La microbiota, escudo contra el rotavirus
Una bacteria filamentosa segmentada que reside en la microbiota de ciertos ratones les confiere resistencia a las infecciones por rotavirus. Una renovación más intensa del epitelio intestinal podría explicar este efecto protector.
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Acerca de este artículo
Cuando un virus penetra en el tubo digestivo y se dispone a infectar a las células intestinales, no está solo: los miles de millones de bacterias de la microbiota también están ahí y pueden modular su potencial infeccioso. Esta es la conclusión a la que llegó un equipo de científicos después de un descubrimiento fortuito realizado mientras trabajaba con ratones Rag1-KO, un modelo de ratón inmunodeficiente con una infección crónica por rotavirus (RV).
La microbiota, escudo contra el rotavirus
De manera no intencionada, estos investigadores vieron aparecer entre sus animales un linaje de ratones resistentes al RV, al que denominaron GSU1 . Esto les condujo a intentar comprender el origen de este fenotipo resistente. Cuando alimentaron a los ratones Rag1-KO con las heces de ratones GSU, se volvieron resistentes al RV, lo cual demuestra el papel de la microbiota de los ratones GSU.
Implicación de una bacteria filamentosa segmentada
Una sucesión de tratamientos discriminantes (calor, filtraciones, exposición a diversos agentes antimicrobianos) completada con un análisis del microbioma de los ratones GSU mostró la presencia específica de la especie Candidatus arthromitus, que forma parte de las bacterias filamentosas segmentadas2 (BFS), presencia confirmada por microscopia electrónica del íleon. In vitro, la cepa de BFS presentaba la misma capacidad que las heces de ratones GSU para reducir la infección de las células epiteliales por el RV. In vivo, aislada de la microbiota, confería por sí sola una protección frente al RV a ratones axénicos inmunodeprimidos y permitía reducir la incidencia de diarrea en ratones recién nacidos no inmunodeficientes, demostrando así su efecto protector propio.
Un mecanismo inédito no inmunitario
Contrariamente a la hipótesis inicial de los investigadores, no estaba implicado ninguno de los mecanismos inmunitarios conocidos que intervienen en la resistencia al RV (ni la interleucina IL-22, ni el interferón λ, ni la IL-17). Podrían coexistir distintas vías no inmunitarias: las BFS degradarían un compuesto de la superficie del RV, impidiéndole interactuar con el epitelio. Sin embargo, el principal mecanismo en juego se situaría del lado del huésped: la renovación de las células epiteliales de las vellosidades podría acelerarse bajo el control de las BFS y permitir la expulsión rápida de las células potencialmente infectadas por el RV. De esta manera, la microbiota podría convertirse en un valioso vivero para desarrollar nuevas estrategias de lucha contra las infecciones virales.
1. GSU de Georgia State University, lugar de nacimiento de los ratones.
2. Bacterias de la familia Clostridiales que colonizan el intestino de numerosas especies.