De la boca al colon: en pos de la ruta de la Fusobacterium
Un nuevo y sorprendente estudio revela que Fusobacterium nucleatum, una bacteria típicamente oral, migra al colon y predomina en los tumores de cáncer colorrectal. Los investigadores descubrieron que un subtipo diferenciado, Fna C2, no solo prospera en estos tumores, sino que estimula el desarrollo del cáncer.
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En un nuevo estudio, se ha identificado un subtipo específico de la bacteria (sidenote: Fusobacterium nucleatum Bacteria anaerobia gramnegativa que suele encontrarse en la cavidad bucal humana. Desempeña un papel en las enfermedades periodontales y se ha asociado a diversas infecciones y afecciones inflamatorias. Fusobacterium nucleatum destaca por su capacidad para adherirse a los tejidos del huésped e invadirlos, lo que facilita las interacciones con otros microorganismos y células del huésped. ) (Fn) que predomina en el nicho tumoral del (sidenote: Cáncer colorrectal Tipo de cáncer que empieza en el colon (intestino grueso) o en el recto. Suele comenzar como pequeños grupos de células benignos, denominados pólipos, que se forman en la mucosa del colon o del recto. Con el tiempo, algunos de estos pólipos pueden volverse cancerosos. ) (CCR), lo que revela datos significativos sobre el papel de la bacteria en la progresión del cáncer. 1 En este innovador estudio, dirigido por investigadores del Fred Hutchinson Cancer Center, se revelan distinciones genéticas y funcionales de las cepas de Fn asociadas al CCR, por lo que surgen posibles objetivos para intervenciones terapéuticas.
Identificar al culpable
El equipo de investigación recogió y secuenció genomas de 135 cepas de Fn, a saber, 80 de cavidades bucales sanas y 55 de tumores de CCR. Mediante técnicas genómicas avanzadas, realizaron un análisis pangenómico en el que se identificaron 483 factores genéticos enriquecidos en cepas asociadas al CCR. Los hallazgos revelaron que la subespecie animalis de Fn (Fna), antes considerada una única subespecie, se compone en realidad de dos subtipos distintos: Fna C1 y Fna C2. De estos, se halló que solo Fna C2 predominaba en el nicho tumoral del CCR, lo que apunta a un papel exclusivo en el desarrollo del cáncer.
Se detectó Fusobacterium nucleatum en el 29,2 % de las muestras de heces de pacientes con CCR y en el 4,8 % de las muestras de heces de personas sanas.
Conocimientos genéticos y funcionales
Otros análisis demostraron que Fna C2 posee 195 factores genéticos asociados a un mayor potencial metabólico y a una mayor colonización gastrointestinal, lo que distingue este subtipo del Fna C1. Este repertorio genético específico del subtipo incluye genes que mejoran la capacidad de la bacteria para invadir los tejidos del huésped y evadir las respuestas inmunitarias. En el estudio también se demostró que los ratones tratados con Fna C2 desarrollaron un número significativamente mayor de adenomas intestinales en comparación con los tratados con Fna C1 o con los grupos de referencia. Esto indica que Fna C2 no solo coloniza los tumores de CCR, sino que también estimula activamente el crecimiento tumoral.
Implicaciones para el tratamiento
Estos hallazgos tienen profundas implicaciones para comprender el papel del microbioma en el CCR y desarrollar tratamientos dirigidos. En el estudio se destaca el potencial de centrarse en Fna C2 para las intervenciones terapéuticas. Por ejemplo, identificar y atacar las vías metabólicas específicas y los factores de virulencia exclusivos de Fna C2 podría conducir a nuevas estrategias para prevenir o tratar el CCR. Además, en la investigación se subraya la importancia de tener en cuenta los subtipos bacterianos en lugar de las especies por sí solas en los estudios del microbioma, ya que pueden existir diferencias significativas dentro de las subespecies.
El descubrimiento del subtipo Fna C2 diferenciado y su asociación con el CCR supone un avance significativo en la investigación del microbioma y la biología del cáncer. Al delinear los factores genéticos que permiten a Fna C2 prosperar en el entorno del CCR, este estudio abre nuevas vías para terapias dirigidas y mejores resultados para los pacientes.
A medida que se hace más evidente el papel del microbioma en el cáncer, centrarse en subtipos bacterianos específicos puede resultar crucial para desarrollar tratamientos eficaces. Esta investigación sienta las bases para seguir explorando la intrincada relación entre nuestra microbiota y el cáncer, lo que podría transformar nuestro enfoque con respecto al tratamiento oncológico.