Para evitar el famoso efecto de rebote después de una dieta, con frecuencia es necesario controlar de manera drástica la alimentación. ¿Y si existiera otra solución? Por ejemplo, trasplantarse la propia microbiota intestinal, adquirida al final de la dieta. La idea puede parecer un poco repulsiva porque supone ingerir la microbiota procedente de la materia fecal en forma de cápsulas. Sin embargo, podría ser una opción prometedora.
Un “programa de adelgazamiento” de dos etapas
Empecemos por el principio. Un grupo de pacientes obesos se sometieron a un programa de actividad física y siguieron una de estas tres dietas: recomendaciones clásicas, dieta mediterránea con algunas nueces (ricas en polifenoles) o dieta mediterránea «verde» (menos carne, más pescado y muchos alimentos vegetales muy ricos en polifenoles, como la lenteja de agua Mankai y el té verde). A los 6 meses, 90 participantes habían perdido 8,3 kilos en promedio. Después, los investigadores recogieron sus heces para confeccionar cápsulas a partir de la microbiota fecal. Durante los 8 meses siguientes, 46 de los pacientes tomaron regularmente un placebo, mientras que los otros 44 ingerían cápsulas que contenían su propia microbiota fecal.
Un efecto de rebote controlado
¿Los resultados? Los pacientes que habían seguido una dieta mediterránea «verde» y después habían tomado cápsulas con su microbiota solo recuperaron 1,6 kg en los 8 meses siguientes a la dieta; los que habían seguido la misma dieta, pero habían recibido un placebo, recuperaron 3,6 kg. Los primeros también habían conservado su circunferencia de cintura y su concentración de insulina (hormona que controla la concentración de azúcar en la sangre). El efecto no se observó con las otras dos dietas.
Efecto de la dieta mediterránea verde sobre la microbiota
Al final, la dieta mediterránea verde fue la que modificó más la microbiota intestinal y las funciones del organismo. Esta dieta, seguida de la ingesta regular de la microbiota adquirida al final de la misma, podría modificar profundamente la microbiota intestinal y eliminar el efecto de rebote, quizá a través de bacterias específicas y modificaciones en el transporte del azúcar.
Por supuesto, aún son estudios experimentales. ¡No intentes hacerlo en casa!