Cuando correr devuelve la sonrisa a los adolescentes deprimidos… y a su microbiota intestinal
Un estudio realizado con adolescentes que presentaban trastornos depresivos tiende a demostrar que correr produce una mejoría de sus síntomas y modificaciones significativas de la microbiota intestinal, lo cual sugiere efectos beneficiosos para la salud.
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Acerca de este artículo
Incitar al adolescente que presenta episodios depresivos a correr regularmente podría evitarle el desarrollo, un día, de una verdadera depresión. ¿Y si este efecto protector estuviera relacionado con las modificaciones de la microbiota intestinal producidas por la actividad física? Es lo que sugiere un nuevo estudio.
Mover el cuerpo para luchar contra la depresión
Para llegar a este resultado, los científicos incluyeron en el estudio a 25 adolescentes de 12 a 14 años que padecían una depresión «subliminal» (subthreshold depression en inglés), es decir «por debajo del umbral» del trastorno depresivo mayor. Este tipo de depresión se traduce por la presencia, durante 2 semanas o más, de al menos 2 síntomas significativos de la depresión descrita en el manual de los trastornos mentales :
- un humor depresivo,
- fatiga,
- pérdida o aumento de peso,
- agitación o lentitud psicomotriz,
- sentimiento de culpa,
- etc.
Se asocia a un riesgo del 40 % de desarrollar un día un trastorno depresivo mayor (TDM).
Los colegiales del estudio se distribuyeron al azar en dos grupos: un primer grupo al que se invitó a correr 4 días a la semana durante media hora a intensidad moderada, y un segundo grupo que practicaba cada 15 días sesiones de juego, canto y lectura. Antes y después de los 3 meses de experimentación, se recogieron las heces del conjunto de los participantes y se analizaron para estudiar la composición de la microbiota intestinal.
La microbiota intestinal
Moverse, correr y modificar (positivamente) la microbiota intestinal
Los resultados indican que la mejora de los síntomas depresivos es significativa en el grupo que corría e inexistente en el grupo del juego y la lectura. Por otra parte, correr produjo modificaciones claras de la microbiota intestinal de los adolescentes.
Los que habían corrido tenían más Coprococcus y Blautia, dos géneros bacterianos que producen butirato, un
(sidenote:
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.
)
corta (AGCC) conocido por sus efectos beneficiosos para la salud (papel protector antiinflamatorio en el intestino, por ejemplo).
También tenían más Dorea y Tyzzerella, géneros bacterianos cuya relación con la depresión todavía no se ha establecido por completo.
Intestino-cerebro: ¡todo está relacionado!
Los resultados de este pequeño estudio, el primero de este tipo efectuado en adolescentes, todavía deben confirmarse. Sin embargo, aportan una excelente noticia: incitar al adolescente a moverse no solamente es 100 % gratuito, sino que además es beneficioso para su microbiota intestinal y su bienestar mental.