Los primeros mil días: un tiempo decisivo para la microbiota
Por la Dra. Marta Ardila Jiménez
Coordinadora, Departamento de Pediatría y Neonatología, Clínica de Marly Jorge Cavelier Gaviria, Bogotá, Colombia
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Acerca de este artículo
En el 56.o Congreso de la ESPGHAN, en Milán, la microbiota fue una de las principales protagonistas del evento, gracias a un número cada vez mayor de estudios, y a la imperiosa necesidad de aprender más sobre este tema cada día. Estamos viviendo en una nueva era en la que la microbiota desempeña un papel decisivo en la forma en que cumpliremos con nuestro deber de reducir las tasas de enfermedad para las generaciones futuras. Pero en tanto que médicos, ¿cómo podemos transmitir esta información a nuestros pacientes para prevenir enfermedades constantes?
Al reflexionar sobre cómo ciertas estrategias podrían mitigar el peso de enfermedades en la población general, numerosas investigaciones han demostrado que los primeros 1.000 días de vida son un período decisivo en el que tenemos la oportunidad de hacer intervenciones positivas para prevenir, durante toda la vida, de enfermedades no transmisibles. ¿Por qué es tan importante? Pues porque este período es fundamental para la colonización intestinal y, posteriormente, para el establecimiento de la microbiota. Por lo tanto, tiene un control significativo sobre la maduración intestinal y la programación metabólica e inmunitaria. La colonización microbiana del tubo digestivo está fundamentalmente vinculada a la programación metabólica, a la maduración inmunitaria y cualquier perturbación en la colonización durante la primera infancia se ha asociado con un mayor riesgo de múltiples afecciones, como el asma, la dermatitis atópica, la alergia alimentaria, la diabetes, la enfermedad inflamatoria intestinal y la obesidad 1.
Desde el comienzo de la fase embrionaria, tanto las tasas de desarrollo como de crecimiento están determinadas no solo por la carga genética, sino también por los factores ambientales a los que se expondrá el niño. Mecanismos epigenéticos como la modificación de las histonas, el ARN no codificante y la metilación del ADN, se ven muy afectados por estos factores decisivos, como el consumo de sustancias específicas, ciertos tipos de alimentación y grandes cantidades de estrés. Cada fase del crecimiento y del desarrollo es decisiva para determinar los efectos positivos que puede tener la microbiota en un paciente, como un puzle que necesita todas las piezas para completarse.

Los estudios realizados sobre la microbiota durante el periodo de gestación muestran cambios en la composición macrobiótica de la madre en distintas zonas del cuerpo, como son el endometrio, la vagina y el intestino, que en ciertos casos causan incluso complicaciones en el embarazo. Según se avanza en el primer trimestre del embarazo, la constitución de la microbiota intestinal es similar a la de una mujer sana y no embarazada 2. A lo largo del tercer trimestre, la microbiota intestinal aumenta exponencialmente, lo que provoca un cierto aumento de peso, resistencia a la insulina y una mayor concentración de citocinas fecales, lo que se refleja en la inflamación. También se encontrarán niveles más elevados de Bacteroides y Staphylococcus en heces de mujeres embarazadas con sobrepeso, en comparación con aquellas que mantienen un peso sano. La transición vertical de bacterias de una madre al recién nacido contribuye al desarrollo de la microbiota en el tubo intestinal y puede influir en el funcionamiento y el crecimiento de ese sistema inmunitario específico. Existen diferencias notables entre la microbiota de la madre y la del neonato nacido por parto natural o por cesárea durante un proceso natural. Sorprendentemente, varios estudios han demostrado que los niños nacidos por cesárea tienen una mayor posibilidad de padecer alteraciones inmunitarias como alergia y asma. Es en el momento del primer contacto piel con piel cuando la lactancia materna desempeña un papel decisivo en el enriquecimiento del recién nacido con varios nutrientes que le ayudarán a mantener su sistema inmunitario 3, 4.
El momento de la introducción de alimentos sólidos también influye en la composición de la microbiota intestinal. En bebés prematuros el desarrollo de la microbiota intestinal se ve influido por varios factores, como el tiempo entre el nacimiento y la ingesta de leche materna. La administración de suplementos de probióticos y prebióticos muestran resultados prometedores en la reducción de la morbilidad y la mortalidad de este grupo de población.
Al tener una clara comprensión de cómo afectan estos primeros mil días en la vida adulta del recién nacido, nuestro cometido debe ser implementar estrategias públicas para fortalecer la microbiota. Podemos conseguir este objetivo tomando medidas, desde cuidar y atender a una madre lactante hasta incentivar la lactancia materna y, lo que es más importante, informar y comunicar a todos nuestros pacientes sobre hábitos nutricionales saludables.