La microbiota intestinal como indicador temprano de la enfermedad de Alzheimer
La microbiota intestinal está alterada mucho antes de que aparezcan los primeros signos clínicos de la enfermedad de Alzheimer. Estas alteraciones podrían ayudar a identificar a los pacientes durante la fase preclínica de la enfermedad.
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Acerca de este artículo
Varios estudios anteriores demostraron que los pacientes con síntomas de la enfermedad de Alzheimer también presentan una disbiosis intestinal. ¿Pero qué sucede antes de la aparición de los primeros síntomas? Este fue precisamente el tema de una investigación de un equipo estadounidense de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, que analizó la microbiota de 164 personas de 68 a 94 años, sin trastornos cognitivos, 49 de las cuales presentaban (sidenote: Biomarcadores Proteínas patógenas (proteína β-amiloide (Aβ) y proteína tau) por tomografía por emisión de positrones (PET) o determinación de la concentración en el líquido cefalorraquídeo (LCR), marcadores de neurodegeneración (hipometabolismo temporoparietal, atrofia del hipocampo, etc.) identificados en el LCR y por resonancia magnética (RMN) ) . Los resultados no dejan lugar a ninguna duda: los perfiles taxonómicos de la microbiota intestinal de los 49 «pre-enfermos» son diferentes a los de los 115 controles.
55 millones Más de 55 millones de personas padecen demencia en el mundo.
60% y el 70% Entre el 60% y el 70% de los casos de demencia se deben a la enfermedad de Alzheimer.
(sidenote: OMS https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia )
Microbiota intestinal característica de la etapa preclínica
Esta disbiosis muestra una correlación con los marcadores de la fase preclínica de la enfermedad, en particular el depósito de placas β-amiloides en el cerebro. En cambio, no guarda relación alguna con los biomarcadores de neurodegeneración (hipometabolismo temporoparietal, atrofia del hipocampo, etc.). Así pues, la microbiota intestinal sufre alteraciones desde una etapa muy temprana y asintomática de la enfermedad.
Concretamente, se observan aumentos o disminuciones de la abundancia de determinadas bacterias: Dorea formicigenerans, que posee propiedades proinflamatorias, Oscillibacter sp. 57_2, que podría estar asociada a una menor integridad epitelial, Faecalibacterium prausnitzii, una bacteria antiinflamatoria y, en menor medida, Coprococcus catus, Anaerostipes hadrus, Methanosphaera stadtmanae y Ruminococcus lactaris. Algunas de estas bacterias intestinales podrían estar implicadas en la cadena causal, aunque se necesitan más estudios para confirmar esta relación causal y descartar una simple coincidencia.
10 años Transcurren al menos 10 años entre los primeros depósitos de placas β-amiloides en el cerebro y la aparición de los signos clínicos iniciales de la enfermedad de Alzheimer.
Simplificar y mejorar la identificación de los pacientes de alto riesgo
En todo caso, gracias a esta firma bacteriana, se podría mejorar la capacidad de predicción de la enfermedad. De hecho, los resultados de un estudio que se llevó a cabo en un subgrupo de 65 pacientes muestran que la adición de estos taxones bacterianos mejora la precisión de los modelos predictivos. Por supuesto, cuando el modelo inicial incluye la proteína β-amiloide (que constituye la firma preclínica fundamental de la enfermedad), solo se consigue una pequeña mejora (1,5% en la sensibilidad, 5,0% en la especificidad). Sin embargo, este último dato supone exámenes complejos. En cambio, cuando los modelos se basan exclusivamente en datos de fácil acceso (características demográficas, covariables clínicas y genética), la adición del perfil taxonómico, que solo necesita una muestra de heces, permite mejorar la sensibilidad en un 6,8% y la especificidad en un 27,1%. Esto debería facilitar la identificación preliminar de los pacientes de alto riesgo, a quienes se podría proponer exámenes más completos (punción lumbar y neuroimágenes). Por último, este estudio podría abrir el camino hacia intervenciones directas en la microbiota para limitar la progresión a la etapa clínica de la enfermedad de Alzheimer.