La microbiota intestinal, responsable de la variabilidad de la respuesta a las estatinas
Actualmente, del 25% al 30% de los mayores de 40-50 años toman estatinas, tanto en Europa como en Estados Unidos. Sin embargo, la variabilidad de la respuesta al tratamiento entre los pacientes sigue siendo un reto para los médicos. ¿Y si dicha respuesta pudiera predecirse y manejarse en función de las características de la microbiota intestinal de los pacientes?
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Acerca de este artículo
Las estatinas reducen el riesgo cardiovascular ateromatoso al inhibir la actividad de la enzima hidroximetilglutaril (HMG)-CoA-reductasa, implicada en la síntesis hepática de LDL (lipoproteínas de baja densidad). Por desgracia, su eficacia para reducir la concentración de LDL varía considerablemente entre los pacientes y pueden producirse efectos indeseables, en especial resistencia a la insulina, que aumenta el riesgo de diabetes de tipo 2. A menudo, el médico determina a tientas la «dosis máxima tolerada» adaptada a cada paciente según las recomendaciones.1 Pruebas y fracasos hacen perder el tiempo y pueden afectar al cumplimiento del tratamiento.
Un marcador sanguíneo para medir la respuesta a las estatinas
Estudios recientes demostraron no solo la relación entre la microbiota intestinal y el riesgo cardiovascular ateromatoso, sino también entre la microbiota y el uso de estatinas. En esta ocasión, un equipo de investigadores estadounidenses2 se centró en el papel de la microbiota intestinal en la respuesta a las estatinas partiendo de la hipótesis de que, al metabolizar las estatinas, las bacterias podrían modular la biodisponibilidad y la actividad de estas moléculas e incluso contribuir a sus efectos secundarios. En una cohorte estadounidense de 1848 adultos, de los cuales 244 tomaban estatinas, los científicos validaron primero un marcador de esta respuesta, la concentración plasmática del sustrato de la HMG-CoA-reductasa (HMG). La concentración de HMG fue más elevada en los sujetos tratados que en los sujetos no tratados y mostró una correlación negativa con la concentración sanguínea de LDL únicamente en los sujetos tratados, reflejando a la vez la intensidad del tratamiento con estatinas y la presencia de variantes genéticas en los pacientes que influían en la respuesta al tratamiento.
El perfil de la microbiota influye en la eficacia y el riesgo metabólico del tratamiento
Los investigadores estudiaron después la asociación entre la eficacia de las estatinas medida por la concentración de HMG, su efecto sobre el control de la glucosa medido por el índice HOMA-IR (Homeostatic Model Assessment for Insulin Resistance) y la composición de la microbiota intestinal analizada por secuenciación del ARN de 16S. Descubrieron que una microbiota más rica en Bacteroides y menos diversificada se asociaba a una mayor respuesta a las estatinas, tanto en términos de eficacia como de efecto negativo sobre el control de la glucosa. Sin embargo, una microbiota más rica en Ruminococcaceae parecía proteger contra este riesgo metabólico. Estos resultados se confirmaron en una cohorte europea de 991 sujetos, cuya microbiota intestinal se había secuenciado con un método diferente.
¿Hacia tratamientos de precisión con estatinas?
Estos trabajos no solo explican la variabilidad de la respuesta a las estatinas, sino que abren también la perspectiva de herramientas clínicas para manejarla. En efecto, la concentración plasmática de HMG podría representar una fuente de información complementaria a la concentración de LDL para evaluar la eficacia del tratamiento. Tener en cuenta el perfil de la microbiota intestinal de los pacientes también podría ayudar a predecir la respuesta a las estatinas, mejorarla con probióticos si es necesario y, en última instancia, proponer a los pacientes una estrategia terapéutica más personalizada para las enfermedades cardiovasculares.