¿Menos disbiosis intestinales en pacientes tratados con estatinas?
La flora intestinal de personas obesas tratadas con estatinas podría ser muy similar a la de sujetos no obesos. De hecho, las estatinas podrían modular la microbiota intestinal y evitar las disbiosis, aunque por el momento no se ha establecido una relación causal.
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Acerca de este artículo
Desde los inicios de la metagenómica, la investigación se ha empeñado en dilucidar los vínculos entre la microbiota intestinal y la obesidad. Desde 2012, (sidenote: Proyecto europeo que incluye a más de 2 000 participantes sanos o con enfermedades cardiometabólicas de distintos estadios (obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares), reclutados en París, Leipzig (Alemania) y Copenhague (Dinamarca). www.metacardis.net ) investiga el posible papel de la microbiota en el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas. Entre los estudios realizados cabe mencionar la caracterización de la microbiota de 888 sujetos, obesos o no. Dado que más del 42% de ellos declararon tomar al menos un medicamento, se evaluaron los efectos de los tratamientos más comunes, en particular las estatinas.
¿Un enterotipo marcador de la inflamación?
Se detectaron distintos vínculos entre los marcadores de obesidad y la microbiota intestinal en los 782 participantes que no tomaban estatinas: cuanto mayor era el índice de masa corporal (IMC), más blandas eran las heces y más intensa la inflamación; el IMC, el porcentaje de masa grasa y la concentración sérica de triglicéridos mostraron una correlación con las variaciones de la microbiota intestinal. Pero se observó sobre todo una asociación entre la prevalencia de un enterotipo denominado Bact2 (alta proporción de Bacteroides, baja proporción de Faecalibacterium), el IMC y la inflamación. Mientras que tan solo el 3,90% de los sujetos de peso normal o con sobrepeso eran portadores del enterotipo Bact2, este porcentaje alcanzó el 17,73% en sujetos obesos. Además, cuanto más abundantes eran los Bacteroides, más severa era la inflamación, incluso en sujetos delgados. Por cierto, los niveles de inflamación de los participantes portadores de Bact2 resultaron más elevados de lo que dejaba prever su grado de obesidad, lo cual sugiere que Bact2 es un enterotipo potencialmente disbiótico asociado con una inflamación de bajo grado.
Efecto de las estatinas sobre la microbiota
A la inversa, en los 106 participantes tratados con estatinas, la prevalencia de Bact2 no aumentó con valores del IMC más elevados: entre sujetos obesos, solo el 5,88% de los que tomaban estatinas presentaban el enterotipo Bact2 (frente al 17,7 % de los sujetos obesos no tratados con estatinas). Este resultado se confirmó en otras 2 cohortes e indica que las estatinas podrían limitar las alteraciones de la microbiota intestinal. Si bien el estudio no permite establecer un mecanismo de causa y efecto entre el medicamento y la menor prevalencia de Bact2, podrían estar implicados dos procesos, o la combinación de ambos:
• al afectar el crecimiento de ciertos microorganismos, las estatinas podrían oponerse a los efectos de las bacterias intestinales en las comorbilidades de la obesidad inflamatoria y metabólica;
• los efectos antiinflamatorios de las estatinas podrían atenuar las interacciones entre la microbiota y el huésped y permitir el desarrollo posterior de enterotipos sin relación con la inflamación.
Se iniciarán nuevos estudios para comprobar si las estatinas ejercen un efecto directo en la flora bacteriana o si se deben tener en consideración otros factores (por ejemplo, el estilo de vida más sano de las personas mejor informadas sobre el riesgo cardiovascular).