Enfermedad inflamatoria intestinal crónica
Estudios realizados recientemente sobre las interacciones inmunomicrobióticas están ofreciendo una nueva perspectiva sobre la compleja etiología de la enfermedad inflamatoria intestinal crónica. Se han descrito varios mecanismos al igual que se ha identificado la predisposición genética de sufrir la enfermedad gracias a modelos animales. Sin embargo, quedan muchas incógnitas por resolver, especialmente la identificación del o de los factor(es) desencadenante(s) de esta enfermedad.
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Acerca de este artículo
Es un hecho comprobado: la disbiosis y la EIIC van de la mano. Una mucosa intestinal más delgada o alterada favorece la penetración de bacterias patógenas en el epitelio, la movilización de células inmunitarias innatas (macrófagos y monocitos) y la producción de TNF- α, causando un estado de inflamación crónico. La tolerancia a las bacterias comensales podría verse comprometida manteniendo o incluso agravando la disbiosis y, por tanto, la persistencia de procesos inflamatorios. Como prueba de todo esto, modelos animales axénicos con EIIC, no desarrollan la enfermedad de forma espontánea.
VARIAS POSIBLES ALTERACIONES
Se han descrito en ratones interacciones entre la inmunidad y la microbiota intestinal: la presencia de bacterias pertenecientes a la familia Lachnospiraceae permitiría la infiltración epitelial de monocitos y macrófagos proinflamatorios, efecto atenuado por la administración de vancomicina. Bacterias productorasde peróxido de hidrógeno en el colon podrían causar un estrés oxidativo nocivo para la mucosa intestinal. En un modelo murino de colitis ulcerosa, la colonización del intestino por una microbiota humana pobre en Firmicutes causa la inducción de Th17 proinflamatorios. Se observaron resultados similares en la enfermedad de Crohn, con una activación de respuestas proinflamatorias en ratones colonizados por la microbiota de pacientes, lo que no ocurrió en ratones colonizados por la microbiota de congéneres o donantes sanos. Por último, en sujetos con EIIC, hay una menor cantidad de Faecalibacterium prausnitzii 5 . Esta especie es mayoritaria en la microbiota fecal de individuos sanos (del 5 al 20%) y produce butirato. También posee propiedades antiinflamatorias gracias a una parte de su proteína MAM (Microbial Anti-inflammatory Molecule) y es necesaria para el funcionamiento de las células intestinales10.
LA IMPORTANCIA DE LA GENÉTICA
Se determinaron ciertas predisposiciones genéticas implicadas en la disfunción de la respuesta innata11. Por ejemplo, ciertas mutaciones genéticas relacionadas con la autofagia o el reconocimiento de hongos por células dendríticas predisponen al desarrollo de la enfermedad de Crohn, una patología en la cual la mutación del gen que codifica la proteína NOD2 abre una nueva vía de investigación: este receptor intracelular de las células intestinales de la inmunidad innata es capaz de fijar numerosos componentes bacterianos (peptidoglucano, flagelina…) y de activar la cascada inmunitaria inflamatoria. No obstante, la inactivación del gen NOD2 no es suficiente para que los roedores desarrollen de forma espontánea la enfermedad, lo que sugiere que las bacterias comensales también están implicadas. Sin embargo, los efectos inducidos por esta mutación varían según los modelos animales empleados: en un modelo de colitis inducida por químicos, la mutación de esta proteína NOD2 tiene un papel protector. Queda una pregunta recurrente: ¿es la inflamación consecuencia o causa de la disbiosis? Las investigaciones aún no han conseguido llegar a una conclusión al respecto.