Enfermedad de crohn: una disbiosis intestinal precede a los brotes
Los brotes inflamatorios de la enfermedad de Crohn van precedidos de un desequilibrio de la microbiota. Por lo tanto, aunque los pacientes no presenten ningún síntoma precursor, ciertos taxones bacterianos se verán reducidos en beneficio de otros. ¿Puede ser útil esta observación para predecir futuros brotes?
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Acerca de este artículo
Imprevisible y crónica, la enfermedad de Crohn tiene una evolución muy variable de un paciente a otro. Aunque las causas de esta afección inflamatoria son poco conocidas, la microbiota intestinal de los enfermos parece menos equilibrada que la de sujetos sanos. Pero ¿será la disbiosis la causa de la enfermedad o una simple adaptación de la microbiota al proceso inflamatorio?
Estudio observacional de 2 años
Para entenderlo mejor, un equipo de investigadores israelíes y estadounidenses realizó durante dos años un seguimiento de la microbiota de 45 pacientes con la enfermedad en fase de remisión. A lo largo de este estudio prospectivo observacional se analizó la microbiota intestinal, se determinaron las concentraciones de proteína C reactiva (cada 3 meses) y de calprotectina fecal, y se realizaron endoscopias (cada 6 meses). Los resultados se compararon con los de 17 pacientes con la enfermedad en fase inflamatoria y con los de 22 controles, con el objetivo de determinar si ocurrían cambios en la microbiota intestinal justo antes de la fase activa de la enfermedad. Para optimizar el análisis, los investigadores emplearon la tecnología de machine learning que permite automatizar el desarrollo de modelos analíticos basados en los datos recopilados y no en una programación previa.
Inestabilidad de la microbiota y brotes de la enfermedad
Los resultados confirman que los pacientes con la enfermedad de Crohn suelen tener una microbiota menos rica y más desequilibrada (índice de disbiosis más elevado) que los pacientes sanos. Recalcan también que en los 27 pacientes (de un total de 45) que sufrieron un brote inflamatorio durante los dos años siguientes, éste fue precedido por una reducción considerable de la abundancia de ciertas bacterias (familia Christensenellaceae y S24.7) y de un aumento de otras (Gemellaceae) con respecto a aquellos pacientes con la enfermedad en fase de remisión. Además, aquellos pacientes cuya microbiota intestinal resulta más inestable en la fase de reposo de la enfermedad, presentan un riesgo 11 veces mayor de sufrir un nuevo brote. De esta forma, un aumento de la abundancia relativa de los tres taxones citados anteriormente y una inestabilidad general del conjunto de la microbiota intestinal, parecen preceder a los brotes, lo que indica que la flora digestiva podría desempeñar un papel en la patogénesis de los mismos. A pesar de los sesgos de la metodología de machine learning (exceso de variabilidad individual con respecto a los factores clínicos), estos resultados abren el camino hacia el desarrollo de una atención personalizada capaz de predecir e incluso prevenir futuros brotes de esta enfermedad.