Covid-19: ¿la microbiota intestinal, implicada?
La microbiota intestinal podría estar implicada en la severidad de la COVID-19 a través de la modulación de la respuesta inmunitaria. Incluso después de la eliminación del virus, la disbiosis puede persistir en los pacientes infectados.
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Acerca de este artículo
Aunque la COVID-19 es una afección principalmente respiratoria, algunos estudios recientes han puesto de manifiesto la implicación de la microbiota intestinal. Un nuevo estudio efectuado a principios de 2020 tiende a confirmar esta hipótesis. Se realizó en 100 pacientes de COVID-19 de dos hospitales de Hong Kong (edad media de 36,4 años; 47 casos leves, 45 moderados, 5 severos y 3 críticos) y 78 controles seleccionados antes de la epidemia. Objetivos: buscar una relación entre la microbiota intestinal y la severidad de los casos, y evaluar la persistencia de una posible disbiosis después de la eliminación del virus.
Disbiosis intestinal en los pacientes de COVID-19
La composición de la microbiota intestinal de 87 pacientes cuyas heces se habían recogido durante su estancia en el hospital mostraba una disbiosis (mayor abundancia de especies pertenecientes al filo Bacteroidetes y menor abundancia de Actinobacteria), en comparación con los controles y, según los autores, independientemente de la administración de antibióticos. Esta composición pareció asociarse con la severidad de la enfermedad y el tratamiento con antibióticos (34% de los pacientes) fue el segundo factor implicado en la severidad de la infección. Algunas bacterias inmunorreguladoras (Faecalibacterium prausnitzii, Bifidobacterium bifidum) mostraron una correlación negativa con la severidad, después de las correcciones por el uso de antibióticos y la edad. Sin embargo, el diseño del estudio (gestión clínica heterogénea, 31% de los pacientes con comorbilidades...) no permite, por el momento, confirmar los resultados obtenidos.
Una respuesta inmunitaria asociada
Además, esta disbiosis presentaba una correlación con concentraciones más elevadas de citocinas inflamatorias y otros (sidenote: Proteína C reactiva, lactato-deshidrogenasa, aspartato-aminotransferasa y gamma-glutamiltransferasa. ) . Por lo tanto, la composición de la microbiota intestinal podría estar vinculada con la amplitud de la respuesta inmunitaria a la COVID-19 y a las lesiones tisulares asociadas, y desempeñar un papel en la regulación de la severidad de la enfermedad. Sin embargo, según los autores, hay otra explicación posible: la disbiosis observada podría simplemente ser una repuesta al estado de salud e inmunitario de los pacientes, en vez de participar directamente en la severidad de la enfermedad.
Disbiosis persistente incluso después de la eliminación del virus
Además, la composición de la microbiota intestinal de 27 pacientes analizada hasta 30 días después de la eliminación del virus fue diferente de la de los controles: mayor abundancia de B. dentium y Lactobacillus ruminis, y menor abundancia de Eubacterium rectale, Ruminococcus bromii, F. prausnitzii y B. longum. Esto se observó tanto en los pacientes que habían recibido antibióticos (14 pacientes) como en los que no (13), aunque este tratamiento tendió a acentuar la diferencia. Según los autores, esta disbiosis podría participar en la persistencia de los síntomas. No obstante, sería necesario un seguimiento más prolongado (3 meses a 1 año después de la eliminación del virus) para confirmar la relación entre la disbiosis y los síntomas persistentes.