Un factor de riesgo de numerosas enfermedades… con orígenes no tan fáciles de comprender
"Toda enfermedad comienza en el intestino" afirmaba Hipócrates, padre de la medicina moderna. La obesidad no parece ser la excepción. Aunque no cabe duda de que esta epidemia tiene relación con la mala alimentación y el sedentarismo, se está investigando la posible implicación de otros factores (como la microbiota intestinal). Nuestras sociedades normativas todavía estigmatizan con demasiada frecuencia a las personas afectadas, tres veces más numerosas hoy que en 19751, acusándoles de falta de voluntad. Es probable que este razonamiento simplista haya dificultado durante mucho tiempo el tratamiento de esta plaga mundial, origen de graves consecuencias socioeconómicas y primer factor de riesgo de fallecimiento prematuro debido al estilo de vida, por delante del tabaquismo1.
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Acerca de este artículo
En un momento en que, en el mundo entero, se muere más por sobrealimentación que por malnutrición, la obesidad se define por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo1. Se caracteriza por un índice de masa corporal (o IMC) igual o superior a 30. Entre 1975 y 2014, la proporción mundial de adultos obesos aumentó un 7,6% en varones y un 8,5% en mujeres1. Estos datos ocultan importantes disparidades: en Japón, menos del 4% de los adultos son obesos, mientras que son 10 veces más en Estados Unidos1. Casi ningún país escapa a esta pandemia (algunas regiones del planeta registran aumentos especialmente marcados2), ya que solo Japón, Corea del Norte y algunos países de África subsahariana todavía se mantienen relativamente a salvo1.
13 % de adultos obesos en el mundo (entre el 10 y el 30% en Europa)
39 % de adultos con sobrepeso (entre el 30 y el 70% en Europa)
3,7 % de adultos obesos en Japón, frente al
38,2 % en Estados Unidos
Aumento del número de casos de obesidad en adultos a lo largo de los años. Porcentaje de adultos obesos por país en 1975 (mapa a) y 2014 (mapa b). El número de adultos obesos aumentó considerablemente entre 1975 y 2014. Base de datos del Observatorio Mundial de la Salud (GHO).
Un factor de riesgo de numerosas enfermedades...
No todas las consecuencias del exceso de peso se observan a primera vista. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que las personas obesas tienen un mayor riesgo de desarrollar otras afecciones3 (trastornos metabólicos como la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares, depresión, ciertos tipos de cáncer...) y que, en varones, la sobrecarga ponderal da lugar a trastornos urinarios o de la erección, con graves repercusiones en la calidad de vida4. En suma, la esperanza de vida de los individuos afectados es 7 años menor que la de las personas de peso normal4.
... con orígenes no tan fáciles de comprender
Demasiadas calorías absorbidas – sobre todo, grasas y azúcares – con respecto al consumo energético real: este es el origen principal, ahora bien conocido, de la obesidad y el sobrepeso1,5. No obstante, a veces, adoptar comportamientos virtuosos (alimentación sana, actividad física...) no basta para revertir el exceso de peso1. ¿Cuáles son las causas ocultas?
Herencia
Primero, la genética: el ser humano, programado para afrontar desgracias (la hambruna, por ejemplo), heredó un patrimonio que favorece su capacidad de almacenar calorías1. Los estudios en el ratón y el ser humano incluso sugieren que la obesidad (incluidas sus formas severas) podría ser hereditaria en un 40 a 70% de los casos1. Pero estas formas de origen genético no pueden explicar por sí solas la epidemia que estamos sufriendo.
Entorno «obesógeno»
La genética también está relacionada con el entorno. Dado que influye profundamente en nuestros comportamientos, sin duda el entorno desempeña un papel importante en nuestra corpulencia. El aumento de la prevalencia de obesidad en los últimos 50 años coincide con los cambios en nuestro estilo de vida: exceso masivo de grasas, azúcares y sal en los platos industriales, picoteo y «comida chatarra»; modificación de las actividades profesionales y de ocio; sedentarismo; falta o mala calidad del sueño; estrés social1…
Con el paso del tiempo, estas condiciones de vida diaria quizás hayan producido modificaciones genéticas transmisibles que predisponen a las generaciones futuras a un mayor riesgo de obesidad: estos son los misterios de la «epigenética»1…
Trastorno de la comunicación entre el intestino y el cerebro
Por último, el intestino. Este «segundo cerebro» dialoga con la materia gris a través de un eje de comunicación que controla el metabolismo, es decir, el equilibrio entre ingesta y consumo energético6. Cuando «se cuelga», como en las personas obesas, se vuelve incapaz de regular el apetito, la saciedad y el almacenamiento de energía7,8. Resultados del experimento con ratones: si se los priva de microbiota intestinal y se los somete a una dieta rica en grasa, los roedores no engordan; en los animales con microbiota intestinal, en cambio, la misma dieta produce un aumento de peso7. Más sorprendente aún: si se trasplanta a un ratón delgado la microbiota de un individuo obeso, ¡también engorda7! ¿Causa o consecuencia? Por ahora, la investigación aún no tiene respuesta, como tampoco la tiene sobre los mecanismos implicados5,8.
1 Blüher M. Obesity: global epidemiology and pathogenesis. Nat Rev Endocrinol. 2019
2 Bangladesh, Bhoutan, Inde, Népal et Pakistan, Indonésie, Philippines, Malaisie, Vietnam, Thaïlande, Sri Lanka, Belize, Cuba, République Dominicaine, Porto Rico, Argentine, Brésil, Chili, Paraguay, Uruguay
3 Abenavoli L, et al. Gut Microbiota and Obesity: A Role for Probiotics. Nutrients. 2019 Nov
4 Barathikannan K, et al. Gut Microbiome Modulation Based on Probiotic Application for Anti-Obesity: A Review on Efficacy and Validation. Microorganisms. 2019 Oct
5 Maruvada P, et al. The Human Microbiome and Obesity: Moving beyond Associations. Cell Host Microbe. 2017 Nov
6 Cerdó T, et al. The Role of Probiotics and Prebiotics in the Prevention and Treatment of Obesity. Nutrients. 2019 Mar
7 Lee Clare J, et al. Gut microbiome and its role in obesity and insulin resistance. Ann N Y Acad Sci. 2020
8 Torres-Fuentes C, et al. The microbiota-gut-brain axis in obesity. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2017 Oct