Dime cómo es la microbiota intestinal de tu bebé y te diré cómo duerme
¿Existe una relación entre el sueño de nuestros angelitos y la microbiota que vive en su aparato digestivo? ¿Puede influir sobre su desarrollo conductual? Un equipo suizo acaba de responder a esta doble pregunta.
- Descubrir las microbiotas
- Microbiota y trastornos asociados
- Actuar en nuestras microbiotas
- Publicaciones
- Acerca del Instituto
Área para profesionales sanitarios
Encuentra aquí tu espacio dedicadoen_sources_title
en_sources_text_start en_sources_text_end
Acerca de este artículo
Duérmete niño, estrellita dónde estás, a dormir… Cada noche, los padres pasan revista a su repertorio de canciones de cuna para que su hijo caiga en los brazos de Morfeo. En vano. En lugar de dormirse, su adorable chiquitín aplaude, patalea y sus ojos abiertos de par en par sentencian su talento como cantante. ¡Para colmo de la ironía, incluso parece pedirle «otra»! Pero ¿cuándo por fin va a dormir su bebé toda la noche? Gran noticia: quizás existan soluciones para que el bebé duerma como un lirón desde que cae la noche hasta la mañana. Y estas soluciones pasan por la microbiota intestinal, esos microorganismos que viven en el aparato digestivo y cuya composición evoluciona durante los primeros años de vida.
El sueño, una cuestión de bacterias desde los 3 meses
Un estudio realizado en más de 160 lactantes acaba de demostrar que la microbiota intestinal del lactante guarda relación con sus hábitos de sueño. Los lactantes que duermen más durante el día albergan una microbiota intestinal menos diversificada en términos de bacterias que los bebés que empiezan a reservar el sueño para los periodos nocturnos. Además, la calidad del sueño nocturno de estos angelitos parece depender del tipo de bacterias presentes en su intestino y de la madurez de su microbiota intestinal. Con un efecto evidente a partir de los tres meses de edad. Se trata de un auténtico descubrimiento, porque, hasta ahora, estas relaciones solo se conocían en los adultos.
Highlight
La calidad del sueño nocturno de los lactantes parece depender del tipo de bacterias presentes en su intestino y de la madurez de su microbiota intestinal.
Influencia sobre el comportamiento futuro
Por otra parte, la actividad cerebral durante el sueño a los 6 meses varía según las bacterias del intestino y podría predecir la diversidad de la microbiota intestinal al año. En suma, sueño y microbiota parecen estrechamente conectados y evolucionan juntos a lo largo de los meses. ¿Debe esto aumentar un poco más el estrés de los padres de niños con un sueño agitado? Al contrario, nos tranquilizan los autores de este estudio: «El sueño y la microbiota intestinal pueden modificarse con facilidad. El sueño puede corregirse gracias a estrategias educativas y conductuales iniciadas por los padres. En cuanto a la composición microbiana intestinal, esta puede modificarse mediante la alimentación o la toma de prebióticos y probióticos añadidos a los preparados para lactantes».
Son pistas que todavía deben ser validadas mediante ensayos clínicos. Así que, en espera de alimentos milagrosos o de probióticos que puedan, en el futuro, salvar las noches —y la voz— de los jóvenes padres, es urgente mimar la microbiota intestinal de los bebés y conseguir que los antibióticos, que la alteran considerablemente, se administren de manera todavía menos automática...