enterocloster citroniae) en el momento de la inclusión permitía predecir los títulos de anticuerpos a los 6 meses. Cuarenta y dos metabolitos, entre ellos el L-triptófano, mostraron una correlación negativa con el título de anticuerpos a los 6 meses. Así pues, cada tecnología vacunal produce una respuesta inmunitaria específica que depende de la composición inicial de la microbiota.
Efecto de la vacuna sobre la microbiota
A la inversa, la vacuna, sea la que sea, modificó la microbiota intestinal: reducción de la diversidad; aumento de Bacteroidota y Pseudomonadota y menor abundancia de Bacillota y Actinomycetota; reducción de las vías de biosíntesis de la histidina; y aumento de las vías de degradación de la metionina y la arginina. Las alteraciones de la microbiota intestinal causadas por la vacunación con CoronaVac se parecieron más a las que induce la infección por el SARS-CoV-2. La tecnología de esta vacuna (virus entero inactivado) podría explicar esta diferencia.
Por último, la microbiota intestinal del grupo vacunado con BNT162b2 recuperó con mayor rapidez su diversidad, aunque una mayor proporción (58,0%) de las especies modificadas por la vacunación no habían regresado a los niveles iniciales 6 meses después de la vacunación, en comparación con CoronaVac (21,6%).