Microbiota ORL : cuando los antibióticos desafían nuestra primera línea de defensa
Al alterar la microbiota en los oídos, la nariz y la garganta (ORL), los antibióticos pueden dejar la puerta abierta a los microbios patógenos oportunistas implicados en las infecciones respiratorias y del oído. Sus efectos pueden ser especialmente contraproducentes en casos de otitis media aguda.
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Acerca de este artículo
Lo que comúnmente se denomina “microbiota de oídos, nariz y garganta (ORL)” está compuesta no por una sino por varias microbiotas. Es probable que los antibióticos afecten a cada una de estas microbiotas, que van desde la cavidad oral hasta la faringe, pasando por el interior de los senos paranasales e incluso el oído medio. Este capítulo está dedicado principalmente a los efectos de los antibióticos en la microbiota de la vía aérea superior (VAS), que es un excelente caso ilustrativo: la microbiota de la VAS es una protección de la salud auricular, pero se ve amenazada por los antibióticos prescritos con este fin, en particular en los casos de otitis media aguda.
La microbiota de la vas: ¿una aliada de la salud auricular?
La microbiota de la VAS es colonizada directamente después del nacimiento por una variedad de comensales (Dolosigranulum, Corynebacterium, Staphylococcus, Moraxella, Streptococcus). Cada vez hay más pruebas que indican que una mayor abundancia relativa de especies comensales (Dolosigranulum spp. y Corynebacterium spp.) y una mayor diversidad en la microbiota nasofaríngea1 están asociadas a una menor incidencia de la colonización de la VAS por Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Moraxella catarrhalis2,3, tres microorganismos otopatógenos implicados en la otitis media aguda (OMA).
Tratamiento con antibióticos: mucho riesgo y poco beneficio
La exposición a los antibióticos repercute en la microbiota de la VAS al disminuir la abundancia de especies protectoras y aumentar la abundancia de bacterias gram-negativas (Burkholderia spp., Enterobacteriaceae, Comamonadaceae, Bradyrhizobiaceae)4,5, así como S. pneumoniae, H. influenzae y M. catarrhalis5. Como resultado de la adquisición de resistencia a los antimicrobianos, estas bacterias, que de otro modo no podrían competir con éxito en este nicho, tienen la oportunidad de multiplicarse durante el tratamiento hasta el punto de volverse patógenas6. Además, se considera poco probable que los antibióticos confieran algún beneficio en la mayoría de los casos de OMA pediátrica (la razón principal para recetar antibióticos a los niños7) y otras infecciones de la VAS (dolores de garganta o resfriados comunes)7,8, debido a la naturaleza a menudo no bacteriana de estas afecciones: del 60 % al 90 % de los niños con OMA se recuperan sin antibióticos9,10. Por último, los antibióticos provocan una disbiosis de la microbiota intestinal que puede traducirse en efectos secundarios como la diarrea asociada a los antibióticos3,11 (véase el apartado 4 sobre la microbiota intestinal).