Los probióticos al servicio del síndrome del “hígado graso”
Para aliviar la carga mundial de las enfermedades metabólicas, una buena parte del planeta debería volver a adoptar una dieta más saludable: una tarea necesaria pero difícil. Al mismo tiempo, se están estudiando posibles intervenciones en la dinámica bacteriana intestinal: ¿serán los probióticos y los trasplantes de microbiota fecal las nuevas grandes terapias metabólicas del mañana?
- Descubrir las microbiotas
- Microbiota y trastornos asociados
- Actuar en nuestras microbiotas
- Publicaciones
- Acerca del Instituto
Área para profesionales sanitarios
Encuentra aquí tu espacio dedicadoen_sources_title
en_sources_text_start en_sources_text_end
Capítulos
Acerca de este artículo
Lejos de ser una especialidad francesa, el síndrome del “hígado graso” (“foie gras” en francés) dispara el número de hepatitis en todo el mundo. La investigación presta cada vez más atención a los probióticos para frenar estas nuevas epidemias. Y la apuesta parece funcionar.
Las hepatitis virales, alcohólicas y, en la actualidad, cada vez más las hepatitis grasas, se multiplican bajo la influencia de la obesidad y de la diabetes de tipo 2, porque el exceso de grasa se acumula en los tejidos del hígado causando, en primer lugar, una esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD10, por sus siglas en inglés) que puede agravarse en esteatohepatitis no alcohólica (la famosa NASH11), la cual a su vez anuncia la aparición la cirrosis —punto de no retorno para el hígado—. Ahora bien, al igual que para la obesidad y la diabetes de tipo 2, el papel de la microbiota intestinal está en primera línea. De ahí la esperanza de contrarrestar esta sobredosis de grasa gracias a los probióticos: una pista que siguen los investigadores desde hace una década.
Del animal al ser humano
Los primeros estudios en modelos animales han demostrado los beneficios de la utilización de probióticos y de prebióticos, o incluso de simbióticos (la asociación de ambos). A modo de ejemplo, la adición de fructooligosacáridos a los probióticos ha permitido conseguir en ciertos pacientes una disminución de la inflamación y de las partículas grasas en el hígado, una pérdida de peso y de masa grasa, así como una mejora de la sensibilidad a la insulina. Estos buenos resultados fueron confirmados por el descenso de la grasa contenida en el hígado de pacientes de Hong Kong tratados durante seis meses mediante una combinación de lactobacilos y de bifidobacterias. En pacientes iraníes se observó una disminución de la rigidez del hígado —señal de una agresión reducida— después de veintiocho semanas de tratamiento con simbióticos.
Un ensayo convincente realizado según las normas
Gracias a un ensayo clínico realizado en varias decenas de pacientes ucranianos con esteatosis hepática no alcohólica, se ha dado un paso más en el establecimiento de los probióticos como una valiosa opción terapéutica. La administración diaria durante ocho semanas de un probiótico que contenía catorce cepas vivas redujo significativamente las grasas hepáticas, alLos probióticos al servicio del síndrome del “hígado graso” 9 gunos marcadores inflamatorios y las enzimas que indican una enfermedad hepática. Falta confirmar estos efectos de un número mayor de pacientes y a más largo plazo. Aun así los probióticos son las sustancias más prometedoras en la lucha contras estas sobredosis de grasas que tanto afectan a nuestros hígados
10 Non-Alcoholic Fatty Liver Disease
11 Non-Alcoholic Steato-Hepatitis