¿Cuál es el papel del viroma y del micobioma en el cáncer colorrectal?
Varios estudios recientes se interesaron por primera vez en las vertientes fúngica y viral de las alteraciones de la microbiota intestinal en pacientes con cáncer colorrectal, y podrían contribuir al desarrollo de nuevas vías diagnósticas y terapéuticas.
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Acerca de este artículo
La investigación sobre el cáncer colorrectal (CCR), centrada principalmente en el estudio de las poblaciones bacterianas, se extiende gradualmente a otros microorganismos (especies de hongos y virus). Un equipo de investigación de Hong Kong llevó a cabo un estudio sobre las particularidades del micobioma en pacientes con cáncer colorrectal. Tras analizar las heces de 73 pacientes y 92 sujetos sanos, los investigadores observaron una “firma” fúngica en los enfermos, concretamente un aumento de la ratio Basidiomycota / Ascomycota (los dos géneros más abundantes del micobioma humano), mientras que la diversidad y la riqueza fúngicas permanecieron inalteradas.
Levaduras oportunistas y protectoras
En las heces de los pacientes con CCR se detectó un aumento de 6 géneros de hongos, entre ellos algunos patógenos oportunistas como Acremonium (Ascomycota) y Rhodotorula (Basidiomycota). Del mismo modo se encontró la levadura Malassezia (Basidiomycota), que suele estar presente en la piel y está implicada en la dermatitis atópica, entre otras afecciones. Esta levadura es capaz de colonizar el intestino mediante un mecanismo similar al que utiliza Candida albicans (Ascomycota). Además, algunas especies de Aspergillus también aparecieron en abundancia en los enfermos, especialmente A. flavus, especie productora de aflatoxinas y potencialmente cancerígena. Por el contrario, en pacientes con cáncer se observó una disminución de Saccharomyces cerevisiae, levadura conocida por colonizar la microbiota digestiva y por sus propiedades antiinflamatorias y reguladoras del sistema inmunitario, lo que podría convertirla, según los autores, en una potencial vía terapéutica. El mismo equipo comprobó la presencia de estas disbiosis fúngicas en otras dos cohortes, por lo que podrían llegar a utilizarse como biomarcadores diagnósticos.
¿Un papel indirecto de los bacteriófagos?
En otro estudio llevado a cabo por investigadores norteamericanos, se realizó un análisis de las heces de 30 pacientes con carcinoma, 30 portadores de adenoma y 30 sujetos sanos. Los científicos no observaron ninguna alteración de la diversidad y riqueza viral en los pacientes portadores de carcinoma o adenoma y pusieron en evidencia el papel de ciertos bacteriófagos (pertenecientes a las familias Siphoviridae y Myoviridae, entre otras) en la carcinogénesis colorrectal. Según ellos, algunos bacteriófagos podrían alterar las poblaciones bacterianas del colon y estarían relacionados con la progresión tumoral; al promover la lisis bacteriana, permitirían la producción de biofilm por las especies oportunistas ancladas al epitelio, favoreciendo de esta forma la penetración de bacterias oncogénicas en la luz intestinal, las cuales desencadenarían la respuesta inmunitaria inflamatoria. A menos que sean las bacterias las que influyen en el viroma y no a la inversa… Frente a estas nuevas hipótesis y a estos nuevos elementos pendientes de aclarar, el objetivo de los investigadores será enriquecer el arsenal diagnóstico y terapéutico del tercer cáncer más diagnosticado en el mundo en 2018.