Cuanto más prolongada la actividad física, mejor para la microbiota
No sirve de nada hacer ejercicio físico intenso para tener una microbiota sana. Lo que cuenta es moverse al menos 2 horas y media a la semana… ¡y evitar los michelines! Es lo que acaba de demostrar un nuevo estudio.1
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Acerca de este artículo
Ya se sabía que los grandes deportistas tienen una microbiota diferente de los sedentarios y que la actividad física intensa modifica considerablemente la microbiota intestinal.
Pero ¿cuál es el efecto sobre la salud de una actividad física moderada? ¿Y este efecto es el mismo tanto en las personas delgadas como en las que tienen sobrepeso?
Varios cientos de voluntarios reclutados
Para responder a estas preguntas, un equipo de investigadores canadienses y de institutos europeos reclutaron a 350 hombres y mujeres de 38 a 65 años, que distribuyeron en dos grupos: el primero formado por voluntarios de peso normal ( (sidenote: Indice de Masa Corporal (IMC) El Indice de Masa Corporal (IMC) evalúa la constitución de una persona al estimar la masa grasa corporal calculada por una relación entre el peso (kg) y la altura (m). https://www.nhlbi.nih.gov/health/educational/lose_wt/BMI/bmicalc.htm https://www.euro.who.int/en/health-topics/disease-prevention/nutrition/a-healthy-lifestyle/body-mass-index-bmi ) entre 18,5 y 25) y el segundo solo por personas con sobrepeso (IMC entre 25 y 30, por lo tanto, no obesos).
Los científicos les preguntaron qué tipo de actividad física practicaban habitualmente: más bien ligera (caminar, fregar los platos o cocinar…), moderada (marcha rápida, mantenimiento del jardín, ciclismo, bádminton…) o intensa (trabajos pesados, carrera, culturismo, baloncesto, fútbol…).
También anotaron el número de horas que cada participante dedicaba a estas actividades (menos de 2 horas y media, entre 2 horas y media y 8 horas, o más de 8 horas).
Por último, los investigadores recogieron las heces de todos los participantes para analizar su microbiota intestinal.
Actividad física: ¿cuáles son las recomendaciones de la OMS?
Ya no hace falta demostrarlo: la actividad física es imprescindible tanto para la salud física como mental, y el sedentarismo es una causa importante de enfermedad crónica y obesidad.
Según la Organización Mundial de la Salud, la actividad física se define como «cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que requiere un consumo de energía», tanto si este movimiento se efectúa en el marco del trabajo como del ocio o de un viaje.
Pero ¿cuánto tiempo debe dedicarle un adulto para obtener beneficios? Según la OMS, al menos 2 horas y media a 5 horas a la semana para una actividad «de intensidad moderada» o 1 hora y cuarto a 2 horas y media para una actividad «de intensidad elevada». Es posible combinar los dos tipos de actividad.Otra recomendación: limitar el tiempo pasado inmóvil o, si es imposible, ir más allá de las recomendaciones… ¡para compensar los efectos negativos del sedentarismo! 2
Beneficios para la salud en todos los participantes, pero más completos en las personas delgadas
Los resultados demuestran primero que la mejora de la diversidad y riqueza de la microbiota depende más del número de horas dedicadas a la actividad física que de su intensidad. Tanto si se tienen unos kilos que perder como si no, basta con practicar al menos 2 horas y media de actividad física a la semana para obtener un beneficio intestinal.
Es una buena noticia para las personas con sobrepeso, porque la diversidad y la riqueza se asocian a un menor riesgo de enfermedades crónicas (diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares…), así como a una mejor resiliencia de la microbiota.
Por el contrario, solo en los voluntarios de peso normal (IMC < 25) se observaron cambios en la composición bacteriana. De hecho, en estos sujetos, cuanto mayor era el tiempo dedicado a la actividad física, más rica era la microbiota en:
- Actinobacteria, un grupo de bacterias conocidas por sus múltiples beneficios para la salud cardiometabólica tales como la disminución del colesterol, la producción de acetato — (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) –, la digestión de hidratos de carbono complejos como el almidón resistente, etc.;
- Collinsella, bacterias del grupo Actinobacteria que protegen de la permeabilidad intestinal y producen butirato, otro AGCC con propiedades antiinflamatorias.
El efecto depende también del sexo biológico
Otra observación: no solo en las personas delgadas, sino también en las mujeres con sobrepeso, cuanto mayor era la fuerza de prensión (fuerza en la mano), más Faecalibacterium prausnitzii, contenía su microbiota, una bacteria conocida por sus propiedades antiinflamatorias y su efecto contra la (sidenote: Disbiosis La disbiosis no es un fenómeno homogéneo ya que varía en función del estado de salud de cada individuo. Se define generalmente como una alteración de la composición y funcionamiento de la microbiota, provocada por un conjunto de factores ambientales y relacionados con el individuo, que alteran el ecosistema microbiano. Levy M, Kolodziejczyk AA, Thaiss CA, et al. Dysbiosis and the immune system. Nat Rev Immunol. 2017;17(4):219-232. ) .
Por lo tanto, el IMC y el sexo biológico desempeñan un papel en los efectos de la actividad física sobre la microbiota. ¡Un nuevo e importante paso adelante en la comprensión del funcionamiento del eje músculo-intestino!