¿Cuál es el impacto del Covid-19 en la microbiota intestinal?
La enzima conversora de la angiotensina 2 (ECA2) es el receptor clave del SARS-CoV-2, el virus responsable de la pandemia de COVID-19. Su expresión en la superficie luminal del intestino condujo a los investigadores a examinar su papel exacto y el impacto de la COVID-19 en la microbiota y el epitelio intestinal.
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Acerca de este artículo
Si bien la COVID-19 se manifiesta generalmente por síntomas respiratorios, una proporción importante de pacientes presenta trastornos gastrointestinales, en especial diarrea, vómitos y dolor abdominal. En 29 de un total de 35 estudios que incluyeron 6686 pacientes con la COVID 19, la prevalencia de manifestaciones gastrointestinales alcanzó el 4% y la de anomalías de la función hepática el 19%. Estos síntomas fueron más severos en los casos en que la carga viral era mayor. Además, en alrededor del 10% de los casos, los pacientes solo presentaron manifestaciones gastrointestinales, sin ningún síntoma respiratorio.
Una alteración de la regulación de la ECA2 intestinal
Para establecer la relación entre trastornos intestinales y COVID-19, los investigadores se interesaron por el papel de la enzima conversora de la angiotensina 2 (ECA2), receptor de (sidenote: La proteína Spike, proteína de la espícula o proteína S, es la llave que permite al SARS-CoV-2 penetrar en las células humanas ) del SARS-CoV-2, en la inflamación intestinal. Se expresa intensamente en el intestino y su función es controlar la absorción de ciertos aminoácidos de la dieta, como el triptófano, que desempeña un papel importante en la inmunidad. En efecto, varios estudios preclínicos sugieren que la ECA2 intestinal es un regulador fundamental de la inflamación intestinal. En un modelo de (sidenote: Ratón “ECA2 knockout” El ratón “ECA2 knockout” es un modelo de ratón que carece del gen de la ECA2 ) , la ausencia del gen de la ECA2 da lugar a una (sidenote: Modelo de colitis inducida por dextrano sulfato de sodio (DSS) ) más severa. En otro modelo en el que se induce la inflamación mediante el estrés, el aumento de la expresión de la ECA2 muestra una correlación positiva con una disminución de la inflamación en los animales tratados con un (sidenote: Un medicamento bloqueador de los receptores de la angiotensina (angiotensin receptor blocker = ARB) ) . Así pues, un déficit de ECA2 acentúa la sensibilidad del intestino a la inflamación.
¿Una disbiosis intestinal persistente?
Además, la excreción del virus a través del tubo digestivo sería más prolongada que por vía respiratoria. El ARN del SARS-CoV-2 persiste en las heces en más de la mitad de los pacientes, incluso después de una PCR nasofaríngea negativa, y hasta 33 días después de la curación sintomática de una lesión pulmonar. Un estudio con 15 pacientes muestra también una persistencia de la disbiosis intestinal más allá de la infección, con una pérdida de especies beneficiosas en la mayoría de los pacientes. Por lo tanto, la exposición al SARS-CoV-2 podría tener efectos negativos duraderos sobre la microbiota intestinal.
Según los autores, al regular a la baja la ECA2 intestinal, el SARS-CoV-2 podría alterar la microbiota intestinal y aumentar la inflamación sistémica, lo cual podría explicar el fallo multiorgánico observado en la COVID-19.