Alimentación y salud: una historia de desequilibrio microbiano
Las dietas milagrosas no existen, y esto se aplica también a las bacterias de nuestra flora intestinal. La diversidad abundante de nuestras microbiotas, moldeadas por nuestros comportamientos alimentarios, explicaría por qué algunas personas responden mejor que otras a una dieta mejorada.
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Acerca de este artículo
Enséñame tus menús diarios y te diré cómo es tu microbiota: nuestra alimentación influye enormemente en nuestra flora intestinal y los investigadores han podido elaborar perfiles de las microbiotas intestinales. ¿Le gusta lo dulce? Existen grandes posibilidades de que en su flora predomine Prevotella, la cual mejoraría el control de la glucemia. ¿Le gustan las proteínas animales y las grasas saturadas? Usted será más bien del tipo Bacteroides, y estará expuesto a un mayor riesgo de cáncer de colon. ¿Prefiere el arroz integral al arroz blanco? Probablemente usted alberga menos enterobacterias proinflamatorias. Entonces, ¿la receta de la felicidad metabólica sería controlar nuestra flora intestinal a través de la comida?
Dietas imprevisibles
Desafortunadamente no, porque no somos iguales ante los efectos positivos de una dieta equilibrada. La culpa es de nuestras microbiotas intestinales, ya que no hay dos microbiotas idénticas, ni siquiera entre gemelos. De ahí la imposibilidad de predecir con precisión los efectos de una intervención dietética en nuestras bacterias intestinales. Así, una flora con abundancia natural de Lactobacillus absorberá más probióticos tras quince días de consumo de leche fermentada, al igual que una microbiota más rica en Prevotella antes de una “dieta” de tres días a base de pan de cebada (rico en fibra) contribuye a un mejor control de la glucemia en comparación con las microbiotas con menor abundancia de esta especie bacteriana. Teniendo en cuenta estas variaciones individuales, una dieta pobre en FODMAP8 podría tener mayor o menor éxito para eliminar flatulencias y dolores abdominales, en función de la composición inicial de la flora intestinal.
Unas floras son más resilientes que otras
Comer más fibra será mucho más beneficioso para nuestro nivel de bifidobacterias si ya la consumíamos antes de manera regular. Por último, algunas microbiotas pueden mostrarse más resistentes al cambio de alimentación y esta resiliencia puede resultar contraproducente en el marco de una regulación nutricional. La utilización de algoritmos capaces de integrar todos estos datos entremezclados es una de las vías estudiadas para controlar la remodelación de nuestra flora por medio de la alimentación. Por el momento, y hasta que los investigadores logren integrar simultáneamente todos estos parámetros a nivel de cada persona (hábitos alimentarios, composición y resiliencia de la flora intestinal), la modulación personalizada de la microbiota sigue constituyendo un reto.
8 Oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides et polyols fermentescibles : des sucres non-digérés mais fermentés par nos bactéries intestinales