Almendra: efectos limitados sobre la microbiota intestinal
Contra lo esperado, el consumo de almendras parece carecer de efecto sobre la microbiota intestinal y el tránsito. Solo se observa un beneficio, la elevación del butirato, que salva la inversión de los financiadores del estudio.
Espacio para el público general
Encuentra aquí tu espacio dedicadoen_sources_title
en_sources_text_start en_sources_text_end
Acerca de este artículo
El grial de los estudios se ofrece una vez más a los productores de almendras de California: un ensayo controlado aleatorizado (ECA). El objetivo es evaluar el impacto de las almendras y de su transformación (molidas o no) sobre las bifidobacterias intestinales y, secundariamente, sobre la composición del conjunto de la microbiota intestinal y el tiempo de tránsito. En este ensayo de tres brazos, participaron 87 adultos sanos, aficionados a los tentempiés (patatas chips, chocolate…) y poco inclinados a las fibras (fruta, verdura…); durante 4 semanas, sustituyeron sus dos tentempiés habituales, o bien por almendras enteras (2 × 23 g/d), o bien por almendras molidas (2 × 23 g/d), o bien por dos magdalenas isocalóricas (control).
26 g de almendras = 20 almendras aproximadamente (1 puñado)
Almendra: ¿el final de un mito nutricional?
¿Balance del estudio? Contrariamente a la hipótesis principal, las bifidobacterias no eran más abundantes, al contrario, en las heces de los grupos que tomaron almendras enteras (8,7 %) o molidas (7,8 %) en comparación con los controles (13,0 %). Sin embargo, la ligera diferencia no resiste a un ajuste de la prueba. Las almendras también carecen de efecto sobre la microbiota intestinal, el tiempo de tránsito (que los investigadores pensaban que aceleraba), la consistencia de las heces o los síntomas intestinales. Las almendras molidas presentaban tamaños de partículas más finas que las almendras después de masticación; sin embargo, el efecto del triturado sobre la liberación de los lípidos y, por lo tanto, su accesibilidad para el organismo es menos importante de lo previsto, hasta el punto de que los investigadores llegan a la conclusión de que el triturado comercial de las almendras no da lugar a una diferencia clínicamente significativa en términos de bioaccesibilidad de los nutrientes.
La única diferencia significativa observada fue que el consumo de almendras (enteras o molidas) produjo un aumento de la producción de butirato por las bacterias intestinales (24,1 μmol/g frente a 18,2 μmol/g en los controles), un ácido graso de cadena corta con beneficios reconocidos para la salud, lo cual, según los autores, sugería una modificación de las funciones de la microbiota intestinal.
Ausencia de efecto prebiótico
Sin duda, se trata de una decepción para los productores estadounidenses, pero, según este ECA, el consumo de almendras no ejerce ningún efecto prebiótico sobre las bifidobacterias fecales ni produce cambios importantes en la microbiota o el tránsito. ¿El fuerte predominio femenino (86,2 %) y la juventud (27,5 ± 6,2 años) de los voluntarios podría haber sesgado los resultados? Quizá. Se esperan otros estudios dirigidos a una población más uniforme para confirmar estos resultados